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el periodico de saltillo
Agosto 2014, ed. #306


Reveladora jornada electoral en Coahuila

David Guillén Patiño.

A un mes de haber tenido lugar el proceso electoral para renovar al Congreso del Estado de Coahuila, me sigue asombrando esto que muchos volvieron a llamar “fiesta cívica”, pero que no ha sido sino una monumental farsa, en la que vivimos más de lo mismo.

Todavía hay quienes no han caído en la cuenta de que no fue el partido de siempre el que se llevó “carro completo”, como engañosamente se asegura, sino que, por enésima ocasión, el “Partido Abstencionista”, si así se le puede llamar, fue el verdadero triunfador de esas elecciones, lo cual “ya se esperaba”, afirman los cínicos.

En vista de todo ello, ya va siendo hora de que dejemos de satanizar al abstencionismo, más bien deberíamos respetar a la poderosa fuerza ciudadana que este fenómeno representa, simplemente porque, además de que el hecho de no votar es, sin duda, un derecho, tal decisión también entraña un grave mensaje para la clase política.

Todo es cosa de saber interpretar la voluntad popular expresada en las urnas, acerca de lo cual me pregunto si el sector público, incluso las autoridades electorales, en verdad no comprenden que la sociedad ya está harta de la simulación en que suelen convertirse las elecciones, sean presidenciales, de alcaldes, o bien, de legisladores, como en este caso.

El titular de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, Eliseo Mendoza Berrueto, es uno de los que no terminan de incurrir en barbaridades. Ahora se muestra satisfecho por los resultados que arrojaron los recientes comicios estatales, de los que se refirió a cierto repunte en participación ciudadana, aunque sólo 40% de los votantes hayan sufragado.

Es que, debido a que ahora no fueron electos en un solo proceso presidente, diputados y alcaldes, la ciudadanía no fue bombardeada con propaganda partidista, de ahí su poca respuesta, explica el viejo político, a quien no obstante le parece normal que se hayan inutilizado 60 por ciento de las boletas, sin contar las anuladas por los propios ciudadanos.

Su lectura me parece muy pobre. Entre la ciudadanía existe un mar de personas seriamente indignadas frente al desempeño de cierta clase de servidores públicos, sean del partido que fueren. Por eso me parece un gran error que se recrimine dizque su “apatía”. En todo caso, su retraimiento a la hora de votar debe encender los “focos rojos” de un sistema que desde hace buen tiempo dio de si… Impera una pregunta: ¿cuándo y cómo despertará ese león?

No debemos olvidar que en varias ocasiones esa “bomba de tiempo” ha estado a punto de estallar en las manos de funcionarios que no han sabido leer la expresiones populares, o que, aun estando conscientes del hartazgo social que provocan, insisten neciamente en llevar a la sociedad a la explosividad, sin medir consecuencias.

El escenario es muy claro. Ante casos de ingobernabilidad, cuando no de corrupción, siguen multiplicándose las organizaciones que se manifiestan en las calles y, peor aún, las que hacen justicia por mano propia. Así mismo, crecen los grupos armados que están listos para entrar en combate como última alternativa para mitigar el hambre. Por supuesto, estas reacciones no son de justificarse, pero cabe preguntarnos si todos ellos tienen el ánimo de participar con su voto en los procesos electorales.

columna_palabras mayores@hotmail.com

 

 
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