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el periodico de saltillo
Edición No. 300, febrero 2014


Autodefensas ¿La solución?

“Nada hay tan dañino
como la credulidad”.
Séneca




Manuel Padilla Muñoz.

Por varios años, el grupo delictivo conocido como “Los Caballeros Templarios” se adueñaron de gran parte del estado de Michoacán, específicamente en la llamada Tierra Caliente. Impusieron una violencia pocas veces conocida en esa zona y casi declararon la guerra a los gobiernos municipales, estatal y federal. Impusieron sus “leyes” y mediante las armas y actos criminales sometieron a la población. Cometían todo tipo delitos: secuestros, ajusticiamiento a los que se negaban a sus pretensiones, dictaban las normas de conducta a la población, cobraban “impuestos”, derecho de piso a todos los comerciantes y a muchos les confiscaron sus propiedades. Eran amos y señores de “horca y cuchillo”. Los Templarios mandaban en la Zona Caliente de Michoacán con toda impunidad. Cobraban un impuesto al kilo de limón cosechado, a la caja de aguacates levantada, al kilo de carne que sale de los ranchos y un impuesto adicional por metro cuadrado de las propiedades. En suma, un estado dentro de otro estado.

Hace un año, un grupo de valientes, ciudadanos michoacanos, cansados de tanta violencia en su contra, decidieron crear un grupo armado, denominado Grupo de Autodefensas, y, con las armas en la mano, enfrentaron a los delincuentes. “Tomaron” varios municipios y empezaron a liberar a los ciudadanos del yugo de la violencia. Pronto crecieron estos grupos de Autodefensa. Estos nacieron en febrero del 2013 y no iniciaron con apoyo institucional de gobiernos sino que la Iglesia Católica tuvo un rol importante, lo mismo que el dinero que enviaban emigrantes michoacanos en Estados Unidos.

Cuando el gobierno federal vio que el pueblo toma conciencia de que “el pueblo, unido, jamás será vencido” y empieza a organizarse para defenderse, de hecho, aunque no de derecho, y prácticamente elimina a las “autoridades” municipales, incapaces de hacer prevalecer el estado de derecho o cómplice de la delincuencia organizada por brindarles todo tipo de impunidad, el gobierno federal entra al “rescate” de Michoacán donde ya prácticamente había una guerra declarada en un estado fallido como lo es Michoacán.

En los varios años que tenían de actuación los Caballeros Templarios nunca se detuvo a alguno de ellos. El caso es que, en cuanto entraron las fuerzas del gobierno federal: Ejército, Marina y Policía Federal a Michoacán, bajo la presión política del éxito popular de las Autodefensas, en unos cuantos días se detuvo a más de 30 delincuentes de los Templarios. ¿Coincidencia? No, para nada. Simplemente se hizo lo que los gobiernos municipales y estatales no pudieron o quisieron hacer, por ineficiencia, cobardía o complicidad: aplicar la ley a los delincuentes. El Padre Gregorio “Goyo” López, párroco de Apatzingán, que oficiaba misa enfundado con un chaleco antibalas por las amenazas de muerte que había recibido, ya lo hace sin ese artefacto desde el domingo 20 de enero, pero antes había dicho: “Le beso los pies al presidente Peña Nieto si detiene a Nazario Moreno González (“El Chayo”) a Servando Gómez Martínez (La Tuta) y a otros líderes templarios. Falta por detener a “La Tuta”.

Si bien es cierto que fueron los de las autodefensas quienes dieron los nombres y ubicación de los delincuentes, surgen las interrogantes: ¿A poco no sabían esto las autoridades municipales y estatales? Si aceptan que sí, entonces eran cómplices; si dicen que no, es ineficiencia -esta es también corrupción- porque significa que no tienen servicios de inteligencia sus policías. Y sin ésta es imposible el combate al crimen organizado. O sea, no pudieron o no quisieron. Hasta que el gobierno federal fue obligado a demostrar que… ¡sí se puede!

Rápidamente, la noticia corrió “como reguero de pólvora” por todo el país donde, desde hace años, se vive la misma ola de inseguridad. Los ciudadanos mexicanos empezaron a pensar, en serio, si para terminar con esta crisis de inseguridad, sería necesario formar grupos de autodefensas. El caso Michoacán puede repetirse porque, ¿no es sintomático que en unos cuantos días se haya terminado con los delincuentes cuando no se hizo en años antes ¿Ineficiencia o complicidad? No hay de otra.

Lo anterior viene al caso porque el pasado 21 de enero, a través de las redes sociales, surgió un grupo de autodefensa en Coahuila, inspirado, tal vez, en el caso Michoacán, lo que nos parece muy lógico. Los coahuilenses, cansados, estamos “hasta la madre” no solamente de esta ola de inseguridad -hace unos días, por ejemplo, al futbolista del Santos Laguna, Osmar Mares, le robaron su automóvil Audi, al salir del entrenamiento- sino de autoridades municipales y estatales incapaces o cómplices de la delincuencia. Quizás también por el “efecto cucaracha” que puede surgir en que los “Templarios” que huyeron de Michoacán, puedan llegar a otros estados e inclusive Coahuila, ¿por qué no?

Lo cierto es que la ola de violencia todavía azota a la Comarca Lagunera, aunque no en las mismas proporciones que cuando estaban aquí “Los Zetas”. Quedan las pandillas locales del secuestro -que todavía hay- y han aumentado los robos a comercios, a casas habitación y han derivado hasta las misceláneas. Ha bajado, sí, el índice delictivo pero no por buena actuación de los cuerpos de seguridad -que están en la pre historia- sino porque el hampa lagunera parece ser más bondadosa y se apiadan de los sufrimientos de los laguneros.

En la Laguna, es tiempo de pensarlo seriamente: ¿Grupos de autodefensas son o pueden ser la solución definitiva? Vale la pena evaluar la posible solución porque nuestros gobernantes han demostrado ya que no pueden por ineficientes. ¿Será necesario que la sociedad lagunera tome la justicia en sus manos. Sin la sociedad, ni Enrique Peña ni nadie pueden terminar con esta crisis. Los malos surgen y cobran notoriedad porque los buenos -que somos muchos más-, no hacemos nada.

Cuestionamiento al alcalde de Torreón
Transcribo textualmente un correo que me envió la organización Civil Participación Ciudadana 29 Laguna:
“Ing. Miguel Ángel Riquelme Solís Presidente Municipal de la ciudad de Torreón, por este conducto los miembros de Participación Ciudadana 29 Laguna, nos dirigimos a usted para recordarle un compromiso vital para la credibilidad de su administración, el cual expresó en diferentes foros y ante diferentes organismos incluyendo nuestro grupo: “no incluiré a ningún funcionario que haya trabajado en la anterior administración y que su trabajo esté en tela de juicio”. Es una desgracia para su imagen y la credibilidad de su administración, constatar que sus compromisos de campaña no tienen ningún sustento, son sólo palabras y las posibilidades de que esta administración fracase nuevamente son enormes.

Se acaban de hacer públicos los resultados de la auditoría ordenada por el Consejo de Administración de SIMAS al año 2011, es por demás obvio, aunque los consejeros encabezados por el Secretario Técnico Sr. Félix Pérez Murillo, quieran ocultar la verdad, que SIMAS es un CAOS Y UN DESORDEN EN LAS ÁREAS TÉCNICA, ADMINISTRATIVA, CONTABLE, FINANCIERO Y DE PROCESOS. Lo más frustrante, es que algunos de los responsables de que esto sucediera, siguen en puestos claves de su administración dejando a un lado los compromisos y promesas de campaña.

1.- Ing. Mario Cepeda Villarreal, Contralor de la empresa en 2010, 2011 y 2012, permitió el “desorden administrativo” en la empresa, siendo su labor evitar lo que al día de hoy es un COLAPSO FINANCIERO de tal magnitud que imposibilita a la empresa que factura arriba de 40 millones de pesos mensuales a pagar un millón cuatrocientos mil pesos, en un año, para realizar una auditoría integral por los cuatro años. El Ing. Cepeda, ahora es titular de la Dirección de Desarrollo Social.

2.- Contador Público Javier Lechuga Jiménez Labora, quien fuera Titular del Registro Público de la propiedad y al mismo tiempo, lo cual no está permitido por la ley, auditor externo de SIMAS hasta que bajo presión, renunció a su trabajo de auditor externo. Ahora, no sabemos si como premio o como qué, se le otorga el puesto de Contralor del Municipio y con este cargo, recibe también el nombramiento de Comisario del Consejo de Administración de SIMAS. ¿PORQUE, COMO AUDITOR EXTERNO, NUNCA DENUNCIÓ LO QUE HOY SALE A LA LUZ? ¿COMO SE PERMITE QUE UNO DE LOS RESPONSABLES (por omisión cuando menos) DEL “DESORDEN ADMINISTRATIVO” AHORA SEA EL COMISARIO DEL CONSEJO Y EL CONTRALOR MUNICIPAL? ¿Qué nos espera?

¿Qué méritos tienen los consejeros que repiten para seguir en el Consejo? ¿Dónde están Jesús Campos, Eduardo Olmos y Lauro Villarreal? ¿Por qué se habla de un “borrón y cuenta nueva”? ¿Por qué no se autoriza la auditoría integral para conocer el “desorden real” de la empresa y llamar a rendición de cuentas a quienes resulten responsables? ¿Por qué NO CUMPLEN CON LO QUE OFRECEN? NO PERMITAMOS QUE EL FRAUDE Y LA IMPUNIDAD CONTINUEN.”

¿Alguien cree que el alcalde Miguel Ángel Riquelme pueda contestar a estos planteamientos? ¿Y así quiere que Torreón sea líder en transparen- cia en Coahuila? Si nos organizamos y exigimos, también es una forma de autodefensa. ¿O no?

manuelpadillaperiodista@hotmail.com

 

 
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