Cañón del Frentón

Rufino Rodríguez Garza.

Buen lugar, se llega partiendo del ejido El Pelillal, los vecinos le llaman Cañón del Frentón y se encuentra entre el Cañón de Zacarías al oriente y el Cañón del Pitayal al poniente. También en el ejido a este cañón le llaman el Guitarrudo. Tendremos que checar las cartas del INEGI por aquello de los nombres. Hay otro cañón entre el Guitarrudo y el Frentón sin entrada para vehículo y se cruza por el Cañón del Frontón se acerca uno a un sitio con grabados y una muy modesta pintura. En estas rocas hay unas astas que sobresalen de todas las demás por la forma tan especial en que las grabaron: da la impresión de astas en forma de una planta. Se observa una mano y algunos proyectiles y navajas enmangadas. También “hongos” tanto los clásicos como otros muy propios de este lugar.

En los alrededores se encuentran vestigios paleontológicos: turritelas, caracoles y pinas además de amonites. Recordar que este Cañón del Frentón es importante porque en su boca o inicio se localizan 6 hermosas lagartijas o reptiles, pues algunas figuras pudieran tratarse de camaleones. También aquí hay un animal grabado que me saca de balance, pues aunque tiene cuatro patas se le dibujó una extraña cola, como de pájaros y no sólo eso sino que tiene que detallarse, pues la cabeza parece tener pico. El compañero Ventura relaciona este animal con un colibrí. En cambio yo sugiero que puede tratarse de una salamandra. Aquí se puede uno recrear con una extraña asta de venado cola blanca, pues no sólo grabaron la cornamenta sino que también se las ingeniaron para retratar la “calavera” del mencionado cérvido.

En el cañón sin nombre, del de las lagartijas (Cañón del Frentón) al poniente, subí la cresta y se localizaron 2 antropomorfos, los cuales dibujé y medí. Más arriba y viendo hacia el valle encontré un magnífico dibujo histórico, de un muy bien detallado caballo, este dibujo se grabó en posición dinámica, quizá un caballo sin dueño, silvestre, pues no se le aprecia ni rienda ni montura o jinete. El dibujo es relativamente pequeño no pasa de 20 centímetros y al Dr. Carlos Manuel Valdés le gustó para que pudiera incluirse en el libro que se está preparando y donde un apartado tratará del caballo, animal que los nativos de Coahuila y en general del norte de la república, rápidamente pudieron domesticar y usar en su lucha contra los intrusos europeos.

También vale la pena resaltar que el Cañón del Frentón debe su nombre a la proximidad del Cerro del Frentón, enorme formación rocosa que ve al norte y que el “frente” cuenta con excelentes pintura, muchas en rojo pero también en amarillo y negro. Este cañón nos acerca y nos permite dejar que el vehículo llegué casi a su base. Si uno baja por el lado norte del Frentón y cruza el Valle de Chupaderos se llega a otro cañón de nombre Cañón Verde. Claro que de verde no tiene mucho, más bien el color que destaca es el gris o rojizo de las rocas. En este cañón (Verde) se localiza un refugio de piedra que al observarlo se da uno cuenta que tuvo cuando menos dos funciones, una como casa habitación y la otra como sitio para efectos de rituales, tanto de fertilidad como de lluvia y cacería.

La primera parte, que sirvió de habitación, se observa que por largos periodos de tiempo encendieron fogatas, pues el techo del refugio así lo indica, sumamente ennegrecido. Con el tiempo y en épocas ya muy tardías se utilizó como majada y bueno, aun se reconoce el cirre o desechos de las cabras. También se ven vidrios y tapas de envases y pedazos de cerámica recientes. En los alrededores no hay tinajas o fuentes de agua. Chupaderos se localiza el oriente y allí permanentemente escurre agua. Es lo más próximo al refugio a no más de un kilómetro. Cuando di con este refugio, se me figuró que había localizado casas en los farallones como los de Chihuahua, Durango o las del sur de Estados Unidos. La parte que hizo funciones de habitación está protegida por una bien construida barda que ayuda a resguardar de las inclemencias del tiempo. Aquí el vandalismo es muy bajo, sólo unas pequeñas cruces grabadas sobre las pinturas.

También de aquí es un hermoso dibujo bicolor que nos recuerda un sarape, los colores son el rojo principalmente pero también el naranja, negro y blanco. Hay una incompleta figura humana que se la mostré a la doctora Turpin y ésta me confirmó que se trataba de un chamán y que era una clara representación para eventos y ritos propiciatorios. Lo apartado de veredas y caminos ha protegido a la “cueva” La Filomena. A reserva de una nota especial del Frentón diré que en la parte sur, es decir en la espalda, se localiza otro refugio con vandalismo pero sin pinturas o éstas se borraron por el humo de las fogatas. (La Isidra).

Aquí hay que destacar la ubicación de una hermosa figura antropozoomorfa que nos indica el fervor hacia este animal que está sobre- representado en los alrededores con sus huellas, astas, rostros y el venado completo. En este caso se trata de una figura combinada donde observamos el cuerpo y de dónde salen las astas que hacen las veces de los brazos, las piernas son delgadas y terminan en las pezuñas del cérvido. En los alrededores de este dibujo se grabaron algunas huellas de venado.

Como curiosidad diremos que a menos de 2 metros se localiza una planta fósil, se trata de una hoja de palma del periodo Cretácico. La roca del antropozoomorfo es un poco más chica que la del fósil. En los alrededores podemos observar más petroglifos, donde los antiguos pobladores nos dejaron sus mensajes. Aquí, en los llanos aún están las chimeneas donde se preparaban alimentos, pero también se contaban las experiencias, sus leyendas, sus guerras y fabricaron sus herramientas para cazar o para hacer sus utensilios de uso cotidiano. Nativos muy compenetrados con el medio ambiente casi siempre hostil y difícil, pero de donde se hicieron vivir sin romper el equilibrio.

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