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el periodico de saltillo
Octubre 2014, edición #308


Falsos positivos

Samuel Cepeda Tovar.

Nuevamente Amnistía Internacional vuelve a causar controversia con sus acertados y profesionales estudios de investigación que sólo ponen en evidencia nuestra falencias estructurales como país, y es que en su más reciente informe titulado: “Fuera de control: Tortura y otros malos tratos en México”, muestra una realidad atroz que ciertamente incomoda al gobierno, y que lastima la credibilidad de los cuerpos de seguridad.

Y es que en la lucha contra la delincuencia, el gobierno se ha dedicado a presentar números y números como sinónimo de eficacia contra el delito, es decir, se ha dedicado a presumir la parte cuantitativa de su estrategia dejando de lado la parte cualitativa y sin importar los daños colaterales, y en este mismo sentido, resulta pernicioso el que en la tónica de presentar números de detenidos, han optado por “sacrificar” a ciudadanos indefensos y hacerlos pasar por delincuentes para con ello ofrecer resultados a una sociedad que exige resultados ante el poder avasallante de la delincuencia organizada.

Los falsos positivos son denominados aquellos ciudadanos que son detenidos sin ser culpables, y mediante tortura son obligados a firmar declaraciones inculpándose de delitos que nunca cometieron, y en su informe, Amnistía Internacional da cuenta de manera fidedigna de ese terrible atropello en contra de grupos sociales desprotegidos.

Las deficiencias que detecta AI en su informe son contundentes: los jueces ignoran las evidencias de que una detención es arbitraria, existe una deficiencia terrible en la investigación, negación de acceso a la defensa de los presuntos culpables a través de abogados distintos a los de oficio impuesto por el Estado. Y todo ello a pesar de que México ha signado protocolos internacionales para evitar confesiones a través de tortura y ante evidencias ostensibles de dichas felonías, la PGR hace caso omiso y continúa con la presentación de cargos en contra de los detenidos.

El informe da cuenta de manera puntual sobre varios casos de detenciones en que se ha demostrado fehacientemente la inocencia y la tortura que sufrieron algunos de los inculpados. Y al respecto, absolutamente nada se ha hecho más que descalificar los informes de AI.
Definitivamente, el gobierno debe dejar de lado la parte cuantitativa de su fallida estrategia contra la delincuencia y poner atención a este delicadísimo tema, además de aceptar la responsabilidad de los casos de tortura y procesar a los culpables de haberla cometido a la vez que modifica su estrategia en el tema de la proximidad social, pues no hay nada más irónico que como ciudadanos temer más a la propia autoridad que a los miembros del crimen organizado.

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