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el periodico de saltillo
Octubre 2014, edición #308



La mujer en aforismos, según karl kraus


Salomón Atiyhe Estrada.

Aforismo viene del griego, quiere decir definir. Es un dicho sentencioso, agudo y breve, célebre por haberlo dicho o escrito algún hombre o mujer ilustre como: “El concejo antes daña que aprovecha, si el que lo da no tiene mucha cordura, y el que lo recibe mucha paciencia.” (Fray Antonio de Guevara). El primero de los aforismos de Hipócrates es el más célebre y con frecuencia más citado: “La vida es corta; el arte, largo; la ocasión pasa veloz; el experimento es peligroso; el juicio es difícil”. El aforismo es profundo en la observación; exacto, conciso y claro en la expresión; agudo en la intención; positivo en la moralidad. A veces, representa la condensación de un sistema, un a modo de axioma, resumen de toda una ciencia, una larga y continuada serie de observaciones.

En el Derecho, los aforismos son los principios inmutables de la antigua ley romana. Y en Derecho como en Medicina, se llama aforismo a todo pensamiento extraído de una razón categórica y absoluta; se le llama, también, apotegma.

Karls Kraus (1874 Ficin-1936 Viena) se inicia como periodista en 1894. En 1899 funda su revista Die Fackel (La Antorcha). Redactada en su totalidad sólo por él, llegó a ser el órgano de crítica cultural determinante de la Europa Intelectual de su tiempo (30 mil páginas reunidas en 992 números -415 cuadernos-) considerada por algunos escritores como la más gigantesca obra literaria llevada a cabo en la historia de la humanidad. Lorenza Fernández del Valle, en la revista de la Universidad de México –una de nuestras fuentes de información- define esta obra como altamente polémica, satírica, patética… Kraus es autor de una serie de ensayos filosóficos, como el de: “La tercera noche de Walpurgis”, un pormenorizado y escalofriante análisis del nazismo presentido hasta en los menores detalles de su desenvolvimiento. Escribió varias obras teatrales entre las que destaca un desmesurado fresco de la primera guerra mundial: “Los últimos días de la humanidad” donde se mezclan todos los géneros teatrales que van de Shakespeare a Offenbach. Escribió tres tomos que reúnen sus aforismos, uno de ellos titulado “Dichos y Contradichos” donde describe a la mujer en varios de estos dichos breves y sustanciosos que transcribiré después de observar que Karls Kraus es una de las figuras centrales de la Viena intelectual y ética de su tiempo, cuando se decía de ella: “Las calles de Viena están adoquinadas de cultura. Las otras ciudades, de asfalto”, la Viena de los Habsburgo, que Gustav Mahler, Sigmund Freud, Arnold Schonberg, Aldof Loos, Ozcar Kokoschaka, Ernest Mach, Ludwig Wittgenstein… convierten en una especie de Florencia del Siglo XX.

Kraus, un admirador de las mujeres, después de leer Sexo y Carácter de Weininger, donde manifiesta un desprecio por la mujer, este genio precoz y malogrado de la psicología, considerado por muchos, y más por muchas, como ‘el más intransigente misógino de la misógina historia’, Kraus, reconoce en él a un pensador que ha descubierto en la mujer valores diferentes a los puramente ‘sexuales’.

Dice Kraus que hacer aforismos es crear una mayéutica, la provocación de un espíritu por otro. De hecho, los aforismos pueden ser la más adecuada introducción a su obra; la palabra constantemente en juego cobra aquí su sentido original y último: elucidación de la vida.
Aforismos sobre la mujer:

“La sensualidad de la mujer es la fuente primordial, donde la espiritualidad del hombre busca renovarse”.

“La verdadera relación de los sexos existe cuando el hombre reconoce: yo no tengo otro pensamiento que tú, ¡es por eso que tengo siempre nuevos pensamientos!”.

“¡Existe una mujer, antes de que entre alguien y la vea? ¿Existe la mujer en sí?”

“Nada es más profundo que la superficialidad de la mujer.”

“El espejo sirve sólo a la vanidad del hombre; la mujer tiene necesidad de él para afirmar su personalidad.”

“El ‘seductor’ que presume de iniciar a las mujeres en los misterios del amor: el extranjero que desembarca en un puerto y que quiere ser el guía para mostrar las bellezas de la ciudad.”

“Ellos tratan a la mujer como bebida refrescante. Que las mujeres tengan sed no lo pueden tolerar.”

“Es necesario mantener el temperamento de una mujer bella de tal manera que sus humores no puedan jamás declararse como arrugas. Esos son los secretos de los cosméticos del alma, cuyos celos prohíben su aplicación.”

“Las cualidades espirituales y morales de la mujer existen también para despertar la frívola sensualidad del hombre.”

“Hay mujeres que no son bellas, pero que tienen simplemente el aire de serlo.”

“En retórica hablamos de metáforas cuando alguna cosa ‘no se emplea en su sentido propio’. Las metáforas son así las perversiones del lenguaje. Y las perversiones, las metáforas del amor.”

“No hay ser más infeliz bajo el sol que un fetichista que languidece cerca de un zapato y tiene que contentarse con una mujer completa.”

“De noche todas las vacas son negras, aun las rubias.”

“Una mujer es algunas veces un sustituto perfectamente utilizable para la autosatisfacción. Pero, ciertamente, para esto hace falta mucha imaginación.”

“Él quería condenar a su bien amada a la libertad. Esto es última cosa que ellas toleran.”

“Más de alguno que pecó contra la mujer por ligereza, se venga de ella por bajeza.”

“Las mujeres emancipadas se parecen a los peces que van a la tierra para escapar del anzuelo. El pescado podrido, ni al más ñoño de los pescadores interesa.”


 
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