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el periodico de saltillo
Septiembre 2014, edición #307


Crónicas de un saltillense agringado

Héctor Alejandro Calles Valdez.

En esta ocasión, crónicas de un saltillense agringado, se complace en presentarles
una sátira de vaqueros. Los lectores, seguro identificarán rápidamente a los
protagonistas de esta tragicómica historia.

El Sheriff Richard Perry tragó saliva mientras recogía el revolver Colt de la mano del inerte cuerpo de aquella mujer. La cacha estaba
cenagosa. Pudo sentir el acero aún caliente.

La sangre le brotaba del brazo derecho, mientras se preguntaba, como era que aún estaba vivo después de aquel increíble intercambio de mortíferos plomos hirvientes. Estar con vida… Eso era lo importante.

Su grotesca herida era solamente un bajo precio a pagar, considerando su grave insolencia; había retado a duelo y eliminado contra todas las posibilidades a Rosermary “Ma” Borgmann, lideresa de la banda de forajidos y productores ilegales de Vodka del Condado Travistown
.
Los lugareños empezaban a arremolinarse alrededor del patético cadáver. Ma Borgmann tenía los ojos abiertos y desorbitados, la boca
desmesurada en una postrera mueca de dolor que enseñaba su lengua seca como la sal del desierto. Ma Borgmann, había tragado un buen puñado de arena y aquel pequeño pueblo de Tejas llamado Ostin sería su tumba.

Todo había ocurrido a las doce del día. La venganza había sido consumada públicamente y el hecho que había desatado aquel duelo quedaría por siempre registrado como hierro candente en las crónicas locales. La última gota que había derramado el vaso fue cuando la banda de Borgmann habían osado dar muerte a cinco guardianes de la ley, sólo por diversión.

Richard Perry enfundó su humeante arma tras la pesada gabardina negra, mientras paseaba la pesada mano por el bigote, como aun dudando… luego asestó un violento puntapié en las costillas de Borgmann, como esperando que el deshilvanado cadáver se irguiera del calcinado suelo para continuar la pelea.

Ella no se levantaría más, estaba bien muerta. Parecía que ahora la famosa traficante de alcohol ahora era alimento para gusanos.

Richard Perry dejó caer los hombros, se sentía satisfecho y seguro al haber eliminado a uno más de sus enemigos. ¿Pero, había hecho lo correcto en matarla en un duelo público o no?

Perry sabía que en el pueblo corrían rumores, perversos chismes que rondaban entre las sombras de los oscuros salones, entre las mesas de póker y rondas de whiskey; Ma Borgmann practicaba magia negra y había hecho un pacto con el Diablo. Las malas lenguas juraban que Ma Bormann regresaría de la tumba para sembrar el terror entre los vivos.

Que Perry solo había despertado los demonios y que ahora Borgmann se levantaría como un cadáver viviente, con las cuencas de los ojos llenas de gusanos, los labios carcomidos, la lengua de fuera y regresaría a comerse vivos a todos sus enemigos. Perry, se aflojó el nudo de la camisa y tragó de nuevo saliva. De pronto tenía miedo. No era la primera vez que había escuchado leyendas acerca de los muertos vivientes.

Meses después de aquellos sangrientos hechos, la vida parecía seguir su curso normal.

Los lugareños ya habían dejado atrás la aterradora sombra de Rosemary Borgmann. Perry había cobrado fama como héroe y ahora soñaba con escalar las cumbres de la política. La gente lo admiraba, sus amigos le recomendaban presentarse como candidato para presidir todo el condado Travistown. “El alcalde Perry” tiene un timbre muy especial, se decía a sí mismo, acariciando la posibilidad.

Muy pronto Perry se paseaba por el condado explorando sus posibilidades. En compañía de sus alguaciles se tomaban fotos con la gente. Posaban con sus rifles y sus pistolas desenfundados e hicieron imprimir un cartel mostrando a Perry como el verdadero y legítimo
defensor del pueblo.

La popularidad de Perry iba en aumento y los celos de los políticos antagonistas no se hicieron esperar. Les gustaba Perry, pero no le podían permitir que llegara a presidir el condado Travistown; eso era demasiado. Había muchos intereses ocultos, mucho dinero y poder en juego para dejarlo en manos de un Sheriff pueblerino venido a más.

Cierta noche, bajo el amparo de la sombras, tras realizar un rito oscuro en un eclipse lunar algo o alguien despertó de su sueño al putrefacto cadáver de Rosemary “Ma” Borgmann. La leyenda era verdad. Los muertos vivientes existían, pero no por un acto incomprensible de la naturaleza, era más bien la mano del hombre que intervenía en este fenómeno.

Las huesudas manos, con la piel apergaminada y los restos de carne aun pegada a los huesos, excavaron su camino hacia la superficie. Las cuencas de sus ojos estaban completamente vacías. Sus pulmones eran como dos ostras secas y apestosas, pero aun así hablaba
y sus palabras con un eco de ultratumba resonaron en la noche: “Voy por ti Richard Perry”.

Referencias: https://www.facebook.com/ RemoveRosemaryLehmberg
http://www.thewire.com/politics/2014/08/rickperry- enters-the-final-stage-of-indictment-griefconfusion/ 379280/

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