Sin compromiso ciudadano no hay Nación:

Sociedad y gobierno para mover a México

Luis Fernando Hernández González

Los ecos del 2° informe de gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto, que presentó el día primero de septiembre sobre el estado de resultados que guarda la nación ante el Congreso de la Unión, fue el Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, el conducto de la entrega de la documentación correspondiente. Para algunos analistas los resultados son raquíticos y limitados; para otros lo avanzado hasta hoy es plausible y favorable; más para algunos nostálgicos de derecha simpatizantes de las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón resultan escasos y poco convincentes.

Soportan sus apreciaciones unos y otros en los lineamientos vertebrados que derivan en función del bienestar, la educación, la salud, la seguridad, la economía, la gobernabilidad, el combate a la pobreza y bajo el esquema de una perspectiva de modernización que brinde espacios de oportunidad y realización para está y las nuevas generaciones, en donde el país dé respuesta a demandas y necesidades, que a la vez finque su sustentabilidad en una democracia participativa, plural y transparente, alejada de desviaciones y esquemas de corrupción que cobraron significancia en un inmediato pasado.

Los actuales legisladores tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados sin importar origen partidario y alejados de su rasgo ideológico dan su aprobación al suscribir las distintas iniciativas de ley y las mismas disposiciones secundarias con los que el actual gobierno de Peña Nieto modifica la estructura legislativa en imprescindibles aspectos, bajo los cuales se debe de conducir de una manera innovadora el sustento de la nación.

Situación que mediante compromisos bien pactados reflejan la visión y audacia del Primer Mandatario Nacional, junto a una clase política que también con su contribución y responsabilidad da sentido al impulso que reclama en estos momentos el país, para de esta forma corresponder a la altura de compromisos y competencias propios de sus necesidades y requerimientos, signos irrenunciables en estos tiempos ante una competencia de alta avidez globalizada. Con actitudes de madurez y responsabilidad frente a estos retos mundiales, así lo demuestra la actitud gubernamental con las reformas educativa, hacendaria, de telecomunicaciones, de seguridad, y sobre todo la reforma energética que busca ser el medio bajo el cual se atraigan mayores y mejores inversiones que hagan de nuestro sector productivo una palanca para el desarrollo que demandan las distintas generaciones de mexicanos que necesitan de empleo para su realización emprendedora y productiva, haciendo de nuestra estructura jurídica un piso firme de ordenación con perspectiva de atención a su futuro y a su gente.

Para otras personas el resultado de gobierno de EPN, no es más que la necesaria adecuación de los instrumentos y leyes que en un pasado reciente las anteriores administraciones de la nación, que durante un lapso de dos sexenios o doce años, no hicieron lo indispensable para que nuestro país estuviera a la altura de sus desafíos y respuestas, que demandaba la sociedad para estar a la altura de las competencias de un mundo que se desenvuelve a una vertiginosa velocidad en todos los aspectos.

La torpeza y la carencia de institucionalidad agregada a la falta de tino y sensibilidad política de las anteriores administraciones del PAN, provocaron una brecha de retroceso que hoy los mexicanos debemos de pagar para poner a nuestro país a la altura de sus nuevas condiciones que den respuesta a los planos de desarrollo social, desarrollo económico, justicia, seguridad, economía, salud , educación , empleo e inversión, agreguemos a ello sobre todo las condiciones necesaria de infraestructura que México demanda para estimular un mayor y mejor crecimiento, en los que se abatan desigualdades y pobreza, surjan oportunidades de realización y empleo, de inversión productiva y competencias, que nos hagan estar como nación a la altura de estos tiempos que reclama el mundo.

Es lo que resume en síntesis el presidente Peña Nieto, al expresar su interés por mover a México, uniendo a la ciudadanía y al gobierno de todos los niveles, para el impulso de esta modernización como único compromiso. Por último démonos los mexicanos la oportunidad de dimensionar los resultados de un gobierno que busca mediante todas las alternativas posibles a su alcance aplicar su compromiso de servir a una sociedad que no espera y exige de resultados tangibles, consecuencias que quiere percibir en torno a su economía y en su mesa, en oportunidades de realización y de bienestar, en general en su desarrollo.