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el periodico de saltillo
Septiembre 2014, edición #307


107 años de Torreón con rango de ciudad y 121 como municipio

“Los recuerdos son más poderosos que la triste realidad presente”
Parodiando a Anatole France


Jesús M. Moreno Mejía.

A pesar de vivirse en la actualidad tiempos difíciles y aciagos, Torreón cumple con entusiasmo sus primeros 107 años con el rango de ciudad, y 121 años como municipio, gracias al empuje y coraje de sus habitantes.

“Los recuerdos son más poderosos que la triste realidad presente” afirmó, palabras más, palabras menos, el célebre erudito, crítico y novelista francés (1844-1924) en su famosa novela “Emilio”, y por eso hoy recordamos dos fastos de la historia de Torreón: el decreto por el cual el Rancho del Torreón se convierte en villa y a su vez se le otorga la categoría de municipio el 25 de febrero de 1893, y catorce años después se eleva al rango de ciudad en 1907.

Consideramos que con el decreto expedido por el gobernador José María Garza Galán, el 25 de febrero de 1893 se expide el “acta de nacimiento” de nuestra ciudad, pues siendo un simple rancho o congregación se le reconoce como un asentamiento humano de gran importancia, donde no sólo habitan gente de los alrededores, sino representantes de diferentes etnias.

El desarrollo social y económico de ese entonces se basaba en las actividades de la agricultura y ganadería, en el comercio de toda clase de productos, pues es el cruce de dos importantes ramales ferroviarios (Central Mexicano, que después se convertiría en FFCC Nacionales de México, y el FC del Pacífico), que fueron la etapa embrionaria y gestante de nuestra ciudad.

Es por ello que equiparamos al mencionado decreto de Garza Galán con el acta de nacimiento de Torreón, y catorce años después, con otro decreto, la mayoría de edad de nuestra ciudad.

En seguida haremos una breve síntesis sobre el cómo se gestó Torreón, o cuál fue su pasado histórico.

Mencionaremos en primer término que el nombre del lugar donde se encuentra nuestra ciudad, perteneció al Marqués de Aguayo, quien en 1730, ordenó se midieran los lugares aprovechables de la región, consideradas en ese entonces “tierras realengas”, o sea pertenecientes a la corona española. Posteriormente, en 1852, siendo propietario de estas tierras Leonardo de Zuloaga, se establecieron los primeros ranchos que dependían de la Hacienda de San Lorenzo, y en la margen sur del Río Nazas, según se dice, ordenó construir un endeble torreón para vigilar y dar la alerta de la presencia de Apaches, también identificados como “indios bárbaros”, los que merodeaban Coahuila y Durango de vez en cuando.

Todavía existían vestigios de indios nómadas que ocupaban temporalmente sitios que les eran útiles para la pesca y la recolección de algunos ejemplares del reino vegetal; entre ellos había indios tobosos, irritilas y zacatecos.

Los ranchos que tenía establecidos por estos lugares Leonardo de Zuloaga, se les ubica en lugares que hoy conocemos como El Tajito, El Pajonal, San Antonio de los Bravos y Coyote (que inicialmente se le conoció como San Antonio de los Milagros).

Eduardo Guerra, por su parte, asegura que fue en 1850 cuando fue construido el primer torreón en un terreno de cien varas por cada lado y
dicha atalaya en uno de sus ángulos, precisamente en el lugar conocido como “El Carrizal”, destinado ese conjunto a dar albergue a quienes se encargaban de desviar y controlar las aguas del Río Nazas mediante canales, para asegurar el riego de sembradíos diversos, y que fue en 1853 que se le conoció a ese sitio como Presa del Torreón.

En 1868 una fuerte avenida del Río Nazas destruyó la cuadra, el torreón y los jacales que allí había, pero un año después se volvieron a levantar, teniendo para ese entonces la categoría de rancho y poco después se le conocía como la Hacienda de Torreón.

El progreso se inició y se forjó con la llegada de don Andrés Eppen en 1879, quien hizo las gestiones necesarias para que pasara el Ferrocarril Central Mexicano por este lugar, lográndose que este sitio se convirtiera además en la Estación Torreón en 1883, y por tanto parada obligada en el recorrido México-Paso del Norte (hoy Juárez, Chih.).

En 1888 también llegó otra línea ferroviaria, conocida también como Internacional o Coahuila-Pacífico, cuyos rieles partían de ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras), pasando por Monclova y Torreón, hasta Durango, pero nunca se logró que continuara al litoral del Pacífico.

Con todo lo anterior se dio un fuerte impulso a las actividades agropecuarias y comerciales de Torreón, que prosperaba enormemente y
razón por la cual se solicitó al gobernador que se erigiera la congregación en villa, con el plus de crearse un municipio nuevo, separándolo del de Matamoros, pero continuando judicialmente como Distrito de Viesca.

Al constituirse en nuevo municipio, a Torreón se le adjudicó como territorio el comprendido entre las colindancias siguientes: al norte la
hacienda de La Concepción (hoy conocido el lugar como La Concha); al oriente el llamado “Cuadro de Matamoros”, y al sur y poniente, las líneas divisorias de los estados de Coahuila y Durango.

Dentro de la historia-política de la naciente villa, el 25 de septiembre de 1893 el referido gobernador Garza Galán nombró como primer presidente municipal a Antonio Santos Coy, quien ya había sido alcalde de Saltillo en dos ocasiones y una en Parras de la Fuente, pero fue hasta el 3 de octubre de ese año cuando se hizo presente en Torreón.

La consigna que traía Santos Coy del gobernador era preparar en esos tres meses de 1893, para elegir al futuro Presidente Municipal de Torreón para 1894 (el mandato era por un término de un año), resultando electo el coronel Carlos González Montes de Oca.

Es digno de mencionar que el primer Presidente Municipal, en sus tres meses como Alcalde, se estableció en un local proporcionado por Andrés Eppen a un lado del Hotel Francia, donde dispuso que con los primeros impuestos recaudados se extendiera el servicio escolar a un grupo de niñas, pues en la única escuela que había en ese entonces era exclusivamente para niños, y se organizó también un modesto servicio de gendarmería en turnos diurno y nocturno.

También hubo necesidad de oficializar el nombre de las calles y avenidas de la villa, iniciándose éstas con la llamada Ferrocarril y el resto con personajes de la Independencia (Hidalgo, Juárez, Morelos, etc.), en tanto que las calles con nombres de hombres ilustres de Coahuila, comenzando con la primera, la Andrés S. Viesca, seguida de la Melchor E. Múzquiz, Miguel Ramos Arizpe, Juan
Antonio de la Fuente, etc.

A partir de ese entonces el desarrollo económico, así como el social de Torreón, fueron vertigi- nosos; teniendo como resultado que en 1907, por iniciativa del gobernador Miguel Cárdenas, elevara a Torreón al rango de ciudad. Es por ello que en este mes habrá de festejarse el 107 aniversario de Torreón en su calidad de ciudad.

¡Hasta la próxima!

 
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