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el periodico de saltillo
Enero 2017
Edición No. 335


El frente único

 

Alfredo Velázquez Valle.

“Vosotros confiáis en la democracia, nosotros
creemos que la única salida es la revolución”
León Trotsky.


El tomar las cosas públicas como privadas, las tendencias políticas como actitudes personales y los altibajos del mercado como el resultado de voluntades caprichosas ha conllevado al desastre de no pocos, más bien de muchos.

Este error, que es de apreciación, es resultado de ciertas actitudes de clase que hacen aparecer los fenómenos sociales como si las contradicciones, antagonismos y luchas no existieran más que como asuntos de camarillas que se disputan el poder y solo eso.

En parte, esto es verdad. Lo es cuando el transcurrir de la Historia corre a cargo de sus especialistas y los redactores de crónicas del espectáculo histórico; es decir, lo es cuando más soterrada, más reprimida y más desesperada es la condición de las clases desheredadas por sacudirse la opresión de los amos de aquellos historiadores de oficio.

Sin embargo, en situaciones de coyuntura, cuando los medios usuales para catalogar lo cotidiano no bastan, emerge la necesidad de una interpretación objetiva del hecho el cual aparece revestido de apariencias pero cuya esencia aún no es develada.

Este esfuerzo, por sacar a la luz los verdaderos móviles que ponen en movimiento a los hombres, es condición sine qua non para las mayorías trabajadoras que tienen en ello la oportunidad de sacudirse el verdadero yugo que les oprime.

Veamos, en términos generales los editorialistas de periódicos han tenido el buen tino de enlistar las condiciones bajo las cuales se apuntaló la victoria del republicano Trump sobre la demócrata Clinton por el asiento del ejecutivo de aquel país.

Bien, y no tan bien, nos lo han hecho saber; que las múltiples cabezas de la hidra neoliberal han terminado volteando al vientre de la misma bestia que las engendró (E.U.).

Quizá habría de dar un repaso a lo que los primeros análisis han establecido para, como lo he dicho más arriba, llegar a una correcta interpretación que permita a las clases trabajadoras hacerse una idea justa de la problemática y las posibles vías de acción; no ya para revertir el “triunfo” de la ultraderecha-supremacía blanca con una contra ofensiva desde abajo, sino más bien para plantarle cara desde una posición meramente defensiva.

Empecemos por decir que estos textos parten desde una perspectiva no de clase, más bien de país, o castas en lucha y no de clases en pugna histórica por un modelo económico también antagónico. Aquí comienza el engaño llamado error.

Este error-engaño de interpretación estriba en sostener que, en primer término, fue la clase trabajadora blanca y desempleada la que dio el triunfo al magnate neoyorquino.

Efectivamente un “error” y, además, mayúsculo; no fue tal “clase trabajadora desempleada” la que posicionó al magnate fascista al poder de la nación que hoy se erige como peligro mundial para la vida, así: a secas; esto, porque no han sido trabajadores como tales los que le han dado el voto de victoria a este fascista de hoy; en efecto, son los desclasados los que han hecho posible tal hecho. Un “trabajador” parado ya no es un trabajador en estricto sentido sociológico; es un desempleado. Los obreros sin trabajo no constituyen una clase.

Dice León Trotsky:

“…la existencia determina la conciencia. El obrero que se hace policía al servicio del Estado capitalista es un policía burgués, y no un obrero.” (Trotsky, 1973)

Veamos, el detrimento del nivel de vida que la acumulación de capital financiero ha otorgado -al final de todo- a la inmensa mayoría de la población estadounidense golpeando a una empobrecida, cuando no desaparecida, clase media así como a la mayoría trabajadora estadounidense terminó por provocar el fenómeno de polarización y ultra derechización de la clase trabajadora estadounidense.

Así, los estratos de clase media pauperizados se han proletarizado y los proletarios desempleados se han lumpen proletarizado y ese capital financiero que ha obrado de tal manera enriqueciendo a unos pocos y desdichados al 99% de la sociedad estadounidense quiere salvar el pellejo ofreciendo el chivo expiatorio en pseudo argumentos basados en el racismo, la xenofobia y el chovinismo, exonerándose en ello; el propio verdugo se lava las manos con la sangre de su víctima.

Expliquémonos: la depresión económica que se abate sobre el orbe ha terminado por desdibujar el mapa de clases anterior a 2008 y, lo que fue, hoy ya no le es. Y en ello ha de ponerse atención si la intención es ofertar al movimiento obrero un alto al fascismo que es más que amenaza, una realidad.

Al excelente análisis que sobre los resultados de las elecciones presidenciales hace Gilberto López Rivas titulado “Trump, expresión del oscurantismo estadounidense” (Rivas, 2016), habría que complementarlo con el enfoque de la teoría marxista de la lucha de clases (que es hablar de estrategia y táctica, partido y programa, reivindicaciones inmediatas y propaganda, etc.) para dar respuesta más que difusa, concreta y clara a los trabajadores obreros y campesinos sobre lo que debería hacerse para -como se dijo más arriba- ofrecer soluciones con perspectiva de viabilidad y real a la amenaza que hoy nos tiene en vigilia.

Engaño es el discurso que ocultando los intereses de clase que obran sobre las acciones de los hombres, antepone un cúmulo de argumentos retrógrados sobre odios raciales, intolerancias religiosas y hostilidad al migrante, para justificar u ocultar otra barbarie peor: el neoliberalismo.

La intención de esta mentira-engaño es, a fin de cuentas, el de las clases explotadoras, de sus medios de difusión, de sus intelectuales orgánicos y de sus aparatos paramilitares por ocultar lo injustificable: la explotación del hombre por el hombre, el desempleo y la pobreza devenida en hambre, ignorancia y enfermedad, así en ese orden.

Pero más importante aún para estas clases privilegiadas es el impedir la unión de todas estas clases explotadas y víctimas todas de las consecuencias funestas de esta hidra de mil cabezas que es el capitalismo en su actual rostro. Esta, y no otra es la esencia del fascismo.

En efecto, al hacer uso del estratégico viejo adagio romano “divide et impera”, la burguesía internacional, aparte de mantener el status quo, salva la existencia como tal al atomizar golpeando a la clase trabajadora estadounidense en momentos de inestabilidad y confrontándola a partir de odios atávicos, fundamentalismos religiosos e intolerancias raciales.

A esa estrategia divisoria y de confrontación entre iguales, los trabajadores no solo estadounidenses sino del orbe, deberán oponer la contraparte estratégica de la unidad de clase para, en primer término, resistir la embestida del fascismo. No es sencilla de armar dicha estrategia, antes bien ardua y difícil; sin embargo, esta alternativa de un hipotético “frente único” (clase contra clase) y en la confluencia de los esfuerzos por lograr la unidad obrera habrán de sopesarse no pocas cosas y situaciones, pesos y contrapesos.

Trotsky lo planteó así:

“El problema del frente único surge de la necesidad de asegurar a la clase obrera la posibilidad de un frente unido en la lucha contra el capital…”

¿En qué parte de esta lucha entre el capital y el trabajo estamos plantados?

Incluso, y más sobrecogedor aún: ¿Estamos en pié de lucha?


Bibliografía

Rivas, G. L. (19 de Noviembre de 2016). Trump, expresión del oscurantismo estadounidense. APIA Agencia Periodística de Información Alternativa, pág. 20.
TROTSKY, L. (1973). ¿Y AHORA...? En L. TROTSKY, ALEMANIA, LA REVOLUCIÓN Y EL FASCISMO (pág. 15). México. D.F.: JUAN PABLOS, EDITOR.



 
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