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el periodico de saltillo
Febrero 2017
Edición No. 336


Honorabilidad o cinismo

Fidencio Treviño Maldonado.

Y los hombres se creían Dioses y fueron muchos
los creyentes que se retrataron en ellos.
Friedrich Schiller.

 

La honorabilidad desde hace mucho tiempo fue vulnerada, la vergüenza no existe y más cuando pillos de la calaña de gobernadores y ex gobernadores al ser exhibidos como saqueadores o ratas, dicen que su honor fue manchado, que su imagen fue exhibida, también la imagen de los impartidores de justicia al igual que estos truhanes queda en entredicho. Son demasiadas ocasiones en las que la honradez y la honorabilidad de nuestros gobernantes es defendida por ellos y sus bufones, tristes delfines que ni a Tartufos llegan, porque para ser digno no sólo hay que parecerlo, sino también serlo.

De risa lo que declara el 26 de enero, el ex gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, cuando sale de prisión en donde estuvo retenido por menos de un día, al decir que su dignidad, honorabilidad y otros rasgos dignos de un hombre ínclito y probo fueron vulnerados por la justicia, esto mismo han declarado otros ex gobernadores cuando son acusados de rapiña, saqueo y otras marranadas que cometen sin barreras y con toda la inmunidad que su misma ralea, o sea la clase gobernante les concede.

En realidad lo que sucede con los ex gobernadores y funcionarios acusados de delitos que en un ciudadano común serían muy graves, en ellos (los corruptos) son simples gracejadas y nada más que jirones y restos en un juego de persecución, que queda en eso, una simple voluntad de perseguir y seguir en el carrusel perverso de burlarse del pueblo, enfermedad endémica y que a diario se lee, escucha y ve con la impotencia que procede de la sucia conciencia de miles de los llamados funcionarios y servidores públicos . 
 
La gracia de nuestros gobernantes ha sido la perversa ilusión que millones de buenos ciudadanos se forman por la influencia mágica, de su retórica, de su lúdico discurso y soliloquios y que más por costumbre que por sentido común se entiende que es su primera y única naturaleza; sólo tener gracia, la dignidad está escondida al igual que las demás tiranías que presentan en cada Estado o Municipio los negocios familiares que metidos en la política forman feudos, caciquismos e imperios de terror y como añadidura se labran también imperios de fortunas.

Para ser digno, se necesitan muchas buenas razones, y una es ser honrado, a nuestros perversos y corruptos mandamás en el país, no sólo les falta algo de gracia y dignidad, sino que a la mayoría les sobra el cinismo, la soberbia, y están exentos y faltos de vergüenza, de verdad, de ética y sin una pizca de temor o voluntad hacia Dios. La justicia en nuestro país para la gente poderosa está extraviada, ha soltado la espada y quitado la venda de los ojos para ver cuánto dinero hay entre amistades, negocios, tranzas, favores, nuestra incorrupta justicia simula dar palos de ciego, escondiendo sus oscuros intereses. Esto lo podemos ver en un botón de nuestra muy amplia, surtida y extensa mercería política nacional, como han llegado al grado de algunos gobernantes al sentirse Dioses, en el caso de los Duarte (el ex de Veracruz y el ex de Chihuahua) señalaron “metafóricamente” en sus periodos quienes podían vivir y quienes debían morir; esto junto con sus compinches, como lo fueron algunos funcionarios, inspectores y doctores al aplicar agua destilada u otros medicamentos en vez de los apropiados para combatir el cáncer en personas inocentes, que por su pobreza, ignorancia y miseria tuvieron que llegar a un centro de salud desolado, desahuciado y, muy, pero muy tenebroso en los que confabulados todos hacían un infierno para los que llegaban a curarse de ese dolor.  

¿Cuál gracia o dignidad pudiesen tener estos pillos? ¿Y ante esto qué pueden decir nuestras altas autoridades, el secretario de Salud, de Gobernación y el mismo Presidente de la República?         

Y así como dijo el exgobernador de Nuevo León, repetirán hasta el cansancio la misma letanía todos los involucrados en rapiña, saqueos, corrupción y mucha, pero bastante falta de dignidad ante la sociedad, aquella que se decía que “La voz del pueblo era la voz de Dios”, ahora la televisión y los juegos estúpidos de las tablets y teléfonos móviles, son la voz que ordena... eso si que tiene gracia.

kinotre@hotmail.com 

 
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