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el periodico de saltillo
Febrero 2017
Edición No. 336


¿Cuántos pésimos presidentes aguantaremos en lo sucesivo?

Jesús Máximo Moreno Mejía.

“El poder carente del bien y de sabiduría, es una maldición”.
Frank Crane.


Toda comunidad a nivel mundial, sea tribal u organizada, está constituida en una base mayoritaria (el pueblo o sociedad, que a su vez puede estar subdividida en clases), que depositan su confianza en una minoría que rige los destinos del país o la tribu, según se trate.

En nuestro México, de acuerdo con la Constitución, tenemos un Presidente de la República, que conforme al artículo 80 es quien ejerce el Poder Ejecutivo de la Nación y por lo tanto en él “se deposita el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión”.

Cada seis años, se lleva a cabo la elección del Presidente en los términos que dispone la ley electoral, y será el año entrante (2018) cuando se realice el proceso eleccionario correspondiente. Es por ello que nos preguntamos con algo de angustia: ¿Quién será el que reciba la distinción de ser el que conduzca nuestro país? Porque ya hemos tenido pésimos mandatarios, no sabemos si estamos preparados para otro igual de infame que el actual y sus antecesores.

Recordemos brevemente lo más signifi- cativo de quienes fueron presidentes en los últimos 50 años: Gustavo Díaz Ordaz estuvo ocupando el cargo de 1964 a 1970, y según se afirma desde el punto de vista oficialista, “fomentó el desarrollo económico del país”, pero lo que más lo distinguió y ensombreció fue ordenar la masacre de estudiantes la noche del 2 de octubre de 1968, confirmando con ello su cero tolerancia a la disidencia.

Le siguió al frente del Poder Ejecutivo, Luis Echeverría Álvarez, de 1970 a 1976 (fue el Presidente número 55 del país), asegurándose que desde su anterior puesto de Secretario de Gobernación ejerció el espionaje de no pocos mexicanos a favor de la famosa agencia estadounidense conocida como la CIA por sus siglas en inglés, y destacándose como Presidente en tratar de ganarse la confianza de los jóvenes, pues al igual que su antecesor se reprimió a estudiantes inconformes en el llamado “Jueves de Corpus” (10 de junio de 1971). También se distinguió por sus viajes a diferentes países, enarbolando la bandera de la paz, en la búsqueda de ocupar la presidencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

De 1976 a 1982 fue Presidente de México José López Portillo, quien ejerció el poder entre el auge y la crisis del petróleo; expropió la banca privada en su último año de gobierno, después de haber caído el peso más de un 40 % frente a otras divisas, calificando a los banqueros de traidores, de abusar de los ahorradores y de ser responsables de la debacle económica del país. Se hizo famoso al afirmar en un discurso difundido a la Nación: “Defenderé el peso como un perro”.

Declaración similar hizo el siguiente mandatario, Miguel de la Madrid, en 1982: “No permitiré que la Patria se deshaga”. Sin embargo, la inflación en ese sexenio fue galopante: 80.78 % en 1983; 59.16 % en 1984; 63.75 % en 1985; 105.75 % en 1986; 159.17 % en 1987 y 51.66 % en 1988. Para colmo de males, el 19 de septiembre de 1985 un terremoto de 7.8 grados de la escala Richter sacudió la capital de la república, y un segundo sismo de 6.5 grados, al día siguiente. Sin que hubiera intervención oficial en el rescate de víctimas, suplida por la solidaridad de los habitantes de la Metrópoli, como sucedió también un año antes con motivo de la explosión en las instalaciones de Pemex en San Juan Ixhuatepec, aledañas a la Ciudad de México.

Las situaciones trágicas continuaron en el sexenio siguiente (1988-1994), comenzando por el discutido triunfo del priista Carlos Salinas de Gortari, quien se enfrentara a otros dos fuertes candidatos de oposición: Cuauthémoc Cárdenas y Manuel Clouthier, quienes junto con Rosario Ibarra (otra aspirante al cargo), solicitaron se hiciera un recuento de votos, pero encontrándose con una novedad inédita e insólita: “Se cayó el sistema (eleccionario)”.

Con Salinas de Gortari el Neoliberalismo llegó al poder y por tal motivo el mandatario vendió el 90 % de las empresas paraestatales, reprivatizó la banca privada y firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el vecino país del norte y Canadá, logrando una inflación más baja (7.05 %) en relación con la de 1990 que fue de 29.93 %. Surge el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), justo el día del inicio del TLC.

Pero lo anterior se vio oscurecido por varias muertes violentas en las esferas políticas: José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, y Luis Donaldo Colossio, candidato del Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República, ambos en 1994. Se agrega dentro del sexenio salinista otra muerte violenta, la del cardenal Juan Jesús Posadas, en una supuesta confusión de su persona con el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán.

El Presidente número 62 fue Ernesto Zedillo, quien al implantar supuestas medidas financieras, desata una crisis financiera, mejor conocida como el “error de diciembre”, que costó la fuga de capitales extranjeros y la devaluación del peso, la quiebra masiva de pequeñas y medianas empresas, el aumento del desempleo y la carestía de prácticamente todos los productos.

Dentro de lo malo, lo bueno: Se reforma la Ley Electoral, eliminándose la participación del gobierno en la que la oposición gana espacios ante la apertura política, por lo que Cuauhtémoc Cárdenas triunfa como Jefe de Gobierno del DF por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y se abre la posibilidad del triunfo de la oposición en el 2000.

Fue entonces cuando ocurrió la alternancia en el poder, al triunfar en los comicios electorales Vicente Fox, representando al Partido Acción Nacional, al imponerse en la votación con un 42.52 % de los sufragios emitidos, contra un 36.11 % del candidato del PRI, Francisco Labastida. Sin embargo, fueron a votar únicamente un 63.97 % de la lista nominal del IFE.

Con Fox la inflación bajó a 3.33 % en el penúltimo año de su mandato. Sin embargo, el Ejecutivo Federal rompe los esquemas políticos tradicionales, al dar órdenes a Fidel Castro de que se regresara a su país, por considerarlo no grato en la Reunión Cumbre a realizarse en Monterrey, N.L. Propugna y logra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, entre otras lindezas.

Acción Nacional continúa imponiéndose en las elecciones presidenciales, pues en 2006 triunfa Felipe Calderón, quien deja sin empleo a más de 44 mil trabajadores de la empresa paraestatal “Luz y Fuerza del Centro”; se inician los primeros gasolinazos; mueren misteriosamente dos secretarios de Gobernación, Juan Camilo Muriño y José Francisco Blake Mora, y poco después se inicia una auténtica guerra en contra del narcotráfico, con una innumerable cantidad de “víctimas colaterales”.

Finalmente, en 2012 llega Enrique Peña a la Presidencia de la República, quien sin ahondar en su pésima administración por ser del dominio público, sólo mencionaremos que su popularidad ha caído a un increíble 12 %, y todo parece indicar continuará en descenso.

¿Vendrá nuevamente la alternancia y con ello saldremos de la maldición de tener únicamente deplorables mandatarios al frente del Poder Ejecutivo? ¿O todo seguirá igual? ¿Usted qué opina, amable lector?

¡Hasta la próxima!

 
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