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el periodico de saltillo

Noviembre 2017

Edición No. 345


kennedyEl asesinato de Kennedy

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Si queremos ser medianamente asertivos, debemos de tomarnos la molestia de indagar todas las teorías -la oficial y las conspirativas- para poder fincarnos una idea congruente con lo que acontecía en el mundo, previamente a ese 22 de noviembre de 1963, porque de no hacerlo, tenemos que tragarnos el cuento que nos pintaron los medios de comunicación controlados por la CIA.

Las únicas verdades fueron que Kennedy, en efecto, fue asesinado de varios tiros, que Lee Harvey Oswald fue agente de la inteligencia de EEUU y que quien asesinó en cara de los fiscales tejanos fue Jack Ruby, cuyo verdadero nombre era Jacob Rubenstein, un judío mafioso que trabajaba para la mafia. ¿Cuál mafia? En Estados Unidos hay varias mafias; la irlandesa, la siciliana y otra del sur de Italia, la judía y la mafia en el poder gubernamental, sea ésta emanada del Pentágono, de la CIA, del FBI, de los petroleros, los acereros y los fabricantes de armas entre otras muchas.

Otro dato cierto es que Jack Ruby era judío y lo lógico es que trabajara para la mafia judía, porque hay que saber que el padre de Ruby -Joseph Rubenstein- era un hombre muy violento que contaba en su haber varios encarcelamientos por asaltos y palizas que les propinaba a quienes no se dejaban extorsionar.

Ese 22 de noviembre de 1963, los Kennedy tenían muchos enemigos políticos y mafiosos, ya que incluso su padre -se dice- siendo embajador se dedicó al trasiego de bebidas alcohólicas, con el permiso o disimulo de las autoridades, era un hombre católico y rico, y sin duda debido a sus negocios, pudo tener suficientes enemigos como para que se perpetrara un ataque mortal contra un hijo.

Las teorías conspirativas son muchas y variadas. Asesinar a un presidente a la plena luz del sol y ante millares de ciudadanos, y protegido por autoridades federales y estatales en Dallas, sin duda deja mucho de qué hablar y en quién pensar sobre la responsabilidad. Se sabía cuál era la ruta que tomaría, la sabían el o los asesinos, y el o los asesinos se parapetaron en puntos estratégicos para llevar a cabo este asesinato que conmovió al mundo.

Las teorías sobre el magnicidio han ido surgiendo a través de más de cinco décadas, y el día 27 de octubre del 2017, era de suponerse que saldrían a la luz todos los documentos sobre las pesquisas del crimen, sin embargo Donald Trump sólo permitió la liberación de 2 mil 800 documentos de las indagatorias, dejando en la secrecía decenas de legajos de investigaciones y pruebas sobre estas pesquisas. Se habla de mantener en secreto algunas investigaciones sobre datos concisos, ya que en ello se implica la “Seguridad Nacional”.

La realidad es que las mafias -no una sino todas- trabajan en concordancia con las autoridades y esto nos lleva a pensar, que este crimen se fraguó desde dentro del propio poder gubernamental, el que usa a las mafias para que les maquilen todo tipo de crímenes para no dejar ni una huella.

Una de esas teorías conspirativas, y porque Jacob Rubenstein asesinó al único inculpado por la mass media, nos lleva más cerca a la teoría de que a través de la mafia judía estadounidense, poderes constituidos ya en el Pentágono, la CIA o cualquier departamento gubernamental norteame- ricano, llevaron a cabo el asesinato de John F. Kennedy. Recordemos que la judería le debe demasiado al gobierno de EEUU, porque supuestamente es la fuerza norteamericana la que ha hecho posible que los judíos estén muy fortalecidos en el estado de Israel.

Después del 22 de noviembre de 1963 estallaron guerras; la intervención militar de EEUU en Viet Nam, la de la ocupación de Palestina por los judíos y otras muchas intervenciones de todo tipo en el Medio Oriente de parte de Francia, Gran Bretaña, EEUU, e Israel como base militar y de inteligencia de las fuerzas hegemónica occidenta- les. Esto nos lleva a suponer como razones viables que el magnicidio se debió a que Kennedy se oponía a llevarlas a cabo, contraviniendo los intereses de los fabricantes de armas y de la judería sionista.

En fin, Kennedy fue asesinado y punto, nunca sabremos con exactitud cuáles fueron los móviles, más eso no quiere decir que no tengamos el derecho de suponer que intereses poderosos fueron los que propiciaron dicho asesinato con fines determinados y relacionados con el poder hegemónico global que incidía e incide aún con el control de los energéticos, particularmente con el petróleo. ¿No es acaso suficiente razón el que Medio Oriente poseedor de las reservas hasta entonces reconocidas como las más abundantes? ¿Y no es, acaso, casualidad que desde entonces y hasta nuestros días, Occidente -EEUU sobre todo- hacen lo indecible por desestabilizar esa zona, asesinando a sus líderes para controlar por medio de sus trasnacionales el gas, el petróleo y a sus gobiernos en Irak, Libia, Egipto, o en Siria e Irán que aún no están bajo su control?.

Tampoco hay que echar en saco roto el asesinato de Robert Kennedy, el que por encuestas favorables, podría haber sido el próximo presidente en lugar de Lyndon B. Johnson. Fue muerto durante su campaña,-el 5 de junio de 1968 en Los Ángeles, California- por un palestino cristiano de nombre Sirhan Bichara Sirrhan. El abogado de su defensa, Lawrence Teeter, afirma creer que éste estaba bajo un estado hipnótico cuando disparó contra Robert Kennedy, y vinculó en su defensa que pudo haber estado “controlado” por medio del programa de la CIA MK Ultra, una técnica de la CIA para el control mental. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

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