Crónicas de un saltillense agringado
Héctor Alejandro Calles Valdez.
Salí de Austin, Texas en septiembre del 2016. Dos días después, siguiendo una larga carretera donde básicamente no hay nada, llegué a la línea de Arizona y me saque un selfie en el anuncio de la carretera. Yo solo me di la bienvenida. Tenía muchas horas esperando un cambio de vegetación. Algo que me dijera con mayor claridad que ya iba muy lejos de Saltillo, de Austin, de todo lo que ahí era o creía ser.
Cuando vivía en Saltillo, en mis años formativos, leí casi todos los libros de Carlos Castaneda, algunos varias veces, sin embargo ningún nagual me salió al paso en esas míticas tierras del desierto americano. Lo único digno de mencionar son las rocas volcánicas esparcidas en el camino. Esa fue la señal de que ahora sí, ya estaba bien lejos.
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¿Qué tan lejos de Saltillo he llegado? Llevo más de un año viviendo en el sur de California, pero sigo con las mismas pendejadas de antes. Según yo, estando bien lejos, soy otro, pero la verdad es que soy el mismo saltillense, pero solo que muy pinche lejos. Por ejemplo, no me he atrevido a ir a la casa donde vivía Carlos Castaneda en el área Los Angeles. No está lejos, pero me da gueva. No he cambiado.
Recuerdo que antes de llegar aquí, hacer algo así era la gran chingadera, quería ver de cerca ese lugar, pero hoy ya ni me importa. La búsqueda del poder personal y las hazañas de los guerreros ya no me entusiasman como antes. Creo que Disneylandia es más atractivo en este momento. Tomando en cuenta que estoy de cuidador de mi nieto, eso tiene sentido.
En lo personal, el paso más significativo fue que regresé a la escuela. Llevo casi un año estudiando un licenciatura en Cinematografía Digital. Por otra parte, mi última colaboración con El Periódico de Saltillo fue en marzo del 2015. Luego dejé de escribir en preparación para enfocarme a retomar la escuela. Y así lo hice. En varios meses completé la equivalencia a la preparatoria americana necesaria para ingresar a la universidad y de ahí busqué recursos para ingresar a la carrera de cine y aquí estoy.
Como buen saltillense, soy estudioso pero ligeramente lento, sin embargo, al final si hago las cosas. ¿Por qué escribo de nuevo? Acabo de empezar mis clases de guión cinematográfico y a partir de hoy mi tarea es escribir todo lo que pueda. Un guión de cine es otro rollo, todo es descripción de la acción visible, estrictamente en tiempo presente. Nada que ver con la creatividad narrativa de una colaboración periodística. El cine es mitad escribir y mitad filmar y aquí ya se dio la coyuntura para retomar mi colaboración.
Eso si, por la naturaleza política de la plataforma en cuestión, debo aclarar que es más probable que los políticos hablen de mí, a que yo hable de ellos. Eso no significa que yo ignore de qué lado masca la iguana. Lo que pasa es que temo decir algo y que se pueda caer el techo del mundo. Los iniciados en chistes de alto nivel saben de que hablo. No, la verdad es que como todo buen saltillense, como usted, yo también soy de origen divino, celestial, y no puedo participar en las minucias de la grilla. Lo único para la que soy bueno es para decir si tal o cual cosa está bien o mal, si se hace o no se hace. ¿Qué tal así?
Ya hablando en serio, dejándome de extravagancias de loco saltillense, la tentación de hablar sobre política es grande, pero ese negocio del quehacer humano va tan rápido, es tan vertiginoso que no dan ni oportunidad de tomar un tema cuando ya están en otra cosa. Por lo pronto, saludos a todos, aquí andamos de nuevo, eso ya es progreso.
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