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el periodico de saltillo

Noviembre 2017

Edición No. 345


La penetración cultural y los opiáceos

Sócrates A. Campos Lemus.


“El ser humano es extraño. Se pelea con los vivos y lleva flores a los muertos. Lanza a los vivos a la calle y pide un buen lugar para los muertos. Se aparta de los vivos y se mira desesperado cuando éstos mueren. Queda años sin conversar con un vivo y se disculpa y se lamenta cuando éste muere. No tiene tiempo para visitar al vivo, más tiene todo el día para ir al velorio del muerto. Critica, habla mal, ofende al vivo, más lo santifica cuando éste muere. No le hace caso, no abraza, no se importa con los vivos, más se auto flagela cuando éstos mueren. A los ojos ciegos del hombre, el valor del ser humano está en su muerte y no en su vida. ¡Sería bueno que repensáramos ésto, en cuanto estamos vivos!”.
Papa Francisco.

 

Xontol, en las huastecas, así se conoce el día de muertos que se celebra en todo el país y en especial en las comunidades indígenas, es la celebración más importante que la Navidad o cualquier otra ceremonia religiosa. Las familias utilizan muchos de sus recursos para dar seguimiento a la tradición y el recuerdo de sus muertos de tal suerte que se montan altares donde se colocan las fotografías de los difuntos y se colocan las ofrendas en comida de acuerdo a lo que más les gustaban, esto sucede igual en Oaxaca o en Chiapas o en Puebla o Veracruz, y por desgracia, las deformaciones norteamericanas se dan con fiestas que van dejando a un lado las tradiciónes, y se habla del Halloween.

Esto para muchos no tiene mayor importancia y dicen que es parte de la modernidad cuando en la realidad es la penetración cultural que va deformando la visión que tenemos en las relaciones con los Estados Unidos.

Y no se trata de establecer una confrontación tradicional o permanente, pero debemos entender que la postura de Donald Trump, está ligada a manejar la represión en contra de nuestros connacionales que han emigrado en busca de mejores condiciones de vida y son parte del desarrollo económico de ese país y no son delin- cuentes como los define el presidente Trump, y también debemos reconocer que su odio racista y discriminatorio está enfocado en contra de los me- xicanos de tal suerte que con esas amenazas, muchos políticos nacionales educados en Estados Unidos y ligados en intereses y complicidades con esa facción norteamericana, están poniendo en riesgo la soberanía nacional y permitiendo que los empresarios y financieros gringos se apropien de nuestras riquezas naturales y las saqueen, y se utilicen los recursos financieros que aportamos los mexicanos para que ellos y sus socios nacionales, los siguán utilizando para hacer sus negocios privados.

Independientemente de que el vicepresiden- te del país, Luis Videgaray, diga que no hay que responder a las agresiones, porque él sabe que hacerlo despertaría la pasión nacionalista de los mexicanos y no sólo verían con claridad las agre- siones del magnate racista, sino, también el entreguismo de los políticos nacionales.

La verdad es que no podemos dejar de ver que ahora, con la acusación de que la tragedia de los viciosos norteamericanos que el gobierno genera en una enorme proporción, se debe a los opiáceos exportados por el país, cuando es claro que, en este sentido, Turquía y esa zona de guerra es la que se oferta y promueve la mayor cantidad de opio y sus derivados al consumo gringo, y los mexicanos, a pesar del aumento de sembradíos, debemos reconocer que el ejército mexicano está haciendo esfuerzos importantes por destruir los plantíos.

No se puede dejar de ver que en los Estados Unidos, esa crisis y muertes son de llamar la atención, pero el racista presidente nos culpa de algo que ellos generan y provoca una ola de odios de los ciudadanos gringos que no tienen otra forma de vida más que la manipulación de sus medios de comunicación y odio y racismo en nuestra contra.

La realidad es: en 2015, 33,091 personas murieron en EU por sobredosis de opiáceos y “12.5 millones de gringos hicieron usos inadecuados de medicamentos de receta contra el dolor. 2 millones de norteamericanos  padecen desórdenes relacio- nados al consumo de medicamentos opiáceos y 828 mil consumieron heroína, de acuerdo a los datos del Departamento de Salud y Servicios humanos de los Estados Unidos”.

Y sigue explicando: “Se ha hablado de la facilidad y predisposición de ciertos médicos a recetar esos medicamentos, lo que desata el consumo y la dependencia de esos narcóticos, y de la enorme disponibilidad, a bajo precio -pero con inmenso riesgo-, de heroína y otras sustancias ilícitas en multitud de comunidades estadouni- denses. La pobreza, la depresión, la falta de oportunidades, la enfermedad crónica y en general la desesperanza son elementos que se acumulan y atrapan a miles de personas en un círculo vicioso de dolor, adicción y en muchos casos muertes, sin que por años se hayan realizado esfuerzos suficien- tes para atenderlas”.

Así podemos ver la mala leche y el racismo manipulador de Trump, para tratar de culparnos por algo que ellos mismos generan en contra de su población en el manejo de las drogas para controlar a grupos marginados y para alentar su consumo desde las recetas médicas.

Los mexicanos no somos los causantes de sus desgracias, ellos, las generan y buscan culpables, cuando los culpables están en su interior y no en nuestro país… pero los mexicanos, los políticos, se quedan callados y cobardemente, con su silencio, aceptan culpas que no tenemos, solamente por estar bien con el señor del garrote… indios, indios, pero no pendejos… es la realidad.

 
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