Manuel Padilla Muñoz.
ed. 355, septiembre 2018
Ya están libres la maestra Elba Esther Gordillo y el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, alias “Napito”, como se le conoce en el bajo mundo del hampa. Los dos casos son dignos de análisis por las consecuencias que pueden tener.
En primer lugar, cabe destacar el más que notable odio de la maestra Elba Esther Gordillo, dirigente nacional de los maestros mexicanos que pasó casi los seis años del gobierno de Enrique Peña Nieto, en la cárcel, si así se le puede llamar a los lujosos lugares donde los últimos años cursó su encierro.
En segundo lugar el sorpresivo regreso del líder minero Napoleón Gómez Urrutia de su estadía como supuesto perseguido político 12 años en Canadá, la tierra de sus socios mineros que le consiguieron la ciudadanía canadienses.
Resulta incuestionable para más de 100 millones de mexicanos que la exoneración de ambos personajes fue producto de un acuerdo secreto entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Sin éste no se hubieran dado estos hechos que se convierten en estigma para la historia.
Saliendo de sus prisiones tanto Elba Esther como “Napito” prometieron que iban a cambiar, que se iban a portar bien. La cuestión es que esos más de 100 millones de mexicanos no les creen absolutamente nada y, si mucho nos apuran, hasta su vida es una mentira.
Tanto la maestra como “Napito”, junto con el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, forman la trilogía de los personajes más ladrones y corruptos de la historia de México.
Elba Esther está acusada de robarse cientos de millones de pesos de los maestros mexicanos. “Napito” de 55 millones de dólares que correspondían al pago de indemnizaciones de miles de mineros.
Ambos personajes no van a cambiar nunca; regresaron al mundo político con irrefrenables deseos de venganza. Nunca se les quitará lo ladrones, no es gripa.
Elba Esther tomará venganza de los que ella considera la traicionaron, entre ellos Enrique Peña Nieto y “Napito” a buscar otros millones de dólares para acrecentar su ya de por sí escandalosa riqueza. Hoy más que nunca que retornan protegidos con el manto no de la Virgen de Guadalupe sino por Andrés López Obrador lo van a hacer. “Napito” llegó al fondo del cinismo cuando, al arribar a la sede del Congreso, dijo que “acabaría con la corrupción”, palabras que, en boca de este líder ladrón, son una ofensa al pueblo mexicano.
En otros temas, no están muy claras las funciones que tendrán los 32 coordinadores estatales, conocidos ya como los “virreyes”, y los 264 regionales que sustituirán a los más de 500 delegados federales y sus oficinas en los estados que, aseguró el presidente electo López Obrador, fungirán como vigilantes del presupuesto federal y también buscarán consolidar el proyecto de Morena a través de funcionarios ligados a esa fuerza política y con arraigo en la entidad que corresponda.
Es posible que este proyecto, en cuestiones de austeridad, pueda funcionar. Sin embargo, la meta principal, todo indica, que es política: empoderar a Morena como partido mayoritario y cooptar a los gobernadores y alcaldes que no pertenecen a ese partido político que todo hace indicar pretenden sea el PRIAN del futuro. Igualito al que combatió y derrotó López Obrador.
Después de los ‘Duartes’ y similares en este país, parece razonable el proyecto de austeridad; no está mal que haya un emisario federal. ¿Y la honestidad? Pues el “virrey” se puede volver corrupto en un ratito, basta una visita del narco poderoso local que le haga la famosa oferta de “plata o plomo” y ahí se acabó la honestidad; si plata o plomo es la opción, pues plata”. ¿O no?
En la reunión de la Conago, López Obrador dijo a los gobernadores que los superdelegados no interferirían en las funciones de los gobernadores. La propuesta enfrentó desde un inicio la resisten- cia de algunos gobernadores como Javier Corral Jurado del Partido Acción Nacional (PAN) en Chihuahua; Silvano Aureoles Conejo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Michoa- cán; y hasta de Cuauhtémoc Blanco, Gobernador electo del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en Morelos, por considerar que se centralizará el poder y se invadirán competencias estatales.
¿Cómo a actuará Reyes Flores Hurtado, superdelegado en Coahuila: ¿buscará ser candidato en la próxima elección en Coahuila o trabajará para que lo sea su jefe, el senador Armando Guadiana Tijerina? Veremos.
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