Miscelánea. La Tercera Raíz en México

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José C. Serrano Cuevas.
ed. 355, septiembre 2018

 

Doña Luz María Martínez Montiel, doctora en antropología, se dedicó con esmero a trabajar durante la década de los noventa del siglo pasado en su proyecto de investigación que denominó La Tercera Raíz en México. Una parte importante de su labor la realizó en la Dirección General de Culturas Populares (DGCP), dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

De manera paralela ocupó la presidencia de Afroamérica México, A. C., recinto dedicado a la academia y la investigación. En este lugar se formaron intelectuales interesados en los estudios de la Tercera Raíz en México. Un destacado participante en esta asociación es J. Jesús María Serna Moreno, profesor, investigador, doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Visitante asiduo de Cuba la bella, conferenciante en el coloquio El Caribe que nos une, inserto en el Festival del Caribe en Santiago de Cuba.

Para fortuna de los interesados en este tema, existe una cantidad suficiente de literatura la cual da cuenta de que el mestizaje que se dio en este país y que no sólo fue entre españoles e indios, sino que abarca también a los africanos negros que fueron traídos de manera forzada para trabajar como capataces en las minas y en las plantaciones de caña de azúcar, en el servicio doméstico; en las ciudades importantes era un símbolo de poderío y prosperidad contar con un mayordomo negro.

Durante mucho tiempo, en México era muy mal visto decir que se descendía de negros, por lo cual se ocultaba de esa manera esta identidad afroamericana. Sin embargo -aclara Serna Moreno- que “se conservan hoy en día pruebas irrefutables sobre la presencia negra en nuestro mestizaje. En Sotavento, en Veracruz el mulataje producto de las relaciones entre españoles y negras fue muy alto, pero más interesante aun es el mestizaje entre indígenas y negros, que en regiones como en las costas de Guerrero y Oaxaca, llegó a ser mayoritario”.

“Los buques negreros transportaron con los hombres, mujeres y niños africanos, sus dioses, creencias y tradiciones, que configuraron la Tercera Raíz de América. Lo más importante de este fenómeno poblacional no es tanto la cuestión de la herencia biológica, sino que esta evidencia de tipo racial nos remite a la herencia cultural. La que nos llegó del Continente Africano, particularmente de la costa occidental de ese continente. De ahí la riqueza de la diversidad cultural de la nación mexicana”.

Jorge Pérez Solano, cineasta oaxaqueño, aborda el tema de la Tercera Raíz en México, mediante su filme La negrada, producida en 2018, que ya se exhibe en la Cineteca Nacional. El escenario para rodar la película es la Costa Chica de Oaxaca y Guerrero, donde los habitantes de raza negra que ahí radican, en número significativo, piensan que son producto de un naufragio. Las locaciones escogidas en Oaxaca se ubican en Chacahua, Pinotepa, Collantes, Jamiltepec; y Cuajinicuilapa, en Guerrero.

En el proceso de investigación se topó con el fenómeno del queridato -los hombres que tienen dos o más familias-, una práctica habitual en estas comunidades. Dice Pérez Solano que el elenco se formó con habitantes de varias comunidades que se conocieron en los ensayos, antes de la filmación; ahí fueron descubriendo que muchos tenían familiares comunes, pues provienen de familias que se fueron desperdigando en toda la zona y que ya no son totalmente negros, sino que están mezclados y ya son afroindios: mestizos de africanos con indígenas.

En tiempos ya idos, de la hoy Ciudad de México, los esclavos negros se desempeñaban como cocheros de las ricamente vestidas carrozas que circulaban por las nostálgicas calles empedradas. Algunas patronas desprejuiciadas, generalmente blancas, abrieron las puertas de sus alcobas para dar paso al mulataje capitalino.