¿Veremos sólo alternancia o transformación en el gobierno lopezobradorista?

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AMLO se concentrará en arreglar algunos desfases de los gobiernos extremadamente neoliberales que han entregado el país completo al mercado y al imperio.

Jorge Arturo Estrada García.
ed. 355, septiembre 2018

“Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios.”
 Abraham Lincoln.

“Yo no digo que lo pasado sea lo mejor. Digo que el capitalismo en su momento fue naciente, pero ahora es insostenible. La mejor definición de su decadencia la dio Bush. Dijo: He suspendido las reglas del mercado
para salvar al mercado. Es decir, el mercado es incompatible con sus propias reglas.”
José Luis Sampedro.

“El dinero piensa; el dinero dirige: tal es el estado de las culturas decadentes.”
Oswald Spengel.

 

El último tramo del año trae algunos panoramas inciertos y otros lamentablemente predecibles. López obrador arribará al poder ejecutivo a dominar la estructura burocrática, contener a las élites empresariales y negociar con ellas, establecer su hegemonía y a construir a su partido hasta los comités de base en cada barrio y en cada colonia, su éxito es incierto. Los problemas de México son enormes y el equipo de Andrés Manuel es mediocre.

Sin un proyecto claro para impulsar el desarrollo de la nación, López Obrador se concentrará en arreglar algunos desfases de los gobiernos extremadamente neoliberales que han entregado el país completo al mercado y al imperio. Salvo, que el ejercicio del poder lo afecte y comience a intentar cosas de fondo. Esa sería un arma de dos filos. La última vez que se intentó ganar soberanía terminamos en las garras del Banco Mundial y de la OCDE

El proyecto político del tabasqueño es que el Movimiento de Regeneración Nacional se convierta en el partido hegemónico en todos los rincones del país. Estaríamos viendo la reedición del PRI ancestral de Díaz Ordaz y de Echeverría. Con estructuras corporativas que lo sostengan y gestionen votos y triunfos.

En lo económico no trae mayores propuestas. Como siempre el imperio manda, Trump exige y nuestros presidentes acatan y justifican: “Nos pudo ir peor”. Con 60 millones de mexicanos en la pobreza, 30 millones más en la precariedad y en un 5 por ciento acumulando el 80 por ciento de la riqueza en México, esas palabras salen sobrando. AMLO ni siquiera peleó por un solo tema o renglón de Tratado de Libre Comercio, le dejó la “gloria” de la firma a Peña Nieto, así lo registrará la historia. “Juanito Trump”, estuvo manso.

¿Veremos sólo alternancia o transformación? Sin un cambio o ajuste en el modelo económico que aporte mayor viabilidad ni impulso a la mediocre y precaria economía del país los resultados serán igual de malos: estancamiento, injusticia, inequidad y pobreza.

De entrada, los cambios sólo son cosméticos. Son los que se desprenden de las frases y respuestas facilonas con las que AMLO sedujo al electorado. El estribillo será: “no les vamos a fallar”. Presumirá que viaja en aviones comercia- les, con menos seguridad, que ya no compran café ni galletas en el Senado; que cobran menos, que el pueblo es bueno y que los “fiffís” sólo buscan enriquecerse. Bueno, lo de los fifís es cierto.

Peña Nieto, tan soberbio siempre, ha sido sometido a una serie de vejaciones políticas impensables para cualquier mandatario. Él es la derrota personificada, abdicó con mucha anticipación.

El clima social será volátil. La base social más fervorosa será paciente. Luego podría sobrevenir el desgaste. Es difícil hacer cosas buenas con tantos colaboradores tan malos.

AMLO podría decidir el futuro del PRI, según sus conveniencias, con facilidad. Sólo es cuestión de que abra o cierre las puertas de los priístas que están ávidos a integrarse en donde el hueso se vislumbre más accesible.

López Obrador y Enrique Peña Nieto pactaron. Por eso, el último tramo de la campaña fue tan terso, lo mismo que la jornada electoral y la aceptación de la victoria morenista. José Antonio Meade fue catalogado como “un buen muchacho”, lo que sea que eso signifique. El presidente Peña, tan soberbio siempre, ha sido sometido a una serie de vejaciones políticas impensables para cualquier mandatario. Él es la derrota personificada, abdicó con mucha anticipación.

Aun el abatido política, moral y físicamente, ex presidente José López Portillo, con voz entrecortada tuvo el arrojo de responsabilizar a los banqueros como los especuladores, sacadólares y traidores a la patria que apostaron contra el peso y contra México. Y les expropió la banca. Tuvo varias décadas para arrepentirse y para sufrir la leyenda negra que le construyeron.

La cuarta transformación iniciará sobre cimientos de lodo. La corrupción fue el eje del movimiento anti PRIAN que llevó a López Obrador a Palacio Nacional. Consolidado el PRIMOR (PRI-MORENA), el combate contra la corrupción ya no es prioridad. Podría decirse que el conteo de la corrupción empezara desde cero.

En el ámbito local, en Saltillo tendremos la certeza de que el pésimo alcalde que padecemos se quedará por tres años más y que el desastre de ciudad que padecemos irá creciendo. Manolo Jiménez demostró que no puede con el paquete.

La capital de Coahuila seguirá su decadencia. Envuelto en la simulación y el autoelogio, el alcalde Manolo Jiménez tendrá tres años más en el cargo que usa como plataforma para llegar al Palacio Rosa.

Manolo y sus asesores decidieron rodearse de juniors poco diestros, algunos de ellos no muy honestos y otros muy voraces. Los diversos “consejos ciudadanos” fueron rellenados con sus amigos y socios: antreros, constructores, concesionarios, zapateros y pizzeros. La visión de sus cuates, “retoños” de millonarios y políticos para Saltiyork es llenar el Centro Histórico de antros y cantinas.

Es una visión de comerciantes, sin respeto por la ciudad, por la cultura y por los ciudadanos. Austin es un gran ejemplo de rescate del centro citadino, en donde se alientan las artes y la cultura, con galerías y librerías y calles limpias, remozadas y sobretodo seguras. Acá, entre los policías y los maleantes la vida nocturna es insegura.

Envuelto en la simulación y el autoelogio, el alcalde Manolo Jiménez tendrá tres años más en el cargo que usa como plataforma para llegar al Palacio Rosa.

Para Saltillo el Tratado de Libre Comercio es vital para su viabilidad y progreso. Antes de las armadoras, la capital de Coahuila era un pueblote estancado, con salarios de miseria, sin acceso a la vivienda digna, gran parte de la población vivían hacinados en cuartos de vecindades sin servicios de agua potable y drenaje, sin acceso al Infonavit y ni siquiera conocían el reparto de utilidades. Luego todo cambió y el desarrollo social se volvió posible.

En aquellos tiempos, décadas de los 60 y 70’s los empresarios locales eran injustos salarial- mente hablando, estaban sometidos a la hegemonía de los López del Bosque y el GIS quienes dictaban el nivel salarial local y los demás obedecían. Ahora sus juniors, formados en esa óptica de explotación, dicen que los salarios no deben subir, porque “ya son muy altos”. Agradecen a la ubicación geográfica, a la mano de obra barata saltillense, a los sindicatos dóciles, a las autoridades sin visión y a los apáticos ciudadanos el modelo de negocios que lo vuelve más ricos.

Saltillo no es laboratorio de nada, es una ciudad con una clase empresarial fallida. Que vive al amparo del gobierno y de las paraestatales. Es una ciudad en donde los juniors de políticos enriquecidos y empresarios que hacen fortuna con negocios al amparo del gobierno, adquieren franquicias o abren negocios que no saben operar, que los instalan sin estudios de mercado previos y en ubicaciones caprichosas y sin calidad en el producto ni el servicio. Son ocurrencias que fracasaron, lo malo es que después las llevan al servicio público.

Los negocios en los que están enfocados actualmente son la construcción de obra pública, miles de micro casas caras, lejanas, mal comunica- das, en laderas de los cerros, en hondonadas y en tramos de arroyos rellenados. Están dispuestos a importar miles de trabajadores de otros estados con tal de mantener el bajo nivel salarial, pero ampliar su base de clientes para sus terrenos y sus viviendas con cargo al Infonavit. Saltillo es un desastre, su alcalde es malo y su equipo de colaboradores es pésimo.

Actualmente estamos en víspera de nuevos gobiernos con viejos actores. Con Morena la pedacería del PRI, PAN, PRD y chiquillada tomarán las riendas del país. Ya matizaron sus pomesas y compromisos. No es lo mismo el verso de la campaña que la prosa de la realidad. Ya los adultos mayores no lo somos a los 65 años, a partir de 2019 rejuvenecimos; y deberemos esperar vivir hasta los 68 para ser considerados como tales y poder cobrar los mil pesos mensuales prometidos. No leímos las letras chiquitas, otra vez.

En Saltillo, el joven Manolo Jiménez seguirá con su discurso triunfal en una ciudad en que las escuelas y los hogares son robados sistemática- mente; en donde el transporte es pésimo; cuya la vialidad es caótica, en la que la gente escoge suicidarse sin que a nadie le importe; en donde contaminamos los pozos de agua con calles y casas y destruimos los restos de bosque; donde no tenemos áreas verdes en las colonias, sólo arroyos contaminados y malolientes surcándolas.

Claro, ya sabemos, los jodidos van a visitarse sólo cuando estén en campaña o haga frío, les llevaremos café, chocolate y camisetas verdes con el logo de Manolo y su campaña permanente para el Palacio Rosa. A ellos, talvez les tocará un pedazo de pasto y sombra en un parque público, algún domingo; o un lugar en el teleférico para “volar” a sus empleos, atravesar algún puente, hmmm, pero esas obras la hará el gobernador Riquelme. Bueno, podrán trabajar de meseros en un antro en el Centro Histórico de Saltiyork.

 jjjeee_04@yahoo.com