Mis sexenios (4)

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Armando Fuentes Aguirre “Catón” desautorizó a la Fesuc que había pedido que fuera Rector. No quiso enfrentarse con el gobierno estatal y abandonó a los estudiantes en su lucha.

por José Guadalupe Robledo Guerrero
ed. 355, septiembre 2018

¿Por qué Autonomía y no “Catón” para Rector?

La petición original que impulsaron los córporos cuando se supo que Arnoldo Villarreal Zertuche renunciaría a la Rectoría, fue la que hizo la Fesuc (Federación de Estudiantes de Saltillo) al gobernador Eulalio Gutiérrez Treviño para que la Junta de Gobierno nombrara a Armando Fuentes Aguirre (“Catón”) como Rector. Con dicha petición no estuvieron de acuerdo una buena parte de los grupos estudiantiles de Torreón, pues no simpatizaban con “Catón” y querían que el Rector fuera lagunero, por eso apoyaron a Villegas Rico en su intención de imponer a Jorge Mario Cárdenas que era de aquellas tierras.

A la corriente estudiantil de los “comunistas”, cuyas bases principales estaban en la preparatoria Nocturna, Economía, Trabajo Social, Ingeniería Civil y Arquitectura, poco le importaba quien fuera el Rector, ni candidato teníamos, pero no estábamos de acuerdo en que el gobierno esta- tal impusiera al Rector, sin tomar en cuenta la petición de la Fesuc.

Comocí a “Catón” a principios del 73, cuan- do en alguna ocasión Pablo Reyes, Presidente de la Fesuc, me invitó a una plática que un pequeño grupo de estudiantes universitarios tendrían con “Catón”. La plática fue un evento de proselitismo. Recuerdo que en aquella charla, “Catón” dijo: “Yo me propongo traer a Cristo a la Universidad”. Luego de ese exabrupto religioso, muy parecido al yunquismo del panismo católico, decidí guardar una sana distancia.

Quizás por todo aquel amor cristiano que los córporos y “Catón” se prodigaban, fue por lo que luego lo combatieron ferozmente. Pablo Reyes fue uno de sus principales acusadores, luego de la traición que les había hecho Armando Fuentes Aguirre, quien había estado de acuerdo en que la Fesuc le pidiera a la Junta de Gobierno que lo designara Rector, pero cuando Villegas Rico insistió en desoir la propuesta estudiantil, “Catón” no estuvo dispuesto a enfrentarse con el gobierno en un movimiento por conseguir la Rectoría.

Seguramente “Catón” desconfiaba del triunfo de la lucha, o quizás tenían razón sus malquerientes, que en aquel tiempo afirmaban: “Armando Fuentes Aguirre no es de fiar, es pro gobernista y será un mal Rector”, y recordaban su triste papel en el movimiento del 68.
El principal error de “Catón” fue no haber aceptado luchar al lado de los estudiantes por lograr su aspiración. Eso fue el inicio de su desprestigio ante los líderes estudiantiles, que después no quisieron darle su apoyo para la Rectoría, incluso lo combatieron como traidor, idea que aún subsiste en la mente adulta de aquellos estudiantes que lucharon por la autonomía en los 70.

Para evitar la imposición de Jorge Mario Cárdenas, los líderes estudiantiles optaron por exigir la Autonomía de la Universidad de Coahuila, pues a final de cuentas con ella se tendría la facultad de elegir al Rector que determinaran las mayorías. La Autonomía universitaria era un concepto del cual se conocía su significado y las experiencias de autogestión, pues erámos lectores de algunos folletos editados en la UNAM que hablaban de la Autonomía Universitaria de Córdova, Argentina, que recién cumplió un siglo.

Por esa razón nadie se sorprendió cuando se planteó la alternativa, menos cuando se supo de la actitud de Armando Fuentes. El momento en que se evidenció lo que los córporos calificaron de traición de “Catón”, fue cuando un grupo de dirigentes de la Fesuc se entrevistaron con el gobernador Eulalio Gutiérrez con la intención de reclamarle su actitud engañosa, pues no había atendido la petición estudiantil.

Ante el reclamo de los líderes estudiantiles, el gobernador explicó sus razones: Según Eulalio Gutiérrez, días antes había platicado con Armando Fuentes, a quien puso al tanto de la propuesta estudiantil de hacerlo Rector, pero también le dijo que la Junta de Gobierno estaba analizando la posibilidad de nombrar al lagunero Jorge Mario Cárdenas, pero temían que eso provocara un conflicto con los universitarios saltillenses, y por lo tanto le pedían su opinión, y obviamente su apoyo para desactivar cualquier movimiento estudiantil.

El gobernador señaló que “Catón” le dijo que él nada tenía que ver con la petición estudiantil, que era una propuesta que agradecía, pero que él era institucional, y que no participaría en ningún conflicto universitario ni permitiría que lo tomaran como bandera. Por esa razón, concluyó el gobernador, la Junta de Gobierno nombró a Jorge Mario como Rector.

La errónea actitud de Armando Fuentes liberó a los córporos del compromiso político de llevarlo a la Rectoría, pero también se ganó la animadversión de toda una generación y frustró sus aspiraciones rectorales para siempre. Por eso, luego de conseguir la Autonomía Universitaria no hubo oposición al planteamiento de posponer la elección del Rector para después de la elaboración de la legislación universitaria: La Declaración de Principios y el Estatuto Universitario.

En aquel tiempo, retardar la elección rectoral era para obstaculizar la llegada de “Catón”, quien independientemente de la malquerencia de los córporos seguía siendo el candidato natural a la Rectoría, debido al proselitismo que en su favor habían realizado antes de “su traición”.
No hay duda tampoco que para ese momento, los córporos ya habían realizado un pacto con Melchor de los Santos, para que éste se quedara dirigiendo la Universidad, mientras ellos eran el poder tras el trono.

Melchor de los Santos Ordoñez despolitizó la UAC, expulsó a sus enemigos ideológicos y llenó de oportunistas la administración universitaria.

De todos modos había otras circunstancias más importantes que la sola obstaculización de “Catón”, mismas que preocupaban a los córporos. Para empezar, los estudiantes saltillenses sólo representábamos un sector más de la comunidad universitaria. Por otro lado estaban muchos profesores y estudiantes de Monclova y de Torreón que no estaban de acuerdo con el movimiento.

Por mucho prestigio que en ese momento tenían los líderes estudiantiles saltillenses, ya con el decreto de Autonomía hubiera sido temerario imponer a determinado Rector sin caer en el divisionismo entre los grupos y sectores universitarios, pues ese error lo estaban esperando los oportunistas y el gobierno, para demostrar que éramos incapaces de autogobernar la Universidad.

La otra razón era, que Armando Fuentes ya no contaba con la simpatía de los córporos, al contrario, era objeto de una virulenta animadversión. Entre algunos líderes estudiantiles se le calificaba como esquirol y traidor, incluso sus detractores aseguraban, que desde el inicio del movimiento por la Autonomía, “Catón” le había hecho saber al gobierno que él no estaba de acuerdo con la Autonomía ni con la forma de conseguirla. En otras palabras, estaba en contra del movimiento.

También en pequeños grupos se comentaba que algunos líderes, como Mario Arizpe, trataban de apoderarse de la Universidad. Sin embargo, muchos no hicieron caso a los comentarios, los consideraron divisionistas y malintencionados. No se dudaba que esos comentarios fueran ciertos, pero se sabía que detrás de los rumores, se encontraban los oportunistas, el gobierno y sus infiltrados que querían dividir a los universitarios.

Después del movimiento de la Autonomía, en el seno de los dos principales grupos estudiantiles (córporos y “comunistas) ya se incubaba la lucha ideológica. El gobierno gutierrista, a través de Villegas Rico y Luis Horacio Salinas, había infiltrado a los grupos estudiantiles para provocar la división, desprestigiando a los dirigentes más importantes. Mario Arizpe fue uno de los cuestionados, debido a que tenía un claro proyecto universitario, además de una gran influencia. Por tal motivo terminó enfrentándose al grupo al que pertenecía.

Años después que me reencontré con Mario Arizpe abordé el tema de su renuncia a Extensión Universitaria, y le pregunté a qué se debieron las desavenencias con sus compañeros. Obviamente no quería hablar del asunto, por eso recibí una respuesta lacónica: “Fue cuestión de jotos”, me dijo sin más explicación.

Esto explica en parte, que un año y meses después del decreto de Autonomía, a finales de 1974, Mario Arizpe renunciaba a la Dirección de Extensión Universitaria de la UAC, enemistado con su grupo, los córporos, y acusado de querer controlar la Universidad para sus fines personales. Por mi parte, cuando comencé a recibir “el fuego amigo” de los infiltrados, decidí emigrar a San Luis Potosí en donde asesoré a obreros en la constitución de sus sindicatos, y participé en organizaciones campesinas en la Huasteca Potosina.

Retorné a San Luis Potosí a finales de 1974, luego de participar en las comisiones electas por el Consejo Universitario para la elaboración de la legislación universitaria. Por eso tuve la oportunidad de estar en la discusión de las principales cláusulas del Estatuto y en la total elaboración de la Declaración de Principios.

Desde el primer día de vida autónoma, salieron a relucir los dos proyectos de universidad que los grupos de dirigentes universitarios habían diseñado para la UAC. Los “comunistas” plantea- ban que los universitarios debería ponerse al servicio del pueblo, que se elevara el nivel académico, cultural y científico de la Universidad, que se abrieran las puertas de la UAC a los problemas sociales y que saliéramos a la calle a organizar obreros, campesinos y colonos, con el fin de apoyar sus demandas económicas y sus aspiraciones reivindicativas y políticas.
Los córporos insistieron en que la Universi- dad se encerrara en sus recintos para organizarla administrativamente. Este planteamiento fue finalmente el impuesto por los córporos, pues tenían el control de la estructura administrativa y el manejo de los recursos universitarios. Tenían también una asociación política con Melchor de los Santos, quien era de los mismos, y los acuerdos con el gobierno gutierrista les aseguraba que ningún político metería las manos en la naciente UAC, mientras ellos la manejaran e hicieran lo acordado, es decir, evitar la agitación social.
En el Consejo Universitario Paritario recayó la responsabilidad de elaborar los documentos que normarían todas las actividades del quehacer de la UAC, y el Secretario General de la Universidad, Melchor de los Santos Ordoñez, se quedó como Encargado del Despacho de Rectoría mientras se terminaba la legislación universitaria.

El ingreso de Melchor De los Santos Ordóñez a la Universidad y su llegada a Rectoría, está relacionada con un movimiento estudiantil anterior a la Autonomía: la lucha que dieron en 1971 los estudiantes de la escuela de Economía del Instituto de Estudios Profesionales de Saltillo (IEPS), para conseguir su absorción a la Universidad de Coahuila. Ante la sordera de la Junta de Gobierno, los estudiantes de Economía realizaron un plantón de 30 días frente a Palacio de Gobierno, apoyados por las escuelas donde imperaba la corriente de los “comunistas”.

El plantón frente a Palacio logró que la Universidad de Coahuila absorbiera a la escuela de Economía del IEPS, que era una institución para trabajadores, como todas las que creó el Dr. Mariano Narváez, algunas de las cuales fueron absorbidas por la Universidad, como: Economía, Preparatoria Nocturna, Arquitectura e Ingeniería Civil. Por eso todas estas escuelas fueron, en el movimiento de Autonomía, parte de una misma corriente de pensamiento, pues tenían el mismo origen social y académico. Por eso en dichas escuelas aún subsisten turnos nocturnos para trabajadores.

Melchor de los Santos fue parte del movimiento, pues era Secretario de Economía, y el Director era Enrique Martínez y Martínez. Al ser absorbida Economía, Melchor continúo como Secretario de la escuela y profesor, allí se encargaría del despacho de la Dirección mientras se organizaba la planta de docentes, ya que la mayoría de los profesores abandonaron la escuela cuando inició el movimiento por la absorción.
En este movimiento nacieron como dirigen- tes universitarios algunos estudiantes que mucho hicieron por su escuela y por la Universidad: Carlos Fonseca de León, Joel Ramírez, Lucila Córdova, Mario Valencia y Ricardo Valdez Silva, entre otros más. A ellos se debe que la UAC cuente con el complejo de Campo Redondo, pues en aquellos tiempos le solicitaron los terrenos al Secretario del Patrimonio Nacional: Horacio Flores de la Peña, quien se autodefinía como marxista. También solicitaron el permiso para una radiodifusora universitaria.

Melchor tenía pocos meses de haber ingresado a la Universidad y de fungir como Director de Economía, cuando en 1972 se realizó en el Ateneo Fuente un movimiento estudiantil comandado por Óscar Pimentel que puso en huelga a los preparatorianos, cuya demanda principal era la expulsión de un grupo de profesores, entre ellos el Director, Arturo Moncada, a quien sustituyó “Catón” y por consecuencia Melchor se convirtió en Secretario General de la UAC a petición de los córporos de la Fesuc.

“Catón” quería la Dirección del Ateneo Fuente para hacer proselitismo futurista y llegar a la Rectoría, y Arnoldo Villarreal Zertuche deseaba sacudirse a “Catón” de la Secretaría General, pues ya no aguantaba su futurismo. De esa manera “Catón”, el candidato de la Corporación se iba al Ateneo, y Melchor identificado con ellos llegaba a la Secretaría General.

Meses después se iniciaría el movimiento de Autonomía, y Melchor apoyó a sus aliados, los córporos, dándoles la llave de Rectoría para que entrarámos al edificio sin causarle daños.

Después del movimiento de Autonomía, Melchor de los Santos se quedó dirigiendo la UAC como Secretario General Encargado del Despacho de Rectoría, cargo que desempeñó durante dos años, tiempo que se necesito para elaborar la legislación universitaria, luego lanzó la convocatoria para realizar elecciones de Rector y se postuló como candidato, convirtiéndose en el primer Rector de la Autonomía.
Como Encargado del Despacho de Rectoría, Melchor se deshizo de Mario Arizpe, expulsó a sus enemigos ideológicos y le dio ingreso a la administración de la UAC a un conjunto de oportunistas que nada tenían que ver con la Universidad, todo con el apoyo de Pablo Reyes…

(Continuará).
Mario Arizpe, la otra visión…