Lo único que ofrece el próximo gobierno es un futuro incierto

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por Adolfo Olmedo Muñoz.
ed. 357, noviembre 2018

Lo único que hasta ahora ha distinguido a Andrés Manuel López Obrador, es su tozudez, su terquedad y su obvia tendencia a la mentira, aunque él ofreciera hace no mucho que uno de sus tres postulados básicos sería el de no mentir, -otro sería el de no robar-, pero al paso que vamos, en muy breve tiempo, ya lo desmienten sus hechos, luego de la burda y soez burla con la que se pasó por el arco del triunfo, todo sentido de razón y todo principio de derecho, así como los más altos estudios científico-técnicos, para que, a través de la maniobra que él llamó consulta popular sobre el nuevo aeropuerto de la ciudad de México, echó a la basura cientos de miles de millones de pesos, y lo más grave, la opinión de millones de opiniones contrarias al capricho de Santa Lucía.

Mascarada que al darla a conocer como resultado de la expresión del pueblo mediante su “voto”, también se mofó de los dueños de los capitales de inversión, al restregarles, la “nueva” forma con que habrá de gobernar al país basando el destino de millones de mexicanos en lo que será su “vox populi”, apotegma que junto a aquel que dice que la “vox populi vox dei” (la voz del pueblo es la voz de Dios), se anunció implícitamente como representante directo, único y más cercano a Dios, que dde acuerdo con pasajes de nuestra más amarga historia política, nos evoca a aquella figura de “Su Alteza Serenísima”

Y se lo hizo saber, en principio a esos capitalistas, “contrarios a la patria”, saqueadores, hambreadores, ladrones, explotadores usureros, para que sepan, dijo, “quien manda ahora”, y anunció a continuación la inminente y categórica separación del sistema capitalista, de los mercados de las labores de una nueva burocracia de estado.
Que al juzgar por los peleles “patiños” con que piensa llenar los espacios de la administración pública, partiendo de su “responsable” de la comunicación social de la presidencia, pasando por un ingeniero ¡agrónomo! que “despachará” como director del “proyecto” del nuevo aeropuerto en Santa Lucía y ni qué decir del tendencioso e ilegal Secretario de Obras Públicas, que sin ningún nombramiento oficial ya hasta organizó el mega fraude que apodó “consulta pública”.

Quizá debemos tomar más en serio el vuelco que ha dado la actividad política, antes de que tengamos que lamentar la presencia de una nueva Alteza Serenísima, con el que transitemos de la cuarta transformación, a la segunda desmembración del país.

Ojalá que la vergüenza que se evidencia entre los discretos comentarios de aquellos que por años socavaron a la institución presidencial, pretextando un antipriísmo enfermizo, los haga recapacitar en la clase de monstruo que contribuyeron a crear; a veces licántropo, embozado en salea de cordero en otras, que nunca alcanzará ni la más mínima altura frente a quien fuera candidato de ese partido que ayudaron a destruir.

Sin embargo, hay también quienes con legítimo orgullo pueden mostrar la cara, para regodearse de que, a pesar de las descalificaciones de los fanatizados, siempre fueron fieles a un criterio que, hoy, se está demostrando como el más certero.

En ese sentido, quiero comentarles del hallazgo que hice hace unas semanas, cuando por demás temerariamente, leía yo los periódicos, encontré una columna que de inmediato llamó mi atención pues la encabezó “Gracias Señor Andrés Manuel López Obrador”, lo cual parecería un desafortunado desliz.

En el cuerpo de la nota, fui encontrado una elegante chacota que dibujaba uno de los principales rasgos de lo que se considera “chiste”, que es el carácter ilógico de una pequeña historia, donde la lógica es traicionada por una impertinencia, o dicho de manera más coloquial, por una pendejada.

Y es que el columnista, hacía alusión a varios de sus comentarios adversos y advertencias de sus pasadas críticas y señalamientos en donde exponía la clase de… mañoso, improvisado, ignorante, la clase de hemiono que se postulaba de manera por demás rabiosa en pro del más alto puesto en la política.

Con una cadena de referencias adecuadas a otras tantas acciones del susodicho, remataba o iniciaba su fraseo con un “Gracias señor López Obrador porque en tan poco tiempo que ha usurpado (no olvidemos que aun no es presidente constitucional) el poder presidencial, ha venido demostrando que cuando se le dijo mentiroso, hipócrita, taimado, prepotente, pero evidentemente inculto, lo ha venido evidenciando”.

Palabras más palabras menos, los hechos hoy son más que elocuentes. Esta bien claro que, o es un perverso retorcido que se esconde tras una máscara de “demócrata” cuando es un sátrapa en ciernes, o bien es un soberano pe… regrino que a ciegas pretende transitar un campo minado.

Lo cierto es que, como dijo John McCain: “No podemos ocultar eternamente quienes somos en realidad”.