Por Rigoberto Losoya Reyes
ed. 358, enero 2019
En diciembre de 1888 se emitió un decreto por parte del gobierno del Estado de Coahuila, para que la Villa de Piedras Negras, se elevara al rango de ciudad con el nombre del presidente de la república, general Porfirio Díaz. Había esperanzas que, con este nombre, llegaran a la villa los aires del progreso que tanta falta hacía. El historiador Alejandro Rosas afirma que hasta 1910, era común que el país entero conmemorara la batalla del 2 de abril de 1867, fecha en que el caudillo republicano, recuperó la ciudad de Puebla de manos de los imperialistas. El cambio de nomenclatura en verdad sí favoreció a la nueva ciudad.
Con el establecimiento del ferrocarril Internacional Mexicano, detonó el comercio exterior y las ventas al interior de la república. Por su parte, don Porfirio Díaz, autorizó la construcción de edificios federales para la aduana fronteriza y los juzgados del fuero federal.
La ciudad Porfirio Díaz llegó a convertirse el sueño americano para los norteamericanos y europeos que olfatearon la gran oportunidad de hacer fortuna en esta pequeña ciudad.
Los comerciantes de Texas abastecían de víveres, herramientas y armas. Los españoles importaban los ultramarinos y los empresarios nacionales importaban diversos productos de Francia, Inglaterra y España.
Los hermanos Trueba de origen español, el norteamericano Leonardo De Bona lograron subsistir hasta el siglo XX con sus casas comerciales. Por su parte, algunos empresarios mexicanos como Rafael Múzquiz se sumaron a la bonanza comercial, con la compra y venta de ganado mayor y menor, y a la venta de vehículos americanos. Al recorrer la calle Zaragoza, se podían adquirir en los establecimientos, vestidos para dama, importados de Francia, herramientas de origen norteamericano, trajes casimir de Inglaterra, y armas importadas de San Antonio, Texas, entre otros productos.
La mayoría de los principales establecimientos comerciales operaban en su mayoría en el sector centro de la ciudad. Entre ellos podemos citar el reconocido hotel “Canales”, propiedad de Alejandro Canales, se localizaba por la calle Allende. Su construcción aún se encuentra en pie. Don José María Velasco se dedicaba a la venta de abarrotes, licores y muebles de todas clases su domicilio era calle de Iturbide No. 61. Por otra parte, no podían faltar los típicos bares y cantinas como la llamada ¨La Oficina¨ (cantina y billares), y sus propietarios eran Mondragón Y Cía., con domicilio en calle de Allende frente a la Plaza del Comercio. (actual Mercado Zaragoza). Otro establecimiento del mismo giro, era la ¨Cantina del Cambio¨ , propiedad de A. Anglin & Co., por la calle Zaragoza, cerca de la estación del Ferrocarril Internacional y la famosa Cantina Internacional de Al. A. Switzer, con mesas de billar. En cuanto a otros giros, se recuerda la ¨Botica del Bravo¨ propiedad del Dr. Lorenzo Cantú, ubicado en Zaragoza No. 60, con teléfono no. 10. Este personaje llegó a ser presidente municipal. Otra negociación denominada “Palacio Hermanos”, eran agentes del Banco Nacional de México y criadores de ganado menor. Para dar mantenimiento a los carruajes y vehículos americanos, operaba el taller de servicio:
“Carrocería Francesa¨ que se localizaba en la calle Zaragoza No. 5. Otro de los comerciantes que operaba tanto en Eagle Pass como en Ciudad Porfirio Díaz, era don Leonardo De Bona, comerciante en abarrotes, de mucho arraigo en la localidad, desde el siglo XIX. También en la comercialización de abarrotes y licores se incluye a “La Sultana”, de Vara y Flores. Se encontraban en la calle Zaragoza No. 22. Otro giro muy socorrido era la venta de ropa de fabricación nacional y extranjera. Este tipo de establecimientos se les conocía como “Cajón de Ropa”. Los establecimientos más se destacados era: D.C. Sámano y Cía. ¨La Bola De Oro¨, José Goodman, con el “El Puerto de Liverpool”.
En cuanto a la comercialización de abarrotes: Jesús G. García, con su establecimiento “El `Porvenir”, ubicado en la calle de Allende No. 41. Don Hilario Delgado que también se dedicaba a la comercialización de maderas, aún se mantiene en pie su construcción por la calle Zaragoza Sur. Los hermanos Trueba de origen español (Domingo, Ricardo y Antonio), Narciso Cárdenas, Juan Antonio González y Cía. (Zaragoza No. 18)
Don Matías Barrera se dedicaba a vender y distribuir las famosas maquinas Singer, por la calle Morelos y Allende. Don Leónides Larralde, tenía una oficina de préstamos en a la calle Terán No. 15. Por otra parte, don Rafael Muzquiz, negociante de ganado, se encargaba de realizar compras en Europa y Estados Unidos, además agente de fábricas de carruajes americanos. Se localizaba en la calle de Zaragoza No. 39. Manuel Ortiz Rodríguez, era comerciante en licores del País y se encontraba en calle Morelos No. 72 y Calle del Comercio No. 58 Los extranjeros Kurt C. Stein/Francisco Lagrange Lumber And Builders Supplies, se localizaban en la calle de Allende frente a La Plaza Del Comercio.
También se construyó el mercado Zaragoza en un estilo francés, su fachada imponía y arrancaba expresiones de admiración. Desgraciadamente, este hermoso edificio fue demolido en la década de los cuarenta después de haber sufrido un incendio.
La ciudad de Piedras Negras, a 130 años de haber logrado el rango de ciudad, ha llegado alcanzar un desarrollo económico y empresarial que a la fecha es envidiable.
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