por Augusto Hugo Peña Delgadillo.
ed. 358, enero 2019
Al fin se está dando un golpe al robo desmesurado a PEMEX, que comenzó al por mayor cuando fue puesto exprofeso en la dirección de Petróleos Mexicanos, por Ernesto Zedillo, Rogelio Montemayor Seguy con el fin de canalizar de forma bien administrada los robos dentro de la empresa, ya que Montemayor era considerado un experto en trácalas. Tenía (tiene) dos licenciaturas, una en economía y otras en psicología, una maestría en economía en los Estados Unidos y un doctorado en la misma disciplina. Carlos Salinas lo consideraba un experto en trácalas, fraudes y peculados y de ahí fue que lo designó para comprar el Complejo Industrial Pajaritos en Coatzacoalcos en el 9% de su valor real, apareciendo él y sus hermanos como dueños, pero es sabido que Salinas de Gortari era el probable dueño y él y sus hermanos solo socios o prestanombres. La cuestión es que por ser un experto en trácalas y chanchullos fue nombrado director de PEMEX para organizar los robos. Por cada litro de gasolina que se roban, le roban al fisco más de 4 pesos. ¿En dónde está ese dineral?
De ninguna manera intento siquiera decir que los robos en PEMEX comenzaron con Montemayor Seguy como su director, porque desde los años cuarentas y cincuentas siendo director Antonio J. Bermúdez se suscitaron escándalos de corrupción en PEMEX y posteriormente con Jesús Reyes Heroles, Antonio Dovalí Jaime y Jorge Díaz Serrano, los escándalos por robos se multiplicaron, hasta llegar a los años en que Rogelio Montemayor se hizo cargo de la dirección de PEMEX, como lo he dicho, para administrar, tanto la empresa, como la canalización de los robos de forma programada, ya que según gente cercana a Carlos Salinas, Montemayor Seguy, amén de ser experto en esas lides, tenía un doctorado en hacerse de lo ajeno, pero lo agarraron con las manos en la masa, apenas con dos o tres mil millones de pesos, dizque porque los desvió hacia las campañas del PRI, siendo que en la realidad, no lo que se “desviaba”, sino lo que se robaban de PEMEX, eran entre 150 y 200 millones de pesos diarios, tal y como lo ha puesto al descubierto López Obrador.
Para llegar al nivel de robo en PEMEX, y no solo de gasolinas, gas y diésel porque también se robaba a lo grande en las nóminas infladas hasta en un 40%, y los departamentos de adquisiciones y en obras de todo tipo y tamaño, es que se armó toda una ingeniería delictiva organizada a gran escala -según se ha dicho por funcionarios de la empresa- por Rogelio Montemayor, razón por lo que fue designado director de la empresa petrolera propiedad del pueblo de México, o sea “de la nación” pero que los beneficiarios o usufructuarios, eran unos cuantos ladrones de los de arriba, y muchos pequeños ladronzuelos de los de abajo. Para robarse de 11 a 13 millones de litros diarios de gasolina, por lo que era necesario estar coludidos con cientos de gasolineras, las que ya fueron detectadas de una manera ingeniosa.
1º – PEMEX de forma legal hace entrega de gasolina a las gasolineras y les factura cada entrega. 2º – Pero de la misma manera le es entregada gasolina a ciertas gasolineras a las que no les factura, y que les vende a precios más bajos y, que pagan en efectivo para no dejar huella del robo, de la compra ilegal ni de la complicidad con funcionarios de PEMEX. 3º – Para hacer todo esto de forma ordenada tendría que haber una empresa organizada que manejase magistralmente las complicidades entre los ladrones, y los compradores. Y con un grupo de terceros, los administradores. Estos últimos, necesariamente tendrían que estar coludidos con la secretaría de Hacienda a cambio de repartirse equitativamente el IEPS que va de: $ 4.06 pesos litro por: gasolina PREMIUM – $ 4.81 por MAGNA y, hasta $ 5.28 del DIESEL (50 millones de pesos diarios de robo al fisco solo en las gasolinas y el diésel robados.)
Para detectarlos se usó cierto ingenio, solo se les vendió a las gasolineras el mismo promedio que se les hubo facturado en los últimos tres meses, y esto fue lo que provocó el desabasto en algunas gasolineras, las que compraban gasolinas y diésel robados. Por lo pronto, el gobierno de López Obrador ya ordenó el cierre de cientos de gasolineras, se les va a retirar la concesión y se les van a hacer cargos para requisarle en parte lo que se han robado y probablemente se sancionaran con cárcel a algunos para dejar un precedente como correctivo ejemplar. Todo esto tiene que hacerse y llevarse a cabo sin que quepa el perdón o el disimulo, ya que al hacerlo, se incurriría en complicidad explícita e implícita, y no creo que López Obrador se preste a este tipo de enjuagues.
El comprador final paga el IEPS, y este dinero que suma más de mil 500 millones de pesos cada mes, -solo de la gasolina robada- ¿en dónde quedó? Porque fueron más de 10 años que este robo se perpetró, 4 años en el gobierno de Calderón que fue quien implantó el IEPS y 6 años con Peña Nieto. Estamos hablando de un robo al fisco muy arriba de los 180 mil millones de pesos, insisto, ¿en dónde quedó este dineral? 180 mil millones de pesos es el costo total del aeropuerto que se haría en el lago de Texcoco, es mucho dinero que quedó en los bolsillos de unos pocos ladrones. ¿Podrá acaso el nuevo gobierno recuperar esta suma enorme de dinero que se robaron? Me refiero no solo a los 180 mil millones de pesos robados al fisco por IEPS sino a más de 600 mil millones de pesos más que se robaron en gasolinas, gas y diésel. Los que se beneficiaron están plenamente detectados, entre ellos están los del Grupo Atlacomulco, y otros más ligados a la secretaría de Energía, -Pedro Joaquín Coldwell sus familiares y cómplices-, en PEMEX, -desde Rogelio Montemayor Seguy, hasta José Antonio González Anaya- y muchos otros coludidos con Carlos y Raúl Salinas, Emilio Lozoya, padre e hijo, Romero Deschamps, etcétera, etcétera. ¿Se hará justicia? O, ¿usted qué opina, apreciable lector?