La ceguera de los morenos

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por José C. Serrano Cuevas.
ed. 359, febrero 2019

Roberto Cabrera Alfaro renunció a la titularidad de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNBP), el martes 15 de enero de este sorpresivo 2019. Lo que no queda claro es si lo hizo motu proprio, o por presiones del subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación (Segob), Alejandro Encinas Rodríguez.

Si el subsecretario Alejandro Encinas Rodríguez decide borrarlos de la nómina, cometería una gran arbitrariedad.

Cabrera Alfaro llegó al cargo en marzo de 2018, tras un proceso de selección en el que participaron familiares de personas desaparecidas. Alfonso Navarrete Prida, entonces secretario de Gobernación, le tomó la protesta de ley. Desde antes de este suceso, Roberto Cabrera y su equipo de trabajo hicieron la tarea bajo la tutela de Renato Sales Heredia, titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), en las instaciones ubicadas por el rumbo de la avenida Constituyentes de la Ciudad de México.

Con una gran capacidad de convocatoria, este equipo de jóvenes entusiastas, logró reunir en reiteradas ocasiones a un nutrido grupo de familiares que, por años, ha buscado a personas desaparecidas: hijas, hijos, hermanas, hermanos, padres, madres, esposas, esposos. También acudían a las reuniones mandos operativos de procuradurías y fiscalías estatales y peritos en diferentes especialidades de las ciencias forenses. Un verdadero grupo multidisciplinario.

Las sesiones de trabajo siempre estuvieron permeadas por una premisa bastante singular: dejar de lado el cómo no se pueden hacer las cosas, y sustituirlo por el cómo sí se pueden hacer. Los participantes asumieron el papel de auténticos agentes del cambio. Y eso queda como impronta en sus conciencias.

Casi en paraleo de la entrega de su dimisión al cargo, Roberto Cabrera informó en conferencia de prensa que, “actualmente el registro de personas desaparecidas está integrado por 40 mil 180 nombres (2 mil 695 más que lo reportado hace tres meses)”.

Dejó en claro que las entidades federativas no cooperan con la entrega de información, debido a que han sido renuentes a nombrar comisionados locales que se encarguen de estas importantes tareas. Esta omisión ocasiona que se desconozca el destino de muchos cadáveres, o la entrega a familiares de cuerpos que no corresponden.

El equipo de la CNBP lleva un avance considerable en la integración de la Base Nacional de Datos Forenses, así como en la de datos biométricos, que se alimenta con fotografías y huellas de personas en situación de calle y albergues, a fin de confrontar con la identidad digital de las personas desaparecidas.

En los días previos a su dimisión, Cabrera Alfaro y su equipo trabajaron asiduamente en la elaboración del Programa Nacional de Búsqueda, documento de 46 páginas que comprende siete capítulos: 1) Antecedentes, 2) Fundamentos, 3) Objetivos, 4) Metodología para la elaboración del programa, 5) Marco Normativo, 6) Glosario de términos y 7) Principios que deberán observarse para la búsqueda de personas desaparecidas y no localizadas.

Actualmente la CNBP está acéfala y el equipo de colaboradores, en la indefensión total. A 28 profesionales que han manejado información especializada no se les ha renovado su contrato; por ende, ya laboraron 15 días sin recibir la remuneración correspondiente. Son jóvenes limpios de cualquier corruptela, que llevan tatuada al pellejo la camiseta de la dependencia; son creativos, escrupulosos, dispensadores de la calidez del buen servidor público.

Si el subsecretario de Derechos Humanos de la Segob decide borrarlos de la nómina, cometería una gran arbitrariedad: el trabajo es un derecho consagrado en la Ley Suprema del país. Encinas Rodríguez estaría en entredicho por contravenir la naturaleza propia de su nombramiento.
¡No a la ceguera de los morenos! Se escucha en lontananza.