por José Luis Rodríguez Flores.
ed. 359, febrero 2019
Empezaré con un chascarrillo de color rojo: resulta que en vida de un matrimonio el cónyuge de nombre Jaime, trató de ser buen esposo con su mujer Inés, inclusive en momentos de debilidad cuando Jaime fue tentado por algunas damiselas de dudosa reputación que presurosas le ofrecían tener una relación de bajos instintos o de flaqueza carnal; pues bien, se puede decir sin mentir, que Jaime los superó; pero sucedió que Jaime al morir, llegó al cielo y encontrándose no lejos de San Pedro; (hago un breve paréntesis) ya que San Pedro es el que define el ingreso de los muertos al cielo… según Mateo 16, 18-19 “Y Yo te digo [tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella daré las llaves del Reino de los cielos] entonces al morir la viuda Inés e ir al cielo; para pronto dijo ahí está mi difunto y quiero unirme con él; más Jaime replicó: no San Pedro el casorio o el matrimonio finalizó con la muerte… Pues bien San Pedro te pido por favor que ya no me arrimes a mi vieja Inés… ya terminó al morir mi matrimonio… ¡Dijo el difunto! ¡Jajajaja jajajaja!
En tiempos de “La Colonia”, en la Nueva España, solo existía el “Matrimonio Eclesiástico” el cual, de acuerdo con el derecho canónico, la Iglesia Católica Romana lo define como una institución divina, perpetúa e indisoluble y lo consideraba como una alianza irrevocable. Es decir solo con la muerte de alguno de los cónyuges daba paso a la disolución del vínculo conyugal. De manera tal que el dominio y la influenza de la Religión tenían carácter de instrucción de estado como era la costumbre en aquellos tiempos.
Más tarde con la Revolución de Ayutla con Juárez, Ponciano Arriaga y Melchor derivó la Constitución de 1857 y con ella resultó la ley del Registro Civil de 1857 que solo permitía la separación de los cuerpos, incluso todavía la constitución de 1874 prohibía el divorcio de los cónyuges, ya que si no se entendían; ya fuera el marido o la mujer los que quebrantaban la promesa de fidelidad o había situaciones en incompatibilidad hacia el otro cónyuge, lo único que podían hacer marido y mujer conforme a ley era separarse físicamente, más la ley no autorizaba a los esposos disolver el vínculo conyugal, por supuesto que no autorizaba a volver a contraer nupcias provocando que muchos individuos al separarse vivían en concubinato haciendo más complicado el desarrollo para la familia y para la nueva pareja, creando esta irregularidad más inconvenientes y mayores conflictos para la sociedad en su conjunto.
No sería hasta 1914 que cambiaría el estatus del “DIVORCIO” de tal suerte que Venustiano Carranza en su exposición de motivos al emitir el decreto del 29 de diciembre de 1914, modificó la fracción IX del artículo 23 de la ley de 1874 reglamentaria de las adiciones y reformas de la ley de la Constitución Federal decretadas el 25 de diciembre 1873, para entonces a la sazón creaba la Ley de Divorcio por publicación el 2 de enero de 1915.
Pues bien los cambios han sido profundos en 105 años desde la promulgación de la Ley del Divorcio emitida por don Venustiano Carranza, ya que en junio del 2013; luego de aprobar el Pleno del Congreso iniciativa enviada por el ex Gobernador Rubén Moreira; el Poder Legislativo decretó de un plumazo eliminar 21 causales forzosas para disolver un matrimonio; quedando hoy para darse el divorcio “sin necesidad de causa o motivo”, inclusive si el cónyuge que no lo solicita se opone a dar terminado el matrimonio, está reforma al divorcio de “ipso facto” se llamó por la “voz populi” “DIVORCIO INCAUSADO“ según establece el artículo 362 de ley reformada, y puesta en vigor en Coahuila hasta la fecha.
Así que divorciarse ahora es más fácil que adquirir una bolsa de semillitas en las esquinas próximas al parque de Béisbol de Saraperos Francisco I. Madero y luego que José Antonio Mansur cambiara el nombre de “Algodoneros”, por Vaqueros de Laguna; y con la tristeza para la afición de la Región Lagunera, según el Siglo de Torreón en su edición del 8 de noviembre de 2018 no habrá Béisbol profesional en 2019 en el parque Revolución de Torreón., hecho muy lamentable….
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