por Sócrates A. Campos Lemus.
Desde hace muchos años, organizaciones ligadas a lo que se ha dado en llamar “izquierda mexicana” que no tiene nada de surda más que el cobrar con la derecha en muchos casos, tienen la idea de que controlarán el movimiento obrero del país, esto generará un gran choque de trenes entre los organismos tradicionales sindicales y los del nuevo cuño que pretenden desplazar con el apoyo del presidente a los actuales dirigentes de lo que se ha dado en llamar “organizaciones charras”, el caso es que desde hace mucho, con la visión de Fidel Velázquez, el movimiento obrero sirvió para fomentar la estabilidad de las organizaciones empresariales y de esa forma los acuerdos salariales se pactaban en los mejores términos para la tranquilidad económica y política a favor, la mayoría de las ocasiones, de los patrones y no de los trabajadores que se quedaban viendo como el chinito.
Muchos de esos sindicatos de empresa o sindicatos “blancos” solamente tenían como función ser los reguladores de los conflictos obrero-patronales y por ello cobraban una cuota anual, yo no sé si “napito” es en verdad un dirigente obrero con ideología socialista o simplemente es un buen operador político en las relaciones de un sector tan conflictivo como el sector minero y no tengo la menor idea si cuenta con la aprobación del mero mero para encabezar una confrontación con los dirigentes obreros tradicionales, viejos lobos de mar que están jugando su sobrevivencia o su descalificación total, así que como ellos intuyen lo que viene acaban de declarar que se defenderán con las “garras” y esto implica una seria presión y conflictos en algunos sectores.
No tengo idea de qué fuerza política genera “napito” en su nueva organización ni si cuenta en realidad con el apoyo del presidente para confrontar a la vieja dirigencia obrera, el caso es que cuando menos, AMLO, ha sostenido que no quiere confrontaciones en el país, que busca en realidad que todos los sectores se unan para sacar adelante los problemas que confrontamos, así, habló de que no quiere problemas ni dificultades con las iglesias y menos con el clero político católico y por ello elude tratar el asunto de la pederastía por parte de los curas o bien, sin estar comprometido, a los trafiques de algunos dirigentes, habla de que no tiene necesidad de que se aceleren las cosas y se llegue a las confrontaciones de grupos y así, podríamos decir que a pesar de que un grupito de grillos les dan cuerda a los “nuevos dirigentes sindicales petroleros” y hablan de consignaciones y de procesos electorales en el sector, podríamos entender que eso podría llevar a serios conflictos intersindicales que no le conviene, en este momento, al presidente ya que es lo que buscan muchos grupos de la ultraderecha: el que fracase la política petrolera de AMLO, para así obligar a que siga la privatización en muchos de sus sectores, si eso es lo que buscan con el pretexto de la democratización o no lo ven, al final de cuentas será el resultado que perjudicará a todos los mexicanos y esto no implica que pensemos que no es importante la democracia sindical pero hay formas y fondos y los tiempos son necesarios de observase para que los tiempos y las circunstancias sean las mejores y nos las que generen los conflictos y problemas y, si alguien sabe de tiempos y de circunstancias es AMLO, a pesar de que algunos de sus operadores andan en el acelere pensando que están no en el cambio democrático sino en la “revolución social” y esto provoca conflictos que es lo que menos conviene, ahora, a todos los mexicanos.
En el sector eléctrico las “masas se mueven”, curiosamente los viejos dirigentes a los que repartieron migajas en la privatización que aceptaron sin chistar, ahora, quieren todo el pastel, y si esto provoca lucha intersindicales y se operan las presiones por medio de apagones y otros actos de presión sin duda se provocará una desconfianza en el proceso económico y la organización sindical que evitará que los inversionistas quieran arriesgar sus dineros en zonas donde no tendrán seguridad energética, y esto, solamente, insistimos, ayuda a la derecha no a los cambios propuestos por AMLO en la reconstrucción económica y social del país.
Proyectos como el Tren Maya y el tren que conecte al Istmo de Tehuantepec en el tramo Salina Cruz-Coatzacoalcos, diseñados como importantes mecanismos de desarrollo del Sur, pueden tener un freno en el caso de que se generen y operen las viejas rencillas entre la actual dirigencia ferrocarrilera y los viejos “vallejistas” que siguen esperando mejores tiempos para imponerse sindicalmente, la realidad es que ya vimos las consecuencias que ha tenido para la economía y el prestigio nacional los paros y los plantones que se realizaron en Michoacán y esto, aunado a los robos de mercancías que se generan por los grupos huachicoleros en Puebla y Veracruz, son el medidor exacto de lo que se puede generar en contra del país y de sus proyectos de desarrollo, por ello, insistimos en que es inadecuado que algunos ambiciosos y despistados políticos que se dicen cercanos al presidente alienten las confrontaciones intersindicales porque esto puede fomentar la agitación y la desestabilización obrera en muchos sectores, es cosa de reflexionar no de actuar irreflexivamente como se hace cuando la ambición es la base de a la acciones de poder de algunos despistados…