De guarderías y derechos

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por Profesor Evaristo Velasco Álvarez.

Me encanta la idea de quitarles a los poderosos los miles y miles de pesos que sólo pertenecen al pueblo. De ya no permitirles seguir robando a la sociedad con sus falsas caras de preocupación y angustia “por ayudar a los pobres”. Y es que lo que es bueno puede ser mejor o puede volverse malo, dependiendo del uso y del abuso de las cosas.

Tal es el caso de quienes se llenaron los bolsillos con dineros del pueblo, pretendiendo ayudar a los niños y a sus familiares con las guarderías infantiles que se generalizaron en todo el país. Apoyadas por instituciones que pretendieron en un principio generar espacios de bienestar para los niños, mientras que los padres y los familiares podían dedicar su tiempo al trabajo que les redundaría en mejor economía familiar.

Por cada niño inscrito en alguna guardería, la administración de tal guardería recibió mensualmente la cantidad de $1,600.00 (un mil seiscientos pesos), con los cuales se comprometían ellos a atender a los niños tanto en sus cuidados y alimentación, como en la recreación y protección de los niños. Así, una guardería que atendiera un grupo de 20 niños recibiría la cantidad de $32,000.00 (treinta y dos mil pesos); pero teniendo 4 grupos de 20 niños, la institución recibía $128,000.00 (ciento veintiocho mil pesos).

De ahí les pagaba un sueldo a las cuidadoras más la alimentación de los niños, atención médica, instalaciones propias para atenderlos, nutrióloga, material diverso sanitario, equipo especial para cuidar y atender a los niños, etcétera. Y pudiéramos decir que todo estaba bien, hasta que sucedió lo de la guardería “ABC” en Sonora, o los varios casos en que las guarderías no contaban con los servicios que decían, y donde la alimentación consistía en tres galletas Marías y medio vaso de leche de soya.

Sin equipo real de protección, sin la supervisión de personal calificado, con serios déficits de materiales, equipo, personal, etcétera; y esto no pudo ser ya más, tapado por un dedo. Además de que se inventaban niños y algunos partidos políticos y organizaciones civiles, se quedaban con un “moche”, por la “gestión”; estos fueron motivos más que suficientes como para considerarse malas inversiones. Y como siempre, los buenos establecimientos perdieron por culpa de las corruptelas de los malos.
Así que la decisión del actual gobierno nacional de ya no entregar ningún centavo a las guarderías y sí hacerlo a los padres de los niños, para que ellos decidan a qué guardería o a quién pagarle para que les cuide a sus hijos, me parece muy loable y sana. Los padres sabrán si entregarle los recursos a la abuelita, a algún pariente o a alguna institución seria.
Ayudemos a nuestro presidente a limpiar todo el cochinero creado por los malos mexicanos y aprovechemos esta oportunidad de hacer ¡Que viva México!

velasco_alvarez@yahoo.com