por Jorge Arturo Estrada García.
Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo.
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
Baltasar Gracián.
El tsunami de Andrés Manuel sigue generando damnificados. La clase política en entidades y municipios está desconcertada y debilitada. El poder central es muy poderoso y va tejiendo redes y nudos que van apretando a las autoridades locales. El presupuesto federal, tan vital para los proyectos locales, está siendo redistribuido. Como siempre, primero van los programas y obras del que manda, si sobra se aceptarán las inversiones tripartititas que encajen en la visión del gobierno de la 4T. Es claro que la clase política de todo el país se resiste a ceder sus tajadas de poder. Y de ninguna manera se resigna a perderlo.
Durante los primeros meses de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador les ha enviado mensajes a todos los rincones de México, en diversos tonos, para hacerles ver que las cosas ya cambiaron, y que él lleva la batuta. Con bases sociales tan amplias y tan pacientes las presiones del nuevo presidente sólo le llegan de parte del extranjero, en donde él anhela aprobación y reconocimiento. AMLO repudia al neoliberalismo en el que estamos inmersos, pero sabe que ante el modelo económico y las fuerzas trasnacionales su poderío nada significa. Él procura enfocar sus molestias hacia los dueños del dinero: la Mafia del Poder, término con el que define a las élites mexicanas.
AMLO vive inmerso en la contradicción. Él es un vendaval que quiere sacudir al país hasta sus raíces, pero las imbricaciones económicas de México con la economía global lo detienen y lo asustan. Él quiere mantener neutralizada a la opinión pública internacional, mientras avanza en las conquista del poder en cada localidad del país.
El modelo de hacer política y hacer negocios a la sombra de la política está siendo atacado sistemáticamente. López Obrador tiene perfecta- mente diagnosticados en donde están los hilos del poder y de intereses, en cada rincón del país, y los irá tomando de uno por uno o en montón. Para eso tiene un grupo de colaboradores experimenta- dos y mañosos, veteranos de mil batallas en las que participaron enfundados en los uniformes del Prian, del PRD y demás franquicias electorales activas o desaparecidas en las últimas tres décadas. Amlo no trae visión de futuro. Lo suyo proviene de la época del Desarrollo Compartido, sus frases y sus ideas son setenteras por no decir echeverristas. Además, su corazón y sus ojos están puestos en el sur del país, en donde parecieran vivir en tal rezago y sus proyectos pudieran calar hondo.
En el fragor de su Estilo Personal de Gobernar, este Vendaval de la mañanera, cada semana va destapando casos de corrupción gubernamental imbricada con el sector privado o con la delincuencia organizada, estos casos van desde el huachicol, la energía, los contratos de medicinas, los costos inflados de obras públicas, los desvíos de recursos, etcétera.
En Saltillo, alterado por sus escasos resultados, el presidente municipal, Manolo Jiménez, le declara la guerra al tabasqueño y en conferencias banqueteras lo responsabiliza de los aumentos al pésimo sistema de transporte urbano local y de la falta de dinero para realizar los proyectos, del edil y sus socios, en materia de vialidades para dotar de infraestructura a terrenos alejados y convertirlos en desarrollos habitacionales viables. Las deterioradas unidades portan un cartel que culpa al presidente de la República. Manolo dice que las protestas contra el aumento son “políticas”, pero no mide con la misma vara a los concesionarios.
Manolo vive e intenta gobernar desde una burbuja que le construyeron los socios, los juniors y los colaboradores soberbios y emisarios del pasado, incrustados en su proyecto, ya perdió piso y dejó de aprender.
Según él Saltillo es una potencia nacional, aunque en la última década más de 20 grandes proyectos de inversión automotriz y aeroespacial se decidieron por invertir en Silao, San Luis Potosí, Guanajuato, Nuevo león, Querétaro, Puebla y Aguascalientes entre otros. Bastan unas cuantas palabras para cimbrar a la potencia saltillense y las pronunció Donald Trump quien dijo que, si no se detiene la migración hacia el vecino país, la industria automotriz deberá enfrentar un arancel del 25 por ciento. Es un misil apuntado hacia nuestra vulnerable región y su obsoleto clúster automotriz.
El pésimo sistema de transporte urbano resta competitividad a la capital de Coahuila. El modelo de concesiones entre políticos, juniors y líderes sindicales derivó en un generador de caos vial. Las familias deciden adquirir dos autos para poder sobrellevar su vida en los feos fracciona- mientos. Tenemos 20 años de rezago en este rubro señaló el ex alcalde Jericó Abramo Masso, el único que ha buscado soluciones a fondo en este tema, pero entre Jiménez e Isidro López, lo han hundido; y al mismo tiempo condenado a la ciudad a un caos vial que no saben resolver.
En este momento se impone contratar un estudio integral. Realizado por especialistas certificados, no patito como siempre, que haga diagnósticos y diseñe un plan de reestructuración de la vialidad, la movilidad y la convivencia urbana. El Plan de Desarrollo Municipal no está a la altura de la capital de Coahuila. Lo bueno es que el alcalde ya cuenta con Oscar Pimentel para recibir consejos inteligentes.
No tenemos agua para darle viabilidad a Saltillo y queremos importar trabajadores. Aunque esta importación dañe los niveles salariales. La informalidad en la localidad ronda el 30 por ciento, son decenas de miles de saltillense que no quieren sujetarse a los bajos salarios y a las condiciones, que en ocasiones rayan en la explotación, de producción de las plantas industriales.
Los sindicatos dóciles locales se ven amenazados por las reglas del mundo nuevo, el nuevo tratado que sustituye al TLC demanda mejores salarios en la industria automotriz, Trudeau y Nancy Pelosi también lo exigen. Además, el fantasma de Matamoros y sus reivindicaciones salariales flota en el ambiente y Napoleón Gómez Urrutia se asoma a nuestra región desde sus bases en Monclova y la Carbonífera. Tereso Medina y Hugo Díaz deberían poner sus barbas a remojar o prepararse para la batalla.
La señales se asoman cada vez más claras en el cielo. O cambias, o la realidad te rebasa. El modelo Coahuila para generar fortunas particulares está amenazado y se verá afectado. Cada vez que el presidente hace algo o lo deja de hacer las élites tiemblan. Todo nuestro poderío se agota en el discurso. La realidad es que la potencia nacional del imaginario del alcalde Jiménez Salinas, es muy frágil. Trump ya nos marcó los tiempos y escogió el terreno: en un año debemos detener la migración masiva o se aplicará un arancel del 25 por ciento. Mientras, el alcalde desata la guerra por el agua y abre un frente de ataques contra AMLO quien no lo voltea a ver.
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