por José Guadalupe Robledo Guerrero
En medio de las amenazas electoreras de Donald Trump en contra de México por no detener el flujo de migrantes que ya no son sólo centroamericanos, sino también cubanos, haitianos y africanos, AMLO decidió reunirse con el yerno del Presidente de EUA, Jared Kushner, en la residencia privada de Bernardo Gómez, alto ejecutivo de Tele- visa, sin la presencia del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, seguramente porque se la jugó con Hillary Clinton, de allí su marginación en la diplomacia norteamericana.
Después de esa reunión “de amigos”, AMLO cambió su política de dejar pasar a todo migrante que llegaba a la frontera de México con Guatemala. Ahora, aunque la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero diga lo contrario, los migrantes ya tienen restricciones para ingresar a México, según las instrucciones dadas al presidente por el primer yerno de EUA.
Por otra parte, la representante demócrata Nancy Pelosi, advirtió al gobierno de López Obrador que la firma del Tratado de México, EUA y Canada, estaba condicionada a que se hiciera la Reforma Laboral, que según dice, trata de asegurar la democracia sindical y la libre negociación de los contratos colectivos de trabajo. En otras palabras, que en cada maquiladora transnacional se pacten los contratos sin la injerencia del corporativismo sindical mexicano.
Otra de las broncas lopezobradoristas es que su aliada, la CNTE, ese grupo de vividores del magisterio nacional, frenaron la Reforma Educativa en el libre y soberano Congreso, porque según ellos no tomaron en cuenta sus propuestas, que se dice son principalmente el control de las plazas, la nómina y el presupuesto educativo.
Mientras tanto las expectativas de crecimiento para 2019 y 2020 andan en 1.6 y 2.3 respectivamente, según los organismos especialistas en estos menesteres. Pero AMLO los califica de mentirosos, pues él tiene otras cifras mejores.
En cuanto a la inseguridad que priva en el país, se ha revelado que en los cuatro meses de gobierno lopezobradorista la criminalidad ha aumentado, y pese al perdón otorgado por AMLO, que es una forma más de la impunidad, los delitos se han disparado, superando al peñanietismo. Ya se lo dijo la alta comisionada de la ONU en Derechos Humanos, Michelle Bachelet: “México tiene cifras de muertes violentas propias de un país en guerra, 252,538 desde 2006” a la fecha.
Del combate a la corrupción, otra de sus promesas que a cada rato repite como letanía o rezo, ni qué hablar. Los corruptos ladrones están disfrutando sus riquezas malhabidas, mientras AMLO recorta los presupuestos, despide personal y regala a su clientela el dinero de los mexicanos…
