por Rufino Rodríguez Garza.
In Memoriam del gran historiador
coahuilense Arq. Álvaro Canales. (+)
En lo más recóndito de la comunidad ejidal de Las Norias, en el municipio de Ramos Arizpe se localiza el interesante Cañón de San Lucas, lleno de vestigios arqueológicos, algunos de los cuales consideramos que fueron elaborados por los más antiguos habitantes del desierto coahuilense.
En este lugar los inversionistas están abriendo actualmente nuevas tierras al cultivo y gracias a las perforaciones realizadas el agua regará lo que le siembren poniendo en peligro estos vestigios. Las siembras podrán ser desde cultivos forrajeros hasta maíz, frijol o verduras.
El problema es que las brechas y caminos para llegar a las nuevas tierras que pronto serán explotadas llegan a la boca del mencionado cañón y de otros más del rumbo, en los que corren el riesgo latente de que sean vandalizados por los recién llegados.
No es la primera vez que recorremos este sitio, ya en otras ocasiones el compañero Ventura y el que esto escribe hemos acampado, para documentar tan interesante lugar. Actualmente la vocación económica de aquí es la ganadería, pero la falta de aguajes ha provocado que se cambien de sitio. Las tierras recién trabajadas y las cercas ya no dejarán pasar el ganado por estos potreros naturales.
En los grabados podemos ver que el estilo es muy parecido al que conocemos como Pelillal. El Pelillal está al oriente del Cañón de Lucas, a unos 5 kilómetros aproximadamente.
Es primavera y el calor llega a los cuarenta grados. No hay sombras o son muy escasas. Lonchamos al pie de unas enormes y añejas palmas, una de las poquísimas sombras.
El recorrido lo iniciamos por la parte sur del cañón y desde las primeras rocas empezamos a encontrar grabados de muy buena hechura.
Hay unos átlatl’s muy elaborados en los que se aprecian los elementos que los identifican, es decir el gancho, el vástago, el contrapeso y el maneral o agarradera. El gancho o tope puede estar a la derecha o a la izquierda. Luego el vástago, normalmente recto pero también aquí lo encontramos en línea quebrada; después sobre el vástago él o los contrapesos, éstos eran útiles para el mejor equilibrio al poner la lanza o azagaya proceder a lanzar o arrojar la peligrosa arma que se usó tanto en la cacería como en los enfrentamientos entre grupos enemigos.
Otra parte del propulsor o átlatl es el maneral o agarradera que generalmente se representa al final del vástago en forma de un pequeño círculo. La representación de esta arma es buena y muy abundante en este valle que conocemos como Valle del Pelillal.
Aparte de grabados abstractos donde desconocemos el mensaje, encontramos algunas figuras humanas unas cerca de la boca del cañón, muy llamativas por su sencillez y porque en el rostro se ven ojos, nariz y boca, están sexuados y tienen dedos en sus extremidades. Tienen una forma tan “curiosa” que me atreví a llamarles los “marcianitos”, pues los dos grabados ven hacia el centro del cañón.
Más arriba, en el lado sur empiezan a aparecer astas de venado al parecer de cola blanca donde el estilo cambia en relación a otros del mismo lugar o del Pelillal. La base es gruesa y recta sin la línea corta horizontal que es la característica de otros sitios del valle.
En esta zona hay de las dos representaciones, otra diferencia son las puntas, en un caso son pocas y en el otro estilo son puntas pequeñas y rectas. En las fotos que acompañan a esta nota se podrán ver estas diferencias, que pueden ser unas más antiguas que las otras.
En una roca grande, junto a un embalse o represa aparece un conjunto de 7 astas en el estilo que en mi opinión es de una antigüedad temprana.
En la parte norte del cañón hay otro tablero con 5 astas de estilo reciente y más de 10 en otras rocas del mismo sitio.
Como curiosidad localizamos una asta angosta y alta igual a una que se localiza en los alrededores de Chupaderos, claro, hay una respetable distancia entre una y otra de cuando menos unos 6 kilómetros.
Otra manifestación de este mamífero es el que se refiere a las huellas o rastros. Los hay aunque son menos representadas.
En la parte alta, lado sur del cañón, encontramos algunos fierros de herrar finamente grabados. De hecho podemos considerar que es poco el vandalismo efectuado en la zona, pues fuera de algunos recuerdos se observan solo marcas de ganadería.
Nos encaminamos hacia un alto refugio donde hay unas modestas líneas en rojo, quebradas o geométricas.
El compañero Ventura exploró otros realices que prometían pero el resultado fue totalmente nulo. Llegar a estas pinturas tiene su dificultad pues al principio es fácil pero los últimos 15 metros se torna muy resbaladizo pues la grava es pequeña y fácilmente puede uno resbalar. Allí se puede descansar pues la sombra dura algunas horas.
Al pie de monte hay una enorme roca que en su cara sur tiene buenos grabados, uno de ellos es una asta de 2 metros con adornos; en una piedra suelta en el lado norte, se grabó una figura humana con los brazos y piernas extendidos, donde cada extremidad tiene sus respectivos dedos, pero en el costado izquierdo tiene una flecha encajada; siendo estas características que hacen el grabado de este antropomorfo muy extraño y raro, no hay otro igual por estos rumbos.
Esta nota no estaría completa si no mencionamos un grabado de un hermoso reptil: una tortuga. Aunque esta figura no está en el cañón propiamente dicho, se ubica por la parte de afuera, lado oriente, en una roca inclinada apuntando hacia el norte.
El cuerpo redondeado y sus 4 extremidades, que indican movimiento, se le aprecian sus dedos (tres en cada pata), la cola que después de observarla detenidamente llegamos a la conclusión que se trata de un proyectil. La punta de la lanza está unida a la cola de la tortuga. Será un grabado que ilustrará un ensayo que se está preparando y que tratará de la fauna grabada en la gráfica rupestre de Coahuila.
Muy cerca del campamento hay unos grabados que se refieren a la vocación del sitio, la cacería, la roca tiene 4 átlatl’s y el segundo de izquierda a derecha tiene un vástago que parece una planta, pero es la representación de los contrapesos.