por Samuel Cepeda Tovar.
La situación me recuerda al filme de La Ley de Herodes. El alcalde Juan Vargas sentado con su secretario, reformando la constitución, asegurando que, si la voluntad del pueblo así lo determina, el periodo del presidente municipal se extiende por 20 años con la posibilidad de tres reelecciones.
Cuántos tiranos a través de nuestra historia han usado el pretexto de la voluntad popular o de condiciones no apropiadas para dejar el puesto y prolongar su permanencia. Porfirio Díaz tuvo que “sacrificarse” por el pueblo alegando condiciones no aptas para la democracia, pues se corría el riesgo de perder la estabilidad. María de la Luz López Saucedo, secretaria general del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Coahuila (STUAC), ha decidido aceptar la voluntad de los delegados sindicales de las escuelas y facultades de la universidad y debido a condiciones adversas de intromisión “que ponen en riesgo la estabilidad sindical”, según aduce la lideresa, ha tenido que sacrificarse y postergar su mandato un año más al frente del sindicato, pues su mandato vence le mes de junio y se ha prolongado hasta 2020.
El argumento de los tiranos vuelve a hacer acto de presencia ante un evidente acto de ilegalidad sin importar que supuestamente las bases así lo respalden. Imaginemos al gobernador del Estado o al presidente de México decidir prolongar su mandato solo porque desde su muy particular y desatinado punto de vista alegan que no hay condiciones para una sucesión.
Pareciera una historia en un contexto decimonónico, pero no, se trata de una acción infame en pleno siglo XXI que pisotea la legalidad y a todos los agremiados del sindicato. Desde luego no faltarán los adeptos a la lideresa que algún beneficio habrán recibido y por el cual a cambio toleran y defienden felonías que lastiman no sólo al sindicato, sino a la democracia mexicana en general dejando de manifiesto que los sindicatos en este país siguen siendo cotos de poder que son privatizados por personas nefastas que se niegan en su momento a dejar espacios que no son propiedad privada.
Una buena dosis de cultura de la legalidad le hace falta a María López Saucedo, aquella cultura que te obliga a respetar la ley, a ser consciente de que los periodos tienen caducidad, a permitir el desarrollo de la vida democrática sindical y a no concertar absurdos acuerdos totalmente ilegales esgrimiendo la voluntad de delegados que con su aprobación de tan pusilánime prórroga no respetan las bases de agremiados que representan. No supe de alguna reunión sindical en donde el delegado de cada escuela o facultad pusiera sobre la mesa de discusión ante agremiados, la extensión de una prórroga para la líder sindical. Ninguna situación por más grave que pudiera ser justifica un atentado tan aberrante contra la democracia sindical como la extensión de un mandato. Existen otros mecanismos o acciones que sin duda son amables con la democracia y que atienden situaciones coyunturales graves.
En lo personal, alzo la voz ante tan deleznable suceso que solo deja ver la inmadurez de una líder que no alcanza a entender que las luchas son institucionales, no personales, y que estando ella o no, el sindicato debe luchar contra cualquier agresión externa que pudiera vulnerar su autonomía, pero definitivamente, ninguna lucha bajo ningún pretexto es excusa para mantener el poder violando plazos perentorios que solo denotan una ostensible ambición por el poder y un evidente desprecio por la legalidad.
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