por Rufino Rodríguez Garza.
A la altura del kilómetro 39 de la carretera Saltillo-Torreón se localiza este modesto promontorio que, a pesar de la mano del hombre, aun se pueden observar algunos motivos grabados y una pintura muy pequeña y lo demás destruido.
El Cerro del Gallo también sirve de división territorial, pues aquí se acaba el municipio de Saltillo y empieza el de General Cepeda.
De antiguo se conoce este pequeño cerro, justo en una respetable curva de la carretera libre a Torreón. Ya el Doctor J.J. Dávila Aguirre, en su libro ¡Chichimecatl! lo menciona, y no sólo eso, sino que lo ilustra con fotos de este lugar. Me cuenta el profesor Gilberto Duque Medina que en sus años mozos visitó este sitio y que le llamó la atención una roca alargada y soportada por otras que señalaba al oriente (El Chiflón), distante un kilómetro desde el Cerro del Gallo. La señal era porque en el Chiflón siempre hay agua. Por cierto, en los alrededores de la cascada hay unas hermosas pinturas antiguas, motivos abstractos y grabados históricos. Las pinturas son en rojo y en color negro. Aquí también se observan algunos grabados históricos que datan del Siglo XVIII.
En su libro, el doctor J.J. Dávila no mencionó las pinturas, hace énfasis en algunos grabados y recupera en una foto un alacrán. 30 años después de que escribió el libro mencionado, me di a la tarea de localizar esa fauna, el alacrán, y, para mi buena suerte la localicé y encontré un insecto más del que había registrado el doctor. Como se localizan grabados históricos, no dudo que pudiera tratarse de un grabado tardío.
En la parte alta recientemente se construyó una capilla, una cruz, también corrales y las casas de las personas que son los actuales dueños. Todas esas construcciones pasaron a fastidiar muchos y muy buenos grabados.
De este cerro, al poniente, siguiendo la carretera 40, se llega a un puente con el nombre de La Cuchilla y en el lomerío se encuentran grabados. Aquí se localizan dibujos de atlatl’s, huellas de venado y “hongos” (símbolo de territorialidad). Hacia el poniente, ya no aparecen atlatl’s, ni huellas de venado, ni otras representaciones faunísticas.
También localizamos algunos geoglifos y otros grabados abstractos.
Esta propiedad ha sido fraccionada y se han construido más casas. El lugar ahora está lleno de basura y la mayor parte de los grabados han desaparecido.
Al oriente del Cerro del Gallo está El Chiflón, un sitio por demás interesante. El agua desde antiguo es permanente. Un lugar para recrearse, para disfrutar y para practicar rapel, ese deporte extremo que, aquí se cuenta, cobró una vida.
El agua llega a la antigua hacienda donde se aprovecha para regar unas nogaleras y minúsculas parcelas. Otra parte del agua está canalizada hacia el ejido Plan de Ayala. Desde la carretera se observan dos veredas que llegan al agua y la parte superior de la meseta, donde pastan atajos de cabras.
El Chiflón es una, propiedad privada y, a decir del señor Daniel, es del ingeniero Armando Guadiana Tijerina, flamante senador de Morena.
El Chiflón destaca por sus coloridas pinturas rupestres y no pocos grabados. El acceso es más difícil y el hecho de que sea un lugar particular ayuda a conservar las pinturas y otros vestigios de los antiguos pobladores.