por José C. Serrano Cuevas.
Alex Grijelmo (Burgos, 1956) publicó en 2007 el libro La seducción de las palabras. Un recorrido por las manipulaciones del pensamiento. En la cuarta de forros externa: «Las palabras son los embriones de las ideas. Según qué palabras utilicemos así formaremos nuestro pensamiento. Por eso los vocablos que se emplean en la política, la publicidad, la literartura, el amor… constituyen un elemento de poder, porque moldean la mente de quien los recibe. Se establecen en ella y condicionan su forma de sentir. Muchos intentan dominar esos mecanismos, conocedores de la seducción que ejercen las palabras, para manipular el pensamiento ajeno».
Don Gustavo Esteva (Ciudad de México, 1936) figuró como un destacado estudiante de la carrera de Relaciones Industriales en la Universidad Iberoamericana (UIA), de donde fue reclutado por la empresa Procter & Gamble, para ocupar el puesto de jefe de personal; en una posición similar se acomodó en IBM. Renunció en ambos empleos para sellar su destino con los sectores más desfavorecidos de México.
Enfocó sus esfuerzos con un énfasis especial a los pueblos indígenas de Oaxaca y de otras entidades del país, con los que trabaja desde hace más de 40 años. Siempre ha tenido la conciencia de la vida de Los de abajo gracias a su abuela zapoteca, con quien pasaba largas estancias en su niñez y adolescencia. Se considera a sí mismo como un intelectual «desprofesionalizado».
El pasado 3 de junio publicó en un diario de circulación nacional un artículo al que intituló «La corrupción del lenguaje». En su texto cita al lingüista alemán Uwe Poerksen quien documentó cómo se impuso sobre el habla vernácula la tiranía de un lenguaje modular formado por las que llama «palabras plásticas». Muestra cómo se ha despojado a los hablantes de buenas y sólidas palabras con las cuales daban pleno sentido a sus interacciones.
Poerksen las considera como términos vacíos que nada significan. Quien las usa cree estar diciendo algo muy importante y puede encontrar signos de aprobación en su audiencia, pero se sorprendería si un experto le explicara el significado técnico del término: nada tiene que ver con lo que cree estar diciendo.
«El lenguaje, explica Poerksen, cristaliza la conciencia y forma un mundo intermediario… Es claro que ese mundo intermediario institucionaliza y sanciona prácticas sociales e históricas. Con una palabra como ‘desarrollo’ es posible arruinar toda una región.»
Don Gustavo Esteva, en concordancia con los aportes del lingüista alemán, dice que: » no podemos separar el lenguaje de la condición humana. Aludir a la corrupción del lenguaje es, por tanto, hablar de un daño profundo a nuestra existencia; que tal corrupción se ha vuelto estilo del gobierno mexicano actual, y éste es uno de los males más graves que nos agobian».
El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras parezcan verdades. La mentira como forma de gobernar se extiende cada día. En México, señala don Gustavo, » el mejor ejemplo es la palabra ‘consulta’. Se pretende legitimar decisiones que enfrentan inmensa resistencia con encuestas de opinión que se presentan como consultas ciudadanas. Por nuestro propio bien, para aliviar la pobreza y cuidar la naturaleza, dice el gobierno, debemos aceptar atrocidades como el Corredor Transistmico o el Tren Maya».
Completa la tercia de ases en esta temática el doctor Víctor M. Toledo, recientemente nombrado secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuando en diferentes foros ha expresado que «bajo la perspectiva de la conciencia ecológica, la habitual geometría de izquierda y derecha desaparece para ser remplazada por una sola disyuntiva. No hay más que políticas por la vida y políticas para su destrucción, políticas para la muerte…O defendemos la vida o la continuamos aniquilando en nombre del mercado, la tecnología, el progreso, el desarrollo, el crecimiento económico, etcétera. Y es que, cuando ya no logremos nombrar las cosas por su nombre, no sólo estaremos negando nuestra esencia, sino caminando en un sentido contrario al de la historia.»
Lo plástico, por donde se le quiera mirar, es altamente contaminante y corruptor.