Jorge Arturo Estrada García.
Hay tres cosas que nunca podemos aspirar a lograr con el razonamiento:
la certeza absoluta, la precisión absoluta, la universalidad absoluta.
Charles Sanders Peirce.
“El hombre es un ser racional y continuamente está en busca de la felicidad que espera alcanzar mediante la gratificación de alguna pasión o sentimiento. Rara vez actúa, habla o piensa sin una finalidad o intención.”
David Hume.
Por lo pronto el viento está favor, pero va directo a una tormenta. Él lo sabe, Andrés Manuel prefirió denominar tercero al primer escalón oficial de su gestión, ya que no tenía nada destacado qué informar. Aprovechó la oportunidad para publicitarse y consolidarse entre el 60 y 70 por ciento en las encuestas de aceptación a su gobierno. Pero, cuánto tiempo durará la paciencia de los seguidores, qué llegará primero: ¿la decepción o las obras y promesas de bienestar cumplidas? En qué momento la felicidad se desmoronará.
El país sigue podrido y en picada. López Obrador gobierna a través del discurso y por el momento hasta ahí es el alcance de las cosas. Él construye un imaginario que satisface a su base social fiel. Las “benditas redes sociales” operadas por sus chairos refinaron los métodos propagandísticos de fascistas y comunistas, y apuntalan la figura del líder al tiempo que atacan al que piensa diferente. Como en la antigua Roma, el presidente voltea el pulgar hacia arriba o hacia abajo para echar a andar a su maquinaria digital de linchamiento. Sin embargo, la moral lopezobradorista, es la que manda por ahora.
Él no construye obras materiales, al menos no por el momento, sus proyectos están estanca- dos. Andrés Manuel, lanza frases y anatemas para ungir a sus seguidores y atacar a los adversarios. Lo hace de manera instintiva, casi natural. Un día señala a Eduardo Tricio de Lala y a Alonso Ancira de AHMSA por complotistas o por corruptos y al siguiente defiende a Ricardo Salinas Pliego, el magnate televisivo, de las investigaciones estadouniden- ses sobre los fraudes en Fertinal. Los medios y los periodistas han sido etiquetados como “fifís” y conservadores, los políticos ajenos a Morena como corruptos.
Sin opositores políticos relevantes, con los partidos pulverizados y desconcertados, sus contrapesos surgirán de los sectores más conservadores del país. Los empresarios, los medios de comunicación y algunos aliados, que se irán integrando en el camino, se irán organizando para desgastarlo y desprestigiarlo, crearán nuevos liderazgos. Por lo pronto, los hombres de empresa detienen sus inversiones estratégicas, también sacan ocho mil millones de dólares y debilitan al peso. Sin embargo, se reúnen con el presidente y se dejan ver con él. Ambos bandos fingen ser aliados por México. El único que faltaba, luego de Slim en el escalafón, es José Antonio Fernández Carbajal, CEO de Femsa quien solicitó reunión privada con AMLO. Los primeros pasos están dados. Ambos bandos firman una tregua. Es el momento de tener cerca al adversario y evaluar los tiempos. La esencia de la guerra es el engaño, enseñaba Sun Tzu.
Moralmente derrotados y políticamente aplastados, el PRIAN difícilmente conecta con sus bases y el PRD es un esqueleto inservible. El PRI ya tiene competencia para cooptar a los pobres del país, los Servidores de la Nación levantan padrones casa por casa, y hacen llegar los beneficios sociales de los programas federales y eso complicará la compra de votos. Por su parte, el PAN en los estados deberá reagruparse en torno a la clase media que los volvió a abandonar en la elección federal por segundo sexenio consecutivo. Sin figuras relevantes, los opositores deberán con- formarse con Alejandro Moreno y Marco Cortés y sus séquitos, que jugarán a ganar dinero del que el INE reparte, y de quienes aspiren a las candidaturas. En contados lugares obtendrán triunfos electorales en el corto plazo.
Este desgaste opositor le ha conseguido al ocupante del Palacio Nacional la fuerza para imponerse en los juegos de poder, los ataques gubernamentales se enfocarán contra los empresarios y sus negocios con los políticos; con las exenciones de impuestos, con las obras cobradas, pero no entregadas o construidas; con las evasiones, los paraísos fiscales; con el lavado de dinero, etcétera. También se insistirá en el desmantelamiento social de los partidos y se reforzará el golpeteo contra el Poder Judicial. La estrategia de la Cuarta Transformación es una de guerra y no de gobierno. Es una estrategia de guerra de conquista. El discurso de la escuela de Goebbels y Stalin acapara el ciber espacio. En tanto, el morenismo avanza por todos los flancos para cerrar la pinza en el 2021, en el momento de la revocación de mandato. El gran enemigo del presidente no será el invierno ruso, es el tiempo que corre en su contra y que consumiría la paciencia social.
El neoliberalismo junto al PRIAN son los enemigos y los grandes culpables de todos los males de México según la 4T. Pronto agregarán que son los instrumentos que nos arrebataron la posibilidad y el derecho a ser felices, alegado en el siglo XVIII por David Hume. Sin embargo, el nuevo TLC y su firma son manejados con ansia por el presidente como un logro, aunque se firmó con Enrique Peña Nieto.
En contraste con la soberbia del mandatario hacia los mexicanos, el imperio y su presidente radical, Donald Trump, nos humillan consistente- mente un día sí y otro también y sólo el “yo respeto” aparece como respuesta. AMLO es autoritario adentro y sumiso ante el gigante. Ni siquiera el rezongo del débil aparece, ni en murmullos o interpósitas personas. Las piernas tiemblan en la cumbre del morenismo cuando Trump escupe sus twitts y sin chistar se dedican a hacer la tarea y acudir a que se las la revisen en la Casa Blanca.
Por lo pronto, somos un país emproblemado que vive de la esperanza. Ya somos un enorme muro de contención migratoria para los Estados Unidos, según los proyectos electorales de Trump. Destinamos 25 mil elementos de una improvisada Guardia Nacional para intentar cumplir las metas impuestas, mientras la delincuencia y los asesinatos regresan con gran violencia y se extienden sin control.
Otro elemento que explica las fallas de la 4T, es la curva de aprendizaje de su gabinete y las nuevas estructuras burocráticas federales. Ni en la Ciudad de México, ni en los estados el personal está a la altura de los retos de un país casi colapsa- do por la delincuencia, la corrupción y la impunidad. La autoridad moral que envuelve al presidente te consigue paciencia, pero ésta se agota si las expectativas no se ven cumplidas en el corto plazo.
Actualmente estamos en una trampa económica, desde finales del sexenio de Felipe Calderón, pero principalmente con Enrique Peña Nieto vivimos de prestado, de contratar deuda externa. El desplome de nuestra producción petrolera nos había dejado en manos del turismo, las transferencias y las exportaciones manufacture-ras como fuentes de divisas. Y AMLO no se atreve a contratar más a gran escala. Las calificadoras y los adversarios están al acecho.
El neoliberalismo desmanteló el país, no sólo nos convirtió en un gran mercado de mano de obra barata y de consumidores de lo que las transnacionales producen, sino que nos despojó de la frágil pátina de nacionalismo. En 40 años la ideología y el nacionalismo se desvanecieron y se degradaron hasta convertir a la selección mexicana de fútbol y al Viva México del 16 de septiembre como sus principales manifestaciones. En México, no se debe conversar ni de religión ni de política reza el imaginario inculcado durante la dictablanda priísta. De ahí que seamos pésimos ciudadanos; malos católicos y cristianos, y un pueblo sin ideología y sin rumbo.
Actualmente, se resiente el desplome en las inversiones productivas. La economía nacional entró en recesión; los petroprecios se desplomaron por debajo de la línea de flotación presupuestal de 55 dólares por barril de la mezcla mexicana; el turismo una de las principales fuentes, ha sido afectado por el sargazo; las exportaciones manufacture- ras se debilitaron por la inestabilidad internacional y es entonces que las remesas producto del trabajo de los expulsados del país por la pobreza, que laboran en los peores empleos de Estados Unidos, se convierten en la principal fuente de divisas para la economía. Es ridículo.
Al gobierno le urgen recursos para completar su plan de conquista total. A estas alturas ya sabe que los recursos ahorrados por sus medidas anticorrupción no son suficientes. Las obras públicas están paralizadas y eso impacta en el potencial de crecimiento económico. Por el momento, el combate a la corrupción ha consistido en esconder el dinero. Así, las gasolinas, las medicinas, las estancias infantiles, las casas seguras para mujeres, la infraestructura para el desarrollo y competitividad impactan a la población. El saldo de este combate es cárcel solamente para Rosario Robles, su feroz enemiga política cuando los dos militaban en la izquierda. Para los demás involucrados aplica el puente de plata.
En este primer corte de caja se podría mencionar que el plan de conquista total avanza, pero que los generales son viejos, desprestigiados y mañosos; que los oficiales son poco diestros y que la tropa no ha sido adiestrada, ni mucho menos ideologizada, la escuela de cuadros no funciona aún. El movimiento no opera con disciplina. Morena avanza más hacia la fragmentación en tribus, en los estados y nacionalmente, que hacia la construcción de un partido sólido.
AMLO está anclado en los setentas. Él es un nacionalista. Tal vez el último de la actual generación de políticos. Él no suspira por los soviéticos, los cubanos, Mao y el Che en términos ideológicos; él recurre a Juárez, Madero, Cárdenas y a la biblia.
Lo que cambió con la llegada de Andrés Manuel al Palacio Nacional, es que generó esperanza al, por lo menos, 70 por ciento de la población, que lo respalda luego de ocho meses de gestión caracterizada por tumbos, indecisiones y algunos avances. El ya derrotó moralmente a sus adversarios, pero no hay victorias completas ni derrotas definitivas. Tampoco enemigos ni aliados, para siempre. Falta ver si los resultados pregonados y aplicados como dogma construyen una realidad tangible. Una verdadera transformación. Por el momento, sólo hay discurso y mucha saliva.
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