Facetas de México. La peste porcina africana avanza por el mundo; en México el ejercicio del presupuesto “está en pausa”

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Pascacio Taboada Cortina

La Fiebre Porcina Africana avanza de manera inexorable en Europa, Corea del Norte, Corea del Sur, Laos, Camboya, China, Vietnam, Mongolia y África, mientras que la enfermedad se ha convertido en un problema económico y sanitario grave para los gobiernos y productores de 20 países de tres continentes: Asia, África y Europa. En conjunto, se estima que ha provocado la pérdida del 10 por ciento de la población de cerdos tan sólo en China, Vietnam y Mongolia.

De acuerdo con información de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en estrecha coordinación con la Organización Mundial de Sanidad Animal, se han planteado acciones para el control de la enfermedad, sin que, hasta el momento, se haya propuesto una fórmula médica que permita contar con una vacuna efectiva y de fácil acceso a los porcicultores de todo el mundo.

Analistas financieros internacionales aseguran que, a causa de la enfermedad, podría abatirse la producción de cerdos en China en 20 por ciento, de un total aproximado de 40 millones de animales. Esto se reflejaría en el aumento de importaciones de derivados cárnicos, al tiempo que se reduciría la demanda de cereales, entre ellos maíz, trigo, sorgo y soya.

Actualmente son diez países afectados de la Unión Europea por la peste porcina africana. El último en notificar la presencia de la peste en su territorio, es Eslovaquia, el 25 de julio de 2019.

Es una enfermedad viral exclusiva de los cerdos y jabalíes domésticos y salvajes de todas las razas y edades, causada por un virus con capacidad de transmitirse de manera muy rápida. Se caracteriza por fiebre elevada, hemorragias en el sistema reticuloendotelial y alta mortalidad en los animales afectados. Los humanos, inmunes al contagio, incluso si ingieren carne infectada, dicen los expertos.

Así las cosas, en México los programas de apoyo productivo y sanitario de la ganadería, después de cumplir un año de gestión el nuevo gobierno, “se mantiene en pausa” el ejercicio de recursos económicos presupuestales para investigación sanitaria pecuaria en general, aunque lo preocupante en lo inmediato y particular, es capacitar a técnicos, veterinarios, personal de apoyo y organizar a productores, transportistas y comercializadores de carne de cerdo, frente a un eventual brote de Peste Porcina Africana en nuestro país.

“La confianza mató al gato”, dice un refrán. Pero no estaría de más, que los gremios de especialistas veterinarios, no sólo de los que prestan sus servicios en las dependencias federales y estatales, sino de las Universidades y académicos que imparten cátedra en diversas disciplinas de la medicina veterinaria, fueran adelantando todo lo referente a la presencia de la Peste Porcina Africana: sus síntomas, cómo se manifiesta, en qué consiste y algunas metodologías previas para prevenir y atacar el problema, una vez que manifieste sus efectos.

Cuando se da el contagio de una enfermedad de los animales, de las llamadas exóticas, o sea que no han existido nunca o durante muchos años en determinado país, la medida que recomiendan los expertos es “aplicar el rifle sanitario”; es decir, el sacrificio masivo de los animales de la especie de que se trate.

La importancia de la porcicultura en la economía de México, es muy importante vista desde varias vertientes: en todos los estados de la República operan granjas pequeñas, medianas y grandes de producción de cerdo, lo cual se ve reforzado por las explotaciones de traspatio.

La carne de esta especie ocupa el tercer lugar en la demanda nacional, después del pollo y res.

La producción nacional de carne de cerdo asciende anualmente a un millón 300 mil toneladas, mientras que tenemos una demanda nacional de más de 2 millones y una importación de Estados Unidos a México, por alrededor de 700 mil toneladas anuales, fundamentalmente de piernas, paletas y piel para los chicharrones.

Son más de 500 mil productores de cerdo en el país y la actividad proporciona empleos directos e indirectos a cerca de 2 millones de mexicanos, y miles de empresas, farmacias y distribuidores de alimentos balanceados, operan a su alrededor.

Desde esta perspectiva, sería muy conveniente que, tanto el gobierno federal como los productores y todos los interesados, “no jueguen con fuego”, sobre todo que la especie porcina forma parte destacada en el consumo de proteínas de origen animal de los mexicanos.

Quienes participan en las tareas productivas, transportadores, comercializadores, distribuidores, obradores, productores y gobierno; los gremios de profesionistas y demás prestadores de servicios, tengan presente que “su clientela”, es el pueblo, y que ellos son los socios que colaboran en una tarea de grandes dimensiones, que es ofertar alimentos para que nadie padezca hambre o angustia por escasez o desabasto de un alimento que es de uso común.