Las crisis se agudizarán

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Jorge Arturo Estrada Gercía.

“Entre el gobierno que hace el mal y el pueblo que lo consiente, hay cierta solidaridad vergonzosa.”
Víctor Hugo.

“Democracia significa gobierno por los que no tienen educación,
y aristocracia significa gobierno por los mal educados”.
Gilbert Keith Chesterton.

Manuel Bartlett y Napito pusieron de rodillas a los concesionarios mineros, Larrea y el GAN entre ellos.

En Coahuila ya fallamos y nos metimos en un problemón. No evolucionamos y dependemos de polos de desarrollo obsoletos. La actividad económica y el progreso de las regiones se deteriora aceleradamente. Las crisis se seguirán agudizando en los próximos años, es momento de replantear las cosas y entrarle a la planeación estratégica en serio. La viabilidad de los polos de desarrollo está en riesgo; los recursos naturales están agotados y en disputa; la recesión global y nacional son un hecho y el gobierno federal no está dispuesto a apoyar.

La problemática se veía venir desde hace 20 años y no se atendió. A pesar de contar con proyectos diseñados para fortalecer, modernizar y diversificar el desarrollo estatal, estos se quedaron en el papel y en el olvido. Se pretendió sumar a tres factores de desarrollo: empresarios, academia y gobierno para construir el Coahuila del siglo XXI, pero la ambición de lograr carreras políticas ascendentes y fortunas rápidas cancelaron las posibilidades.

Se presume ser uno de los estados más desarrollados de país, en un país mediocre y estancado. Coahuila ha entrado a una crisis de viabilidad y sustentabilidad desde hace tiempo. Estas crisis lejos de ser atendidas y comprendidas han sido paliadas, muy superficialmente, solamente. A lo largo del Moreirato no sólo no se atendieron, sino que además se dejaron quebradas las finanzas públicas estatales. Lo que significa otro agravante al problema.

Al igual que en el resto del país, las administraciones estatales se apalancaron con los recursos federales para la construcción de obras públicas sin atender la competitividad. Obras que fueron más de relumbrón, y de negocios personales, que parte de un proyecto estratégico de desarrollo. Todavía en la actualidad, el progreso local, es evidente que se agota en el discurso de las élites y en la visión optimista de la clases medias, aun sabedoras de la permanente precariedad de su situación. Sólo una crisis a la mexicana las separa de la amenaza de la pobreza. Algunas fortunas, salidas de negocios no muy claros, se encargan de llenar de franquicias, construcciones, antros y restoranes las estrechas avenidas de las principales ciudades, lo que alimenta el imaginario de la prosperidad.
Para un estado industrial, con un sector productivo anclado en el siglo pasado, orientado en la exportación, esencialmente a los Estados Unidos, la presencia de Donald Trump, el nuevo tratado comercial T-MEC y nuestros rezagos complicaron las cosas.

El desarrollo agroindustrial de Coahuila ha sido construido con base en la depredación de los recursos naturales de cada una de las regiones. No se trata de un tema meramente idealista y romántico, se trata de la sustentabilidad de los centros urbanos.

En la actualidad, los movimientos de diversos sectores se enfocan en la explotación de los recursos naturales. Persistimos en la disputa por el agua y la tierra. En esos elementos se ha concentrado el control y el poder de las élites a lo largo de los siglos, igual se ejerce ahora.

Napito pretende presentarse como héroe del sindicalismo en la 4T, que va sobre el outsourcing y el rescate de las prestaciones de los trabajadores. Amenazando el imperio automotor y maquilador del cetemista Tereso Medina.

La batalla por el agua que se lleva a cabo en La Laguna ha dejado, por un lado, a miles de personas afectadas por el arsénico que ingieren cada vez que la toman; incluso hay filtros en los tanques distribuidores y las tomas domiciliarias para intentar evitar daños. En contraparte, Lala y los productores de leche y alfalfa logran fortunas y ofrecen empleos mal pagados, agotando los mantos acuíferos. El otro bastión, Peñoles, ya contaminó la sangre de los laguneros con el plomo de sus desechos industriales. Los intereses de los poderosos se defienden, las personas han sido desechables a través de la historia.

El único proyecto federal importante para Coahuila, en la actualidad, tropieza con los dueños de los derechos de agua que regatean el líquido para dotar a las ciudades de agua potable limpia. Esos derechos de agua que han sido acumulados a lo largo de los años por los grupos dominantes que los compraron a los empobrecidos ejidatarios.

En Monclova, las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador precipitaron la ruina de Altos hornos de México, esa empresa había sobrevivido gracias a la protección federal, a través de aranceles proteccionistas, que permitieron a Alonso Ancira acumular una enorme fortuna y convertirse en el hombre fuerte de la región. Desde si instalación, en 1942, AHMSA se tragó el agua del Monclova, y desapareció el río que aparece en el escudo del estado de Coahuila.

AHMSA quedó en medio de la revancha de Napoleón Gómez Urrutia contra Alonso Ancira y de paso se llevó a la frágil economía del Región Centro. Napito y Bartlett pusieron de rodillas a los concesionarios mineros, Larrea y el GAN entre ellos. El Grupo México regresó su concesión al gobierno federal. Napito pretende presentarse como héroe del sindicalismo en la 4T, que va sobre el outsourcing y el rescate de las prestaciones de los trabajadores. Amenazando el imperio automotor y maquilador del cetemista Tereso Medina

En Saltillo, los ricos y sus personeros vendieron el agua a los catalanes de Aguas de Barcelona. Aunque a trasmano se asociaron con ellos. Se han consolidado como grandes acaparadores de tierras urbanas, propietarios del agua y hacedores de presidentes municipales, y ahora van por los mantos del reservorio de Parras, Saltillo y General Cepeda. Los necesitan para darle viabilidad a sus negocios en Derramadero. En Saltillo y Ramos Arizpe usan agua potable para sus operaciones en lugar de las aguas residuales que se tiran a los arroyos.

Más combativo que simpático, Raúl Vera destruyó comunidades parroquiales en su diócesis, con sus estrategias de poder, desplazando a los sacerdotes y molestando a los fieles, quienes aún están resentidos.

La lucha por el agua que inició desde hace un par de décadas en Saltillo se ha intensificado. El obispo Raúl Vera es acosado sistemáticamente por sus adversarios, políticos y en los medios. Vera es un personaje que nunca construyó una base social amplia en Saltillo. Se constituyó en defensor de migrantes centroamericanos; de ejidatarios afectados por la instalación de un confinamiento de residuos industriales; de los parrenses y cepedenses que se oponen a la extracción de agua para Derramadero; de los grupos que rechazaron la operación de con Aguas de Barcelona, también brinda respaldo a los familiares de los desaparecidos durante la ocupación de la delincuencia organizada en Coahuila.

Más combativo que simpático, Vera destruyó comunidades parroquiales en su diócesis, con sus estrategias de poder, desplazando a los sacerdotes y molestando a los fieles, quienes aún están resentidos. Sin embargo, su presencia es fuerte y molesta a algunos personajes. Manolo Jiménez y su proyectos político y económicos se han aliado con Aguas de Barcelona, y el alcalde se ha convertido en la punta de lanza de los ataques al obispo.
La guerra del agua también se hace presente en la frontera en donde la reclaman junto a los permisos para la usufructo del gas shale a través del fracking. En Nava, la cervecera Constellation, explota intensivamente los manantiales y la mano de obra barata, en Mexicali ya se les combate para impedir una nueva planta. En la puerta del desierto, Lala y asociados secaron los afluentes de Cuatrociénegas y sus pozas maravillosas, con simbras intensivas de alfalfa de riego.

La carbonífera sigue agobiada, tiene que compartir sus aguas con Nuevo León, las maquiladoras no se asientan ni permanecen largo tiempo, pareciera que su destino es ser carboneros: millonarios unos cuantos y explotados la mayoría. El carbón es un producto obsoleto en el modelo actual, las carboeléctricas de la CFE, a las cuales se les tiene que vender a fuerza el mineral, son dinosaurios de la era industrial y están en proceso de extinción. Los convenios internacionales firmados por México así lo establecen.

Los ciudadanos quedamos atrapados por las decisiones de los gobernantes y las élites que los apoyan o dirigen. Así en un contexto complicado en lo local, y de mucho odio y polarización en lo nacional inicia el 2021. En la entidad habrá elecciones para diputados al congreso local.

La actual legislatura no estuvo a la altura de las circunstancias. Pasó sin pena ni gloria. El PRI les ganó de todas todas, imponiendo su agenda y protegiendo sus intereses. Una bancada de perfil moreirista demostró ser más hábil que figuras blanquiazules como Marcelo Torres Cofiño y Juan Antonio García Villa. Del resto de los partidos, sólo se salva Emilio de Hoyos Montemayor. Los morenistas y perredistas sucumbieron a los “cañonazos” tricolores. De todas maneras, la mayoría de los diputados no tenían ni prestigio, ni electores que cuidar. Llegaron por un golpe de la fortuna a ganar algunos milloncitos con levantar la mano y calentar la silla. Estos diputados, de mayoría opositora, resultaron un fiasco.

Los diputados coahuilenses ni siquiera han podido someter a los concesionarios de la autopista Monterrey-Saltillo. Luego de las “intensas gestiones de nuestros diputados”, los españoles accedieron en que dentro de un año arreglará casetas, pondrán pantallas que emitan avisos de precaución y tal vez antes tendrán ballenas removibles para los casos de accidentes, informó Jaime Bueno. Patéticos resultados.

Los coahuilenses somos sistemáticamente incapaces de tomar de tomar el timón de nuestro destino. El PRI va por la mayoría que les permita una salida sexenal sin sobresaltos. La debilitada oposición irá por unas cuantas curules y Morena va por el voto de castigo al Prian. El mejor aliado del tricolor será la abstención y la apatía de los coahuilenses.

México se debate entre un gobierno que polariza y alimenta el odio entre facciones, y una clase política desprestigiada y repudiada que se resiste a desaparecer y que le echa leña a la misma pira de odio. En medio de esta revuelta quedan los ciudadanos actuando como tontos útiles para aportar una delgada capa de legitimidad “democrática” en un escenario de partidocracia reducida.

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