Rufino Rodríguez Garza.
Es una comunidad ejidal entre la carretera 40 que va de Monterrey a Saltillo y las vías del ferrocarril, además cerca de ahí pasa un periférico de cuota. El pueblito está entre estas vialidades y un arroyo, todo muy cerca de Saltillo.
Un lugar donde hay presencia de aguas termales y se aprovechan para el turismo saltillense.
En compañía de Ventura, Diego Medina e hijo, y el amigo Alejandro Hernández Dávila, fuimos a dicha localidad solamente de paso, pues lo propio es que todo ahora se ha convertido en pequeñas propiedades.
Cruzamos vías férreas, el arroyo y la autopista y llegamos con un amigo y conocido de Diego, el cual amablemente nos dio permiso de paso y nos señaló el rumbo donde encontraríamos piedras con petroglifos y algunos cactus propios del lugar.
Nuestro interés era localizar una planta a la que vulgarmente se le llama “plumosa” con nombre científico o latino: celosia argentea variedad plumosa.
Esta mamilaria se localiza en las faldas de la sierra, paralela a las vías del tren y cerca de las líneas de alta tensión. No es muy abundante pero se le puede localizar sola y/o en colonia. Tiene la apariencia de un peluche y se dice por la gente común y de los coleccionistas que es de los cactus más bonitos del mundo.
En particular Diego y Alejandro sabían ya del sitio y llegamos con la esperanza y expectativa de ver la floración temprana (febrero) de este raro espécimen.
La otra idea era documentar vestigios rupestres que Diego ya había observado, y tan pronto dejamos el vehículo a la orilla del camino, vimos los primeros grabados. El terreno es muy accidentado pero sobre todo hay una alta concentración de plantas espinosas como son el gatuño, el nopal cegador y variedad de tasajillos, por lo que pensamos que ya no habría más petroglifos en los sitios elevados. Pero al inspeccionar varias rocas grandes y dispersas del lugar pudimos encontrar manifestaciones rupestres de difícil interpretación, pues son de los que llamamos “abstractos”, desconocidos para nosotros personas del siglo XXI, pero no para los autores de los dibujos.
Dentro de estos grabados abstractos pudimos localizar figuras antropomorfas muy estilizadas, algunos dibujos geométricos que creemos pueden relacionarse con la planta de peyote, que por cierto aquí lo hay, no muy abundante pero si algunos ejemplares que los nativos usaban para sus remedios o para sus rituales periódicos donde se invitaban grupos afines y se aprovechaba para intercambiar productos o para sellar alianzas o enlaces matrimoniales.
El peyote no era de consumo indiscriminado, solo era consumido por los jefes o chamanes y que por cierto también está relacionado con la ingesta de quienes pintaban y/o grababan en las rocas.
Nos llamó la atención el hecho de no encontrar cuentas calendáricas a base de puntos, no se observaron tampoco huellas de venados, fauna que en estos lugares debió haberla, no se vieron armas (lanzas, navajas y proyectiles), sin embargo pudimos encontrar dos representaciones de Átlatl´s o propulsores lo que denota lo antiguo del sitio.
Por cierto, hablando de los grabados relacionados con la fauna, me dio gusto encontrar una representación de una ave, al parecer un águila, dibujo pequeño, apenas 12 centímetros, pero el cual está finamente grabado y con este hallazgo podemos hacer crecer el catálogo que tenemos en preparación sobre la fauna grabada por los naturales en el territorio de lo que ahora es Coahuila.
El ave está definida por sus alas abiertas, quizá a punto de atrapar alguna presa, las garras por delante y las plumas de la cola, que se distinguen perfectamente. En las garras se aprecian los dedos.
La fauna de aves no es muy abundante sin embargo, se ha podido localizar un colibrí, buitres, correcaminos, águilas, pavos y otras especies no identificadas.
A este sitio de Ojo Caliente tendremos que regresar pues en los alrededores se observan grandes rocas que seguramente nos darán otros motivos grabados y que con gusto compartiremos. El amigo del rancho nos indicó de la existencia de un arquero y como no lo encontramos habrá que recurrir a él para que nos señale la ubicación.
Éste es un lugar que cuenta con una buena variedad de plantas que los especialistas en cactus han localizado en estos terrenos.
Al final del día nos trasladamos a otro lugar, San Lucas, para documentar un mini cactus llamado turbinicarpus valdezcianus, y tuvimos la fortuna de encontrarle en plena floración pese a que aún estamos en el mes de febrero.
Es tan pequeño que una moneda de 5 pesos que usamos como escala, resultó mayor que esta hermosa planta. Raro y difícil de encontrar.
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