Apolinar Rodríguez Rocha.
Seguiremos con este espinoso asunto del estudio del “Machismo Mexicano”, a la luz de los argumentos del feminismo internacional, abordemos el principal argumento del feminismo internacional, éste es culpar al Patriarcado como método de gobierno y de estructura social, de todos los males del mundo del pasado y del presente, el feminismo se oferta como la panacea de solución a los problemas del mundo actual y de México, haciendo publicidad negativa al patriarcado.
Al analizar, con la lupa del Derecho Electoral, la controversia planteada por el feminismo, se aprecia como un argumento de campaña política, donde la finalidad evidente es una ambición o codicia, humana por cierto, de alcanzar el empoderamiento y hacerse, en favor del género femenino de la mayoría de los altos puestos gubernamentales, excluyendo al varón mediante el método de la discriminación positiva, es decir excluir de la contienda por los puestos públicos a los varones independientemente de su capacidad y competir en convocatoria cerrada, solo para mujeres, por esos puestos, métodos que les ha permitido hacerse al día de hoy del más del 50% de los empleos remunerados en México, con prestaciones sociales. La discriminación y exclusión pesa sobre el género masculino, reduciéndoles el espacio laboral, y recortándoles las fuentes de ingresos, desterrándolos de la participación política electoral y del acceso a los puestos gubernamentales, ante el feminismo que pretende reducirlos al rol de obreros.
Se aprecia que el feminismo como método de gobierno no presenta su proyecto, tal vez por lo lesivo y obscuro de sus fines. No anuncia ni muestra cual es el rol social que el feminismo empoderado ofrece al género masculino. Sin embargo ante la exclusión es de apreciar, por deducción, reducirlos de hombres a machos; sépase que el macho es el un animalito de carga muy usado en las labores del campo antes de la moderna maquinación. Este animalito hibrido él, producto de la cruza de dos especies, el caballo y la burra o el burro y la yegua, así nace un ser híbrido, llamado macho o hembra, por ser un hibrido este animalito es estéril, infecundo, ante ello las mulas no tienen cría y pueden ser usadas para carga los 24 meses del año durante toda su vida útil, al igual que los machos. Pues bien, al hombre la doctrina feminista pretende reducirlos a categoría de animales de carga, lo ven como un mal necesario, al que deben reducir para gobernar sin ellos, así en una especie de muerte civil, los declaran no aptos para el servicio público y los confinan a las mazmorras y a los trabajos forzados, en una visión utilitaria del hombre, en cuanto es útil para la producción de bienes y servicios al género femenino reinante o gobernante.
El feminismo, su discurso de odio contra los varones, su acusación de misoginia y de violencia contra el hombre, salta a la vista, es solo argumentos más del discurso político en la competencia por los puestos públicos, para atraer al electorado femenino a votar por mujeres (actualmente mujer engloba a las que lo son tanto naturales como las artificiales).
Desentrañar la falacia en el electoral discurso de odio contra el género masculino (campaña negra contra los varones), orquestado entre las líderes del feminismo que aspiran a los grandes puestos de gobierno, aspiración que como ser humano les es legítima, mas no lo es el método, dado que las campañas negras están prohibidas en el derecho mexicano, así como la discriminación y los discursos de odio contra algún género. Sin embargo, el discurso de odio se camufla bajo la figura del empoderamiento de la mujer, incluso asignando recursos específicos de parte de los propios institutos electorales. Con ello la competencia electoral ya no es democrática sino una balanza alterada hacia el género femenino. El instituto electoral que debería ser fiel de la balanza, es ahora el infiel de la balanza, está ladeado a derechos preponderantes o preferentes de la mujer. Lo que ha llevado y está llevando a la mayoría de los puestos de gobierno a mujeres desplazando por discriminación a los varones.
Con la reciente marcha del 9 de marzo del 2020, ha salido a flote el ostracismo intelectual y electoral del varón, se ha descubierto como un ser humano cómodo que se adapta al medio y no aprecia ni defiende su derecho a ocupar cargos públicos, el gobernar es una función que le da igual y el arribo de la mujer a los puestos de gobierno por elección o designación le ha dado comodidad y le ha quitado ese peso de encima, se preocupará solo de trabajos físicos, cada vez son más los que abandonan la escuela, ya sea en primaria, secundaria, preparatoria, o universidad, para dedicarse a obreros o trabajos físicos, la mayor parte de los pupitres en las aulas ahora son ocupadas por mujeres, es decir están abandonando la labor intelectual y se le están entregando dócilmente a la mujer.
Lo anterior presagia, la pronta derrota en las urnas del patriarcado y la implementación de un gobierno no de mujeres, sino de feministas.
Es de lamentarse de ello, no en cuanto al empoderamiento de la mujer, poder que como explicaremos a continuación, siempre ha tenido, sino en cuanto a la ausencia de un proyecto humano de nación del feminismo como opción política.
Contrario a la doctrina feminista, la Historia de México, demuestra lo contrario a su discurso, en México no ha existido, desde la conquista española, hace casi quinientos años, un gobierno patriarcal mexicano, por el contrario durante la conquista los españoles se encargaron de eliminar a la mayor parte de los varones nativos y conservaron a las mujeres y a los niños para esclavos sexuales y laborales, es así que esos niños eran en realidad niños huérfanos, y sus madres viudas destruida la fortaleza del patriarcado mexicano reinante antes de la conquista, como en todos los pueblos, habría de debilitar para la conquista del territorio a la defensa del mismo que lo fueron, lo son y lo serán, como en todo el planeta los varones nativos, así ante la aniquilación de los varones defensores, se crearon sujetos vulnerables dispuestos para ocupar el rol de víctimas de la explotación sexual y laboral, negándoles el derecho de ser seres humanos, con la designación de indios, así sucedió durante toda la época virreinal, los amos se encargaban de eliminar a los varones rebeldes para continuar su poder sobre la indiada.
Más la estirpe española trajo a los criollos y mestizos al territorio nacional, los cuales hacia 1810 originaron la guerra de independencia bajo la oferta de libertad, se incorporó la indiada y los esclavos a la guerra de independencia, muriendo miles, acaso millones de varones en la insurrección dejando por ello nuevamente huérfanos a la nueva raza mestiza, así tanto en el periodo posterior a la conquista y el posterior a la independencia, la crianza de los niños, descendientes e hijos de los mexicanos, huérfanos ante el exterminio y posterior a la ausencia de varones adultos, fueron criados, y educados exclusivamente por las madres, en una educación monopólicamente por necesidad, tal vez el odio o la necesidad, llevó a aquellas madres mexicanas a educar a los hijos para ser machos y soportar el sufrimiento de aquellos tiempos de la historia mexicana. La descendencia de los mexicanos se multiplicaba en territorio fértil mexicano bajo la tutela del cristianismo dando hijos a como Dios permitiera “haciendo patria” (tal vez quiere decir haciendo y dando padres), mas vino de pronto una nueva guerra, que lo fue la guerra Cristera, a donde en la defensa de la fe Cristiana, habrían de morir a golpe de fusil, de bala, de bayoneta o del gobierno y de los propios Cristeros, miles y acaso millones de hombres desde niños y adolescentes hasta ancianos, en defensa ahora de la fe y la cultura cristiana, que el gobierno del general Calles buscaba exterminar a toda costa, como anticristo mexicano, mojando todo el territorio nacional de sangre cristiana. Esta nueva era de genocidio mexicano, trajo consigo a una nueva generación de huérfanos, que nuevamente fueron criados y educados por sus madres, mujeres viudas, vulnerables y pobres, que al ser objeto de violencia económica, sexual y laboral, por parte de los gobernantes, educaron tal vez para su propia defensa y buscando su subsistencia y de los suyos, a los hombres como “Machos”, como seres violentos, guardianes del hogar.
Finalmente, las últimas guerras:
Donde la muerte de los hombres ha sido cuantiosa, y ha generado el “Matriarcado Mexicano”, las nuevas generaciones de huérfanos numerosos y las nuevas generaciones de viudas pululan por todas partes en México, lo ha sido desde hace diez años la lucha contra el crimen organizado, que ha traído en promedio la muerte por año de entre 25 mil a 30 mil hombres en edad productiva, dejando en la viudez y la orfandad a un promedio de 25 mil viudas, y 120 mil huérfanos.
A la par, un segundo frente “de Matriarcado Mexicano” que cooperó al aumento de una clase distinta de huérfanos y viudas, la guerra llamada divorcio, millones de niños crecen ahora en México sin padres bajo “El Matriarcado mexicano” en hogares donde la única que gobierna es la madre, pues ellas conservan la custodia, con exclusión de los padres.
Otro frente contemporáneo de “Matriarcado” ha generado “cuasi viudas” y “cuasi huérfanos”, el denominado “liberalismo femenino” el fenómeno de las madres solteras que crían a sus hijos en solitario con ausencia de padre.
Así queda al descubierto, que el “Machismo” mexicano no es producto de un aprendizaje de hombre a hombre, ni de una tradición mexicana o patriarcal, sino es producto de un gobierno feminista del “Matriarcado” de las viudas mexicanas, que crearon en distintas etapas históricas a sus hijos “machos” para su auto protección, la defensa del hogar y la familia, y ello trajo consigo el surgimiento del Feminismo Mexicano, donde la mujer mexicana está históricamente acostumbrada a gobernar sin hombres.
Nota del autor: Amparado, bajo los Derechos Humanos, como lo son el derecho de libre pensamiento y libre expresión de las ideas, libertad de imprenta, lo expresado no es una doctrina, son simples observaciones del autor en la sociedad mexicana, que pongo a su consideración ante su derecho humano a la información, para la decisión informada del lector.