El borrado

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Rufino Rodríguez Garza.

«…La historia antigua del norte es vista como ausencia de lo espectacular, de lo glorioso»

Y bueno, el Borrado sí que esconde sus secretos. Detallando la observación pude localizar muchas navajas y algunos proyectiles, astas e inclusive una nueva pintura, que con la aplicación “d´strech” hace resaltar detalles que los efectos de la intemperie casi han borrado. A simple vista podemos deducir que parece la representación de una planta.

También podemos apreciar algunas cuentas, unas a base de puntos y otras dos más a base de muescas.  Son abundantes las figuras abstractas de las que no tenemos idea del significado.

Al finalizar bajé a la parte plana y para mi suerte volví a localizar unos morteros fijos donde los nativos molían mezquites, granos y tunas deshidratadas para elaborar sus complementos alimenticios. Como había llovido dos días antes los morteros estaban llenos de agua.

Por otra parte, hace falta una nueva incursión para revisar desde El Borrado con dirección hacia el poniente, para poder llegar al ex rancho de los Flores; sabemos que hay más arte rupestre por el lugar.

De igual forma otro sitio pendiente de explorar es el que está ubicado al norponiente de El Borrado, el cual contiene pinturas dignas de comentar en éstas páginas. «Hay que cuidar y conservar y respetar sus imágenes religiosas, éstas obras más antiguas que integran arte y ritualidad merecen también toda nuestra conservación y admiración»

El ingeniero Ventura localizó un sitio, al poniente del arroyo Piedritas por demás interesante, lleno de desperdicios de antiguas tallas de pedernal donde los nativos, cazadores-recolectores, trabajaron el sílex para elaborar sus herramientas, tales como el útil raspador, proyectiles, lanzas, navajas enmangadas, hachas de mano y cuentas, toda herramienta para hacerse vivir; cazar y defenderse de tribus enemigas, pescar, elaborar textiles de fibra para vestir o para hacer cordeles, redes, o para la caza de venado, para preparar trampas tanto con las redes o con la elaboración de nazas que colocadas en las corrientes de los arroyos o lagunas atrapaban peces.

El lugar muestra múltiples vestigios que denotan la presencia de aquellas tribus que vivían en armonía con el entorno, el medio ambiente y así como del paisaje de donde obtenían el diario sustento; pues hasta el día de hoy aún podemos encontrar mezquites, granjenos, pitahayas, tunas, palmas, magueyes etc.

También la caza de roedores, mamíferos grandes como los venados, osos y bisontes. No le hacían el feo a los reptiles como lagartijas, serpientes o tortugas y algunas aves como los guajolotes.

Aquí en el Borrado se puede observar el grabado de una naza, también muchas navajas, así como diversos proyectiles para la caza y la defensa, los tableros con tantos grabados nos indican la vocación de sitio: lugar para eventos propiciatorios relacionados con el líquido vital, pues el agua siempre fue una constante necesidad para vivir, o procurar la salud, o la maternidad, pero sobre todo tener buenos resultados en la cacería y la recolección.

El Borrado también aporta en sus imágenes, grabados que representan las útiles redes, las cuales se elaboran con fibras duras extraídas de la lechuguilla o la palma o el maguey, de éstos agaves sacaban las fibras para hacer sus cordones o hilos para la cuerda de los arcos, los tejidos para sus faldillas, sus bolsas y todo aquello que tuviese una utilidad para la vida diaria.

Caminar por éste sitio, es decir cruzar el arroyo Piedritas hacia el poniente, es toparse primero con El Lechuguilloso y en seguida con el cerro que se llama El Borrado.

Este cerro no es de mucha altura, pero en sus partes bajas y en las rocas que ven hacia el lado oriente están plasmados de manifestaciones gráfico-rupestres que nos indican que fue un lugar sagrado, que allí se practicaron eventos propiciatorios como son: de sanación, lluvia, fertilidad, y cacería.

Entre los grabados allí representados se observan huellas de venado, pero también de bisonte. A no muchos metros de este lugar también hay representaciones del escurridizo borrego cimarrón.

Otra característica de éste sitio, es que buena parte de sus dibujos están pulidos. Esta técnica no es frecuente en el arte rupestre del norte de México. Pensamos que con arena sílica, tallaban el grabado hasta darle un acabado liso y brillante, lo que le confiere un resultado diferente a los grabados por decirlo así «normales».

Existen suficientes representaciones que nos aclaran las armas con que cazaban y/o con las que destazaban la presa.

En éste riquísimo lugar se ven no solo proyectiles finamente grabados sino también las navajas enmangadas donde el pedernal se le pegaba el trozo madera o sea el mango. Para la pegadura se usaba el «resistol» de aquella época elaborado con resina de mezquite, ceniza y agua. Otro elemento grabado que podemos encontrar es el Átlatl.   

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