La idea de crear un periódico nació a mediados de los 80, cuando Enrique Martínez y Martínez, entonces Secretario de Gobierno de José de las Fuentes Rodríguez, me obsequiara el libro: Por una democracia sin adjetivos de Enrique Krauze, en cuyo texto encontré una reflexión: si veinte años después algún investigador se dispusiera a reconstruir la historia política de las últimas décadas, basando su investigación en las hemerotecas del país, se vería imposibilitado de realizar su meta objetivamente, porque en dichos periódicos sólo se encuentra una parte de la verdad: la que halaga las actividades y acciones del gobierno en turno, es decir, del cliente principal. O como me dijera alguna vez Flores Tapia: “La línea editorial de los periódicos la dicta el contador de la empresa, de acuerdo a las órdenes de publicidad que factura”.
Ésta reflexión de Enrique Krauze es cierta, también la apreciación de Flores Tapia es verdad. La historia, sobre todo en provincia, es una realidad que tergiversa la prensa, y también los historiadores oficialistas, porque escriben sobre las querencias históricas de los gobernantes en turno, realizando obras y biografías financiadas por el gobierno.
En esta realidad tergiversada se explica el por qué la mayor parte de los periódicos y revistas se resisten a editar comentarios adversos al mandatario en turno que financia sus actividades periodísticas, por eso mismo ningún crítico tiene acceso a las páginas pagadas por el poder.
La reflexión de Enrique Krauze me hizo pensar en darle vida a un modesto periódico, el que además de no censurar a nadie, informara de la otra parte de la verdad, la de la corrupción, abusos y arbitrariedades del poder, la que no se dice, la que fue mi idea central cuando me hice articulista en El Sol del Norte: Escribir lo que los otros callan.
El Periódico de Saltillo nació el día de las elecciones presidenciales: el 6 de julio de 1988, cuando en medio de acusaciones de fraude electoral, salió victorioso Carlos Salinas de Gortari. En la primera editorial planteamos lo que sería nuestro marco periodístico: Restituir los espacios que día a día desaparecen de los medios: la crítica y la denuncia.
En aquella editorial insistimos en que: Después del 6 de julio de 1988, nuestro país ya no sería el mismo, nos gustara o no, por los cambios que experimentaría con el arribo a la Presidencia de un nuevo grupo de gobernantes: Los neoliberales, que además se revelarían como vendepatrias y corruptos.
En 32 años que llevamos publicando El Periódico de Saltillo han escrito en sus páginas muchos compañeros periodistas y personajes de otras profesiones “que tienen algo que decir”, siempre bajo un código periodístico: respetar la libertad de expresión.
En el tercer número de El Periódico de Saltillo aparece una entrevista con Jorge Masso Masso, y a propósito de su reciente retorno al PRI dijo: “Retorné al PRI, porque el cambio debe ser desde adentro del partido”. Y sobre su enemigo opinó: “El gobierno de José de las Fuentes fue pésimo y de los peores que ha tenido Coahuila”. Desde entonces nació una relación amistosa entre Jorge Masso y yo, que duró 14 años, hasta meses antes de su fallecimiento, el 14 de junio de 2002.
La muerte de Eliseo Loera Salazar
En otra entrevista, el Procurador mendocista Ramiro Flores Arizpe externaba su visión sobre la muerte del líder magisterial Eliseo Loera Salazar. De acuerdo al Procurador, Loera Salazar había muerto por intoxicación, debido a que una lámpara de gas había consumido el oxígeno de la habitación donde se encontraba, generando monóxido de carbono que aspiró y envenenó su sangre. El Procurador desmintió que un escape de gas fuera el causante de la muerte del líder sindical como se había rumorado inicialmente.
Según el procurador, con esta aclaración había quedado resuelto el misterioso caso, al que los conocedores había calificado de homicidio, no sólo de Eliseo Loera Salazar, sino de la mujer que lo acompañaba la noche de su muerte. Esa explicación nada aclaraba, y ante mi insistencia se mostró molesto Ramiro Flores, que dijo: “No me preguntes más, eso resultó de las investigaciones. No puedo decirte más”.
La misteriosa muerte, el 28 de junio de 1988, de Eliseo Loera nunca se aclaró. Al momento de su muerte, el dirigente sindical tenía serios conflictos con el gobernador Eliseo Mendoza Berrueto, quien insistía en meter las manos en la sucesión sindical, provocando enfrentamiento entre ambos y alentando un conflicto sindical en contra de Loera Salazar.
Poco antes de su muerte, Loera Salazar me confió que le había advertido a EMB que sacara las manos de la Sección 38 del SNTE, de lo contrario denunciaría un desfalco millonario que había hecho un pariente del gobernador en el área de Pensiones.
El enfrentamiento entre el líder sindical y el gobernador era del conocimiento público, Eliseo Loera se refería a Mendoza Berrueto como “El jotito gobernador”. Loera conocía a EMB desde niño, ambos habían estado en la misma primaria.
Discretamente se supo que habían encontrado el cuerpo de Eliseo Loera con sus genitales en la boca. Fue una época de misteriosas muertes de dirigentes magisteriales. Luego de la muerte de Eliseo Loera, morirían otros dos de los protagonistas del conflicto sindical: Antonio Chaires Costilla y Miguel Vargas Ortiz. Uno en un accidente automovilístico y el otro en un hospital.
Dos días antes de morir platiqué con Eliseo Loera. Quedamos de vernos para la siguiente semana, y aunque en esa ocasión la plática quedó inconclusa, el líder sindical aceptó contestarme una pregunta: ¿Quién será su sucesor en la Sección 38? El profesor Lázaro Vázquez, respondió. Ya no volvimos a vernos, su repentina muerte y cobarde asesinato nos lo impidió. Seguimos insistiendo en lo que todos negaban: el homicidio del líder sindical Eliseo Loera Salazar.
Poco después, escribí una relación del conflicto sindical con información que pocos conocían. Cuando circuló esa edición, mi amigo y profesor de Literatura en la Preparatoria Nocturna, Ascencio Loera Salazar, hermano de Eliseo y encargado de Pensiones en la Sección 38, con mi autorización mandó imprimir cien mil ejemplares más que se repartieron en todo el estado.
Ese fue el inicio de la contraofensiva que ganó el grupo de Eliseo Loera, imponiendo como dirigente interino a Osvaldo Campos, quien después le entregó la dirigencia de la Sección 38 al elegido por Loera: Lázaro Vázquez, pero con excepción de El Periódico de Saltillo, nadie volvió a hablar del homicidio de Eliseo Loera Salazar. Hasta la fecha.
Manuel Camacho Solís
En esa época me reencontré con Hugo Andrés Araujo de la Torre, quien me sugirió que conociera a algunos personajes del salinismo y me acercó con ellos: Carlos Rojas Gutiérrez, Manuel Camacho Solís, Alejandra Moreno Toscano; Gustavo Gordillo, etc. A través de ellos conocí el proyecto salinista, ellos lo instrumentarían. Pero nunca abandoné mi rol de periodista, eso me permitió estar bien informado y al margen de la política.
Alguna vez que platiqué con Manuel Camacho Solís hablamos de la huelga de los obreros de Cinsa-Cifunsa de 1974, y me permitió publicar en El Periódico de Saltillo su ensayo: La huelga de Saltillo, un intento de regeneración obrera que fue editado por el Colegio de México. También me dijo que la mayor parte de la información de la huelga de Cinsa-Cifunsa con la que redactó su libro, se la habían proporcionado las autoridades de la UAC.
Camacho Solís desde el principio fue el concertador del gabinete salinista. Luego pasaron muchas cosas en la política cupular que terminaron en rompimiento, pero sigo pensando que Manuel Camacho Solís hubiera sido mejor candidato y Presidente que Luis Donaldo Colosio y Ernesto Zedillo. Pero en política los hubiera no existen.
El rector Remigio Valdés Gámez
En la UAC, Remigio Valdés Gámez era el Rector que había impuesto Mendoza Berrueto violentando el Estatuto Universitario: no tenía los tres años de profesor o investigador y rebasaba la edad que marcaba el Estatuto, pero lo más grave es que Remigio y sus colaboradores poco entendían de las prioridades de la UAC. Una de las primeras acciones que hizo Remigio como Rector fue aumentarse el sueldo. El tesorero universitario de aquel entonces era el empresario-político Francisco Javier Duarte Villegas y el Secretario General de la UAC, Raúl Amador Sifuentes.
Cuando a Mendoza Berrueto se le ocurrió darle la Rectoría a Remigio para deshacerse de “El Gato” Jaime Isaías Ortiz Cárdenas y su pandilla de ladrones, Remigio no tenía ni tres años de haber sido nombrado en un puesto administrativo: Representante de la UAC en la ciudad de México. Con Villegas Rico había cobrado como aviador en lo mismo, pero Jesús Ochoa Ruesga lo dio de baja. Remigio como Rector aseguraba la obediencia hacia Mendoza Berrueto y le daba tranquilidad a Jaime Isaías Ortiz Cárdenas de que no lo perseguiría por sus robos.
AHMSA antes de la privatización
En octubre de 1988 me buscó Virgilio Maltos Long y su compañera Nora Leticia Ramírez Robles. Ambos dirigentes, organizadores y asesores de obreros y militantes de Línea Proletaria (hermana de Línea de Masas) con la que Virgilio Maltos había dirigido la más importante sección del Sindicato Minero, la 147, que aglutinaba a los trabajadores de Altos Hornos de México, S. A. (AHMSA).
Para entonces Leticia y Virgilio ya no eran los agitadores comunistas ni los enemigos de las instituciones como los calificaban sus enemigos ideológicos, ahora simplemente eran los amigos del Presidente Carlos Salinas de Gortari, quien en uno de sus viajes a Monclova había platicado en corto con ellos, ante la mirada curiosa de los políticos monclovenses, periodistas y Mendoza Berrueto. Esto permitió que Leticia y Virgilio fueran cultivados por los buscachambas, pero nunca prestaron oídos al canto de las sirenas.
Virgilio fue al grano, solicitó que los entrevistara sobre Monclova y AHMSA: “Salinas quiere que demos nuestra opinión sobre lo que sucede en nuestro terruño, que denunciemos lo que está pasando, y queremos hacerlo a través de tu periódico”. Hicimos la entrevista en Monclova, para lo cual Enrique Neaves Muñiz nos prestó su oficina. Enrique Neaves había sido el Alcalde priista ganador al que le anularon las elecciones por la violencia que José de las Fuentes desató en la ciudad acerera, al mandar golpear a Rosendo Burciaga, hermano del panista Lorenzo Burciaga. Su sustituto en la alcaldía fue Benigno Franco Coronado, uno de los beneficiarios de la corrupción y el saqueo en AHMSA.
En la entrevista, Virgilio Maltos denunció: “Quien gobierna Monclova no es Benigno Franco, sino el grupo político de Salvador Kamar (contratista de AHMSA) y Sergio Romero Roaro (Director de AHMSA)”. “Sergio Romero Roaro se ha enriquecido a costa de Altos Hornos”. “Salvador Kamar es prestanombres de Romero Roaro”. “Romero Roaro y Salvador Kamar le dieron mucho dinero a Romeo Flores Caballero (delegado del CEN del PRI), para que impusiera a Benigno Franco como alcalde de Monclova”. “La sección 147 es manipulada por el Director de Altos Hornos”.
Maltos Long fue profuso al hablar de la corrupción de AHMSA, dio cuenta de los múltiples negocios que hacían en la acerera. La entrevista fue publicada un mes antes de que Salinas de Gortari tomara posesión de la Presidencia. Para entonces la prensa pronosticaba que Salinas sería un Presidente débil, sin legitimación.
Por otra parte, en los corrillos políticos se decía que el Director de AHMSA, Sergio Romero Roaro, era protegido de Alfredo del Mazo, otro de los precandidatos a la Presidencia, y que en las bodegas de Altos Hornos se habían encontrado miles de pancartas que festejaban la candidatura de Del Mazo. Pero en Coahuila no solamente Romero Roaro se la había jugado con Alfredo del Mazo, también hicieron los mismo José de las Fuentes, Eliseo Mendoza y los lacayos de ambos.
Lo que dijo en la entrevista Virgilio Maltos fue el inicio de la destitución de Romero Roaro y el pretexto para la privatización de AHMSA, que había enriquecido a sus directivos y a sus socios, los contratistas de la paraestatal, quienes manejaban a Monclova en función de sus corruptos intereses.
Salinas de Gortari destituyó a Sergio Romero Roaro de la Dirección de AHMSA con el pretexto de su jubilación, y aunque se le acusaba de corrupción, se le permitió irse a su casa sin pagar por sus ilícitos. Ese fue su precio por haber apoyado a Alfredo del Mazo, pero la destitución de Romero Roaro era el pretexto para iniciar la privatización de AHMSA.
Mientras tanto en La Laguna, los perdedores del Frente Democrático Nacional insistían peligrosamente en polarizar las fuerzas. Héctor Hugo Olivares Ventura aún era dirigente de la CNC. Tiempo después sería sustituido por Hugo Andrés Araujo de la Torre quien tendría todo el respaldo de su amigo y compadre, el Presidente Carlos Salinas de Gortari.
En El Periódico de Saltillo se analizaron los proyectos de Salinas de Gortari, pero también criticamos la corrupción de algunos salinistas, la desaparición del ejido y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre México y El Vaticano, y algunas cosas más, que en su momento nos atrajo el reclamo de Carmen, la esposa de Hugo Andrés Araujo.
(Continuará).
El Primer año de la Presidencia de CSG…