El conflicto armado que se dio entre 1910-1917 se inició como una lucha en contra de la perpetuación en el poder del general Porfirio Díaz, pero derivó en una guerra civil entre facciones que luchaban por la «auténtica revolución».
Diferentes grupos que tenían como bandera derechos políticos y sociales se unieron por ese objetivo, pero luego llevaron a cabo una guerra de guerrillas a lo largo de una de las épocas más convulsas para México, que dejó más de un millón de muertos.
«Las demandas obreras y campesinas se recogieron por vez primera en el constitucionalismo mundial, en la Constitución de 1917», afirma Patricia Galeana en «La Revolución y los Revolucionarios», del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
En aquella época la mayoría de los mexicanos vivía en condiciones muy precarias.
Las actividades como la agricultura, la ganadería o la minería, se basaban todavía en sistemas feudales, mientras que en las ciudades los obreros eran explotados sin que tuvieran derechos laborales básicos.
Luego de que el presidente Porfirio Díaz resultara electo para un nuevo período presidencial (1910-1914), el excandidato y líder liberal Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis -fechado el 5 de octubre de 1910- para derrocarlo.
Su lema principal fue «Sufragio efectivo, no reelección», y reivindicaba derechos laborales y la repartición de tierras que buscaban grupos sociales contrarios a Díaz, según la «Cronología de la Revolución», del INEHRM.
En su plan de acción estaba una convocatoria a la lucha armada: «El 20 de noviembre, desde las 6 de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan».
Algunos grupos, como el de los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, al ser descubiertos en posesión de armas se alzaron antes de la fecha pactada en Puebla.
La muerte de los hermanos al enfrentarse con las fuerzas del gobierno los llevó a ser considerados los primeros «mártires» del movimiento contra Díaz, además de que motivó a otros a la insurrección.
En los hechos no se dio un levantamiento coordinado el 20 de noviembre de 1910 a las 6 de la tarde para derrocar a Díaz, pues para ese momento ya había «13 hechos de armas en diferentes estados», según el INEHRM.
Pero esa fecha ha sido considerada hasta hoy como el inicio de la Revolución Mexicana.