Jorge Arturo Estrada García.
En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder
cabalgando a lomo de un tigre acabaron dentro de él.
John Fitzgerald Kennedy.
El ambicioso quiere ascender, hasta donde sus propias alas
puedan levantarlo; el vanidoso cree encontrarse
ya en las supremas cumbres codiciadas por los demás.
José Ingenieros.
Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza
como por el afán de riqueza.
Louis de Bonald.
La corrupción se impuso. La realidad con su crudeza, de los hechos y los datos, destruyó el mito de la superioridad moral del Peje. La sombra del desastre que generó el tabasqueño invade el arranque de Sheinbaum. Le envenena sus primeros días en Palacio Nacional. El legado de Andrés Manuel es problemático, aunque él todavía genera adhesiones. En contraste, Claudia todavía genera dudas como líder, ante los escenarios tan cambiantes. Trump la mantiene cercada implacablemente; y los pecados de López Obrador, agobiada.
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En consecuencia, el discurso, populista, de Claudia Sheinbaum se estrella contra la potencia de las acciones e imposiciones de la Casa Blanca. Así, no es posible sacudirse la sombra del caudillo tabasqueño. Las comparaciones son permanentes y hasta injustas.
Son momentos de turbulencia, el futuro inmediato de México está en juego. Los retos son enormes, y el morenismo no parece estar a la altura de los escenarios internacionales. Los guindas están conformados para la grilla interna, en la que el cinismo y la demagogia simplona les basta. Sobre todo, sin oposición al frente y ante ciudadanos apáticos, dispersos y evasores de noticias. En contraste, ante las exigencias del nuevo inquilino de la Casa Blanca se perciben chiquitos, timoratos.
El gobierno de Claudia Sheinbaum transita a tropezones, desde la llegada de Donald Trump al Despacho Oval. Ya perdió impulso. Entonces, él ya dicta la agenda y contradice a la esencia de la Cuarta Transformación y sus pactos. En Washington exigen más balazos y menos abrazos. Ellos demandan cooperación inmediata e incondicional. Con resultados palpables.
Sin embargo, en México tan acostumbrados a la simulación y el rollo, las reacciones han sido lentas y poco eficientes. Desde Tabasco el mensaje es de alarma, hay demasiados flancos abiertos. López obrador parece estar en la mira de las autoridades estadounidenses. Ellos consideran que los problemas de su país aumentaron exponencialmente, durante el gobierno de AMLO. Y, las evidencias se acumulan.
En estos momentos, el gobierno de Claudia está lejos de ser brillante. Se le percibe a la deriva, tropezando. Por una parte, se ha dedicado a cumplir con los dictados del tlatoani; y por el otro, desde el otro lado del Río Bravo ya le impusieron una agenda que la marcará para siempre. Difíciles tareas para la primera presidenta del país. Así transitará a la historia.
Por su parte, el instinto político de López Obrador lo mantiene atento y activo. Seguramente, percibe peligros, oportunidades y urgencias. Así, Andrés Manuel desde su retiro mueve sus piezas. Su hijo acapara espacios al presentarse ante los legisladores para reafiliarlos. Su Plan C ya destruyó al poder Judicial y a los organismos autónomos. Los contrapesos fueron demolidos. La autocracia se impone y el nuevo régimen, se consolida. Persistente, como siempre, él ya prepara la sucesión de Claudia. Por lo pronto, ya logró colocar a Andy en el primer lugar de la lista.
Sin respeto, sin cuidar las formas, Trump ya marcó al gobierno mexicano como un protector y aliado de los delincuentes. Esa será una marca indeleble para la Cuarta Transformación. De igual forma los índices de amnistía internacional ya decretaron que el sexenio tóxico de AMLO colocó al país en el puesto 140 tras dos años de estar en el 126, de 180 países evaluados, en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de 2024. Es la peor marca de nuestro país desde que se estableció el mecanismo.
La opacidad se ha construido desde las mayorías legislativas, la corrupción se ha convertido rápidamente en el sello de la casa. Rápidamente enseñaron el cobre. El Rey del Cash resultó un corsario que los protege y les deja sus botines.
Sabemos que el morenismo depredador obtuvo sus mayorías mediante traiciones y trampas. Así, los 52 por ciento de sus votos se convirtieron en el 74 por ciento de los diputados, gracias a la magia de las decisiones de los oficialistas del INE y el Tribunal Federal Electoral. Fue una exhibición de desacatos, desaseo, cinismo y maniobras burdas.
Actualmente, somos un país que se sostiene de la manufactura de exportación, en sus mejores casos de empleos formales. Adicionalmente, la mitad de la gente labora en la informalidad. Tenemos más de 30 años de retraso, no evolucionamos a la mentefactura. Nunca invertimos en el desarrollo tecnológico, ni siquiera concretamos clústers de investigación. Los tratados de libre comercio nos dieron viabilidad luego de las desastrosas crisis de los ochenta del siglo pasado. Ahora, entre los desplantes de Trump y la destrucción del Estado de Derecho dictado desde el Palacio Nacional, el país se cimbra a la par que el modelo económico.
La deuda del país crece cada día. Los gobiernos morenistas aprendieron a gastar casi sin límites. Siempre les falta dinero y frecuentemente modifican leyes para dilapidar fideicomisos, ya lo hicieron el sexenio pasado. Ahora se quedaron con los recursos financieros del Infonavit, del dinero de los trabajadores. Para construir vivienda social establecen otro elefante blanco. Ya se blindaron contra la transparencia. La opacidad será compañera de la corrupción, mientras la 4T tenga el gobierno.
El regreso triunfal y todopoderoso de Trump, tomó por sorpresa al mundo. Para México, este personaje, será especialmente agresivo. En su discurso populista nuestro país es el origen de los principales problemas que afectan a los estadounidenses. Las drogas y la migración ilegal serán atacadas en el discurso y con acciones drásticas desde la Casa Blanca.
En la actualidad, la soberbia y la incapacidad para gobernar son las principales características del morenismo en el poder. Trump es un personaje disruptivo e hiperactivo. Vienen momentos trepidantes en la vida nacional. Veremos.