San José

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Rufino Rodríguez Garza.

Entre los cañones de La Falsa y el de Zacarías encontramos un pequeño cañón o cañada donde se localizan unos grabados que llaman mucho la atención, algunos son únicos como por ejemplo unos antropomorfos (3 a) base de puntos, donde sólo las extremidades son rellenas; son de pequeñas dimensiones.

Destaca este importante sitio por la gran cantidad de cuentas o cómputos a base de puntos, todo un enigma por no saber que contaban o si se relacionaban con cuentas astronómicas, sólo se observa una cuenta enmarcada como las que hay en la cortina de la Presa Pantalones.

Acostumbro acampar en los alrededores del Cañón de La Falsa y de ahí faldeando camino hacia el poniente, así se llega a la boquilla de San José, pedregoso al principio y luego se amplía a los pocos metros donde se encuentran unas tinajas que conservan el agua cuando llega a llover.

Este es un lugar mágico de rituales de cacería, no se observan Átlatl’s lo que quiere decir que es un sitio tardío, también podemos ver lo que los arqueólogos llaman “palimpsestos”, es decir que se grabó y pasado el tiempo se volvió a usar el mismo lugar para otros grabados.

Ahí grabados en ambos lados de la cañada están distantes unos como los otros, son abundantes los proyectiles y por supuesto las hermosas navajas enmangadas donde la punta era de pedernal y el mango o maneral era de madera; esto se unía con una sustancia comúnmente muy sólida e indestructible hecha a base de resina de mezquite, ceniza y agua era el “Resistol” de aquellas épocas.

Son de destacar los hongos a los que nosotros hemos identificado como símbolo de territorialidad, este símbolo se repite en muchos sitios de esta región y llega estar en lugares de Coahuila y partes de Nuevo León.

Quiere decir que era un grupo dominante que exigió respeto a grupos diferentes, respeto por estos sitios donde se cazaba y se recolectaba, pero que también contenían los aguajes y lugares de entierro.

Otra curiosidad es la presencia en una enorme roca donde durante la época de la colonización se grabó una cruz, la cual es evidentemente de la época colonial, quizá de la primera parte del siglo XVII.

 La factura pudiera ser debido a los españoles o a los tlaxcaltecas que llegaron desde el año de 1591 y  ya traían la religión católica, la roca de grandes proporciones por alguna extraña razón está girada o se desprendió de la más próxima ladera y los grabados prehispánicos quedaron de cabeza y sobre esos dibujos se grabaron un par de cruces, una más alta que la otra pero con adornos en la base de las mismas, en un caso parecen cirios y en la otra de la izquierda dos pequeñas cruces también en su base; las dos cruces están sobre la misma línea horizontal la grande mide 80 cm de altura y su compañera de la izquierda es apenas de 38 cm. En las dos se le dibujaron sendos triángulos en sus extremos y según el Dr. Carlos Manuel Valdez “era la moda de la época colonial”; ese sería el único vandalismo y procede de los colonizadores. Buena parte de los cruces está haciendo cubierta por el liquen.

Adentrándonos en este pequeño cañón fuimos localizando algunos grabados de muy exquisita factura.

 La cañada se abre y se convierte en un pequeño valle donde ya no hay más grabados aunque había muy buena roca para que los nativos pudieran elaborarlos y nos dejaran raros mensajes.

El sitio de San José es un lugar donde se realizaban rituales propiciatorios de cacería salud y lluvia.