Labor docente

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José C. Serrano Cuevas.

Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha expuesto a la opinión pública su estrategia para poner en marcha el ciclo escolar 2020-2021, la cual consiste en transmitir contenidos educativos a través de la televisión.

Con la propuesta del Secretario debemos recordar que en México se mantiene la brecha de equipamiento tecnológico en los hogares: 17 por ciento de las familias más pobres del país carece hasta de un televisor o un radio.

La propuesta ha generado serios cuestionamientos, como la marginación de los profesores de grupo en la revisión de los programas de las diversas asignaturas que se imparten en los niveles básico y medio superior. Son ellos quienes, en el día a día, facilitan la accesibilidad de los educandos a los conocimientos contenidos en dichos programas.   

También se hace referencia a la forma tan precipitada en la que que se tomó tal decisión, haciendo omisa la convocatoria para invitar a investigadores interesados en el tema e ignorando la experiencia pedagógica que se tiene en el país en la educación a distancia. Es evidente que no debe considerarse como opción única sin otro tipo de medidas, pues habrá sectores que queden al margen de esta modalidad.

La doctora Margarita Acuña Soto, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), expresa que «pareciera una situación de sálvese quien pueda y edúquese quien pueda», quien señaló la necesidad de recurrir, por ejemplo, al modelo de telesecundarias, sistema aplicado en regiones alejadas de centros urbanos. El docente monitor inicia su clase con una breve recapitulación del tema anterior; acepta preguntas de los alumnos y brinda las respuestas adecuadas. Acto seguido, introduce la nueva lección y deja al grupo en manos del docente televisivo; al final de la exposición invita a los alumnos a que ellos hagan el cierre de la clase. Con ello se busca definir el aprendizaje significativo.

La doctora Acuña Soto también es integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), quien en su reflexión sobre el tema señala: «La medida sufrirá los efectos propios de la rapidez y precipitación con la que se pondrá en marcha, pues, para hacer funcionar un proceso masivo de este tipo, debería contarse con los métodos y contenidos adecuados, además, lograr que todo mundo pudiera acceder a ella. Otra cosa preocupante es que se trate de recitar los libros de texto mediante la televisión».

Otro aspecto importante, pero que es omiso en la propuesta, es que en México se mantiene la brecha de equipamiento tecnológico en los hogares: 17 por ciento de las familias más pobres del país carece hasta de un televisor o un radio. Se antoja preguntarle al secretario Moctezuma Barragán, que carajos hará con esta papa caliente.

A los alumnos de nivel medio superior, que han tenido la oportunidad de trabajar con un profesor motivado por la curiosidad y, que acostumbra problematizar la generación de conocimientos, les será muy difícil lograr que un conductor de programas de televisión promueva entre ellos el librepensamiento, la creación artística o fomentar la capacidad de juicio crítico. Los estudiantes desde la óptica televisiva serán vistos como clientes y, la labor docente hace fila junto a otras prácticas que habrán de quedar en desuso.