Fidencio Treviño Maldonado.
ed. 355, septiembre 2018
Allá por el año de 1924 en este país, Plutarco Elias Calles le platica al General, Alvaro Obregón, que México necesita tener una democracia dirigida, es decir que todo se parezca a lo que es, sin que lo sea. Obregón tomó como buenas las palabras de su compañero político y de armas, y el 1o. de julio de 1928, los generales Obregón y Calles organizan elecciones en donde gente del pueblo y los peones pudieron votar, Obregón sale Electo Presidente, pero el 19 del mismo mes “alguien” por ahí lo manda asesinar y finaliza la democracia simulada para dar paso a la antidemocracia descarada, que hasta este año de 2018 se rompieron esos paradigmas y dogmas del sometimiento y autocracia apabullante impuesta por la Casta Divina. Los costos de cada elección es dinero tirado a la basura, porque resulta que en la mayoría de los casos los candidatos y sobre todo los ganadores eran un fracaso y fiasco con grandes pifias y corrupción que arrasa con todo lo que en la mentada democracia se pudo haber obtenido.
Resalta el triunfo de la corrupción en las operaciones, empresas, contratos y obras que no son fantasmas, porque tienen destino, orden, dueños y remitente, y aunque el “fuerte” brazo de la ley quiera seguir con los ojos vendados es otra cosa. Desde hace años la impostura de las llamadas elecciones se hizo uso y costumbre y esta misma impostura fue el mando dirigido por los de arriba, (dedazo, palomeo, etc.) preparado con recetas caseras y digerido para los de abajo (el pueblo) y con esta capacidad el país camina a paso de cojo o como pastor de gallinas y con la posmodernidad se inventó, más no se implantó la Democracia, un rasgo que nos resulta caro, entrampado y desde luego lleno de corrupciones, desde las propagandas de los y las candidatas hasta el día de las elecciones, y en más de las veces en tela de duda esta “democracia” con miles de impugnaciones y multas entre otros arrebatos propios de estas contiendas.
Nuestra Democracia ha sido un desgarrador lamento, crónica y relato de dolor, sangre y muerte, un rasgo que durante siglos en el discurso público se ha debatido, siempre al servicio de la voluntad de los poderosos, que al final agobia con sus abyectos intereses a toda la población; Sigue siendo el hombre, el lobo, del mismo hombre.
Para el pueblo, los habitantes y ciudadanos, tal vez también para quien organiza las elecciones y antepone la Democracia como garante vigilante y, que sea el dinero el que cuenta ¿cuánto se gasta, cómo lo emplea cada partido político o candidato, sin rendición de cuentas del dinero ofertado para X candidato o partido llegado por otros medios, etc.?; sin embargo el verdadero costo y precio de esta democracia está en que quienes la ostentan y la detentan y que en su mayoría son rufianes, pillos y truhanes que pasean sus desvergüenzas en el mundo o con quien por medio de la democracia les otorgo el poder.
La frase de: uno de estos días, o aquella de: tal vez algún día cambie, y otras usadas cuando existen elecciones y son referidas a la democracia, ese día tal vez al menos en México no llegue nunca, no es pesimismo ni ficción, es realidad y no porque se gaste un titipuchal de dinero en las elecciones serán honestas o saldrán garantes o preclaras, sino parece ser todo lo contrario, cuanto más costosa sea, parece que es más sucia y corrupta la forma en que se efectúan algunas elecciones, incluso usando tecnología, como las pasadas de 2018, en donde después de casi dos meses en algunos municipios se cambian los ganadores y donde muchos gañanes, pillos y truhanes sin que nadie vote por ellos ocupan curules (los llamados Plurinominales), de ahí se puede deducir que los Senadores y Diputados Pluri en esta Democracia no tienen ningún compromiso con nadie, como se ha demostrado en nuestra muy cara, postiza, simulada e incipiente democracia.
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