Antonio Alatorre, filólogo universal

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José C. Serrano Cuevas.

Según el Diccionario Oxford Complutense, «la filología es la ciencia que estudia los textos escritos y, en ellos, la estructura y la evolución de una lengua y su desarrollo histórico y literario, así como la literatura y la cultura del pueblo o grupo de pueblos que los han producido».

La definición anterior se complementa con otras consideraciones: «Es el estudio de los textos escritos, a través de los que se intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de estos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace».

Antonio Alatorre Chávez

El trabajo filológico se aproxima al hermenéutico, al menos en la medida en que interpreta el sentido, y se sirve, por tanto, del estudio del lenguaje, la literatura y demás manifestaciones idiomáticas, en cuanto constituyen la expresión de una comunidad cultural determinada o de varias, o de meros individuos.

Se entiende, usualmente, por filología, bien el estudio de las lenguas y las literaturas, así como la correspondiente cultura de sus hablantes, bien el estudio diacrónico (que tiene relación con la evolución de un hecho a través del tiempo) e eidético (que se refiere a la esencia).

Antonio Alatorre Chávez (Antonio Alatorre) nació en Autlán de Navarro, Jalisco en 1922 y murió en la ciudad de México en 2010. Fue un escritor, filólogo, crítico literario, traductor y novelista mexicano.

Respetado académico de la literatura, sigue siendo reconocido por sus influyentes ensayos sobre la literatura en español y por su libro Los 1001 años de la lengua española, obra de divulgación publicada en 1979 por el sello editorial Fondo de Cultura Económica (FCE), que pretende dar a conocer de una manera amena, sencilla y relativamente breve la historia del idioma español.

Don Antonio estudió literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y filología en el Colegio de México (Colmex). Continuó sus estudios en Francia y en España. Ejerció un puesto como profesor e investigador en el Colmex, posteriormente dirigió el Centro de Estudios Filológicos. Fue miembro de El Colegio Nacional y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.  A lo largo de su vida ejerció la crítica literaria y la traducción de más de 30 libros en latín, francés, inglés, alemán, portugués e italiano.

Entre sus papeles póstumos, apareció una novela en la que había estado trabajando largos años, titulada La migraña, que se publicó (con el consentimiento de sus hijos) en 2012. La novela, de trasfondo autobiográfico, está ambientada en un seminario y es una novela iniciática o de formación, en la que se narra el final de la inocencia del personaje principal, que en esta institución religiosa sufrirá una crisis de fe absoluta y tomará conciencia de su propio cuerpo. Aunque no es una novela donde lo sexual (ni la homosexualidad) se traten de manera explícita, los estudiosos han subrayado su presencia clara e implícita.

El centenario natal del filólogo Antonio Alatorre fue conmemorado el lunes 25 de julio en El Colegio Nacional, del que fue miembro desde 1981 hasta su muerte. La actividad fue coordinada por el lingüista Luis Fernando Lara, quien expresó su reconocimiento a un gran filólogo de México y del hispanismo internacional durante la segunda mitad del siglo XX y los comienzos del presente.

Los artículos, los libros y las traducciones de Alatorre «conservan plenamente para nuestros ojos la frescura, la mirada juguetona e inteligente, la tersura de su estilo y el rigor de la buena filología», aseguró Lara.

En el acto, la filóloga Martha Lilia Tenorio, discípula de Alatorre y quien recibió su herencia intelectual, sostuvo haber sido testigo cotidiano de la inquebrantable firmeza, de su coherencia e independencia intelectuales, su discreción, su dignidad y su seguridad autosuficiente a la que no le hacía falta exhibirse, ni recibir aprobaciones.

A doce años del fallecimiento de don Antonio Alatorre, su acervo cobra una vigencia indubitable.