Rigoberto Losoya Reyes.
El agua determinante para el desarrollo de una población. Sin el vital liquido no es posible imaginar la vida de un pueblo. La fundación de lo que hoy es la ciudad de Piedras Negras es meramente circunstancial debido a la delimitación de una nueva línea fronteriza después de haber terminado la guerra contra los Estados Unidos de Norteamérica. En abril de 1849 comienza la llegada de nuevos pobladores que se establecen en la margen derecha del río Bravo justo frente a un pequeño fuerte militar norteamericano denominado Duncan establecido en la margen izquierda. El 15 de junio se funda la Villa de Herrera firmando el acta como primera autoridad el coronel Juan Manuel Maldonado, Subinspector de las Colonias Militares de Oriente. La fundación no prosperó, pero si se autorizó el establecimiento de una colonia militar.
La primera noria para abastecer de agua a los pobladores
Para satisfacer las necesidades básicas de agua potable para los civiles y militares, durante el mes de diciembre de 1850, se llevaron a cabo los trabajos necesarios para excavar un pozo para dar servicio a la comunidad que quedó bajo la protección del capitán José María Sáenz, quien era el responsable de la “Colonia Militar de Guerrero”. En un informe dirigido a su superior, Juan Manuel Maldonado cita: …en la presente semana, no se ha realizado más trabajo que el de acarrear madera para el adame de la noria”. Las norias se fueron diseminando por todos los sectores donde hubiera agua.
En 1867 un norteamericano comercializa el agua por primera vez
August Santleben residía en la Villa de Piedras Negras en 1867, llegó a este lugar procedente del estado de Texas, en busca de fortuna y aventura. En una excavación que estaba realizando en un solar, por casualidad se encontró un venero y tuvo la idea de envasarla en barriles y se dedicó a venderla a veinte centavos y medio cada uno distribuyéndola en una carreta, lo que le resultó un excelente negocio muy redituable.
Por decreto número 219 de fecha 23 de julio de 1888, se aprobó un contrato celebrado entre el ayuntamiento representado por Rafael Muzquiz en su calidad de presidente municipal de la Villa de Piedras Negras y don Victoriano Montemayor para la entubación de aguas, sin embargo, no prosperó el proyecto y traspasó la concesión a Victoriano Montemayor en 1889 quien firmó un contrato con el ayuntamiento por cincuenta y cinco años. Para proporcionar este servicio, la compañía Proveedora de Aguas de Ciudad Porfirio Díaz firmó un contrato con la empresa “Eagle Pass Water Supply Company”, establecida en la vecina población norteamericana, para que ambas empresas se conectaran a través de un sistema de tubería cruzando el río Bravo. El 21 de julio de 1891, los trabajos de introducción de la tubería de cuatro pulgadas en el primer cuadro de la ciudad habían concluidos y se había iniciado el servicio de abastecer el agua traída desde la vecina población de Eagle Pass, Texas. José Vasconcelos recuerda en sus memorias escritas en su libro “Ulises criollo” la inauguración del servicio de agua entubada en Piedras Negras:
Las damas engalanadas y los caballeros de negro, acudieron recién bañados, a la ceremonia de inauguración del edificio de la aduana de Piedras Negras”.
Don Rafael Múzquiz era un acaudalado comerciante y comisionista en la ciudad de Porfirio Díaz, negociante en ganado mayor y menor. Importaba vehículos americanos para comercializarlos en la región norte. Su establecimiento se ubicaba en la calle Zaragoza número 39.