Fernando Rangel de León.
En el marco del pasado Día del Trabajo, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, aseguró que la jornada de trabajo a la semana irá disminuyendo gradualmente, a partir de que concensuadamente los trabajadores y los patrones, vayan poniéndose de acuerdo para venir reduciéndola paulatinamente de 48 que es actualmente a 40 horas, a más tardar para el 2030.
Mientras, a partir de este junio se llevarán a cabo reuniones entre los empresarios, sindicatos, trabajadores, académicos economistas y todos los que estén involucrados en la producción de bienes y servicios, para sustentar la posibilidad de que los trabajadores intensifiquen más y mejor sus labores en menor tiempo para que produzcan lo mismo que hacen en las 48 horas a la semana; a fin de que los patrones puedan sacar lo de sus salarios.

La jornada de trabajo es el tiempo durante el cual el trabajador está a disposición del patrón para prestarle sus servicios laborales, por la que los trabajadores del mundo lucharon por reducirla de 16 a 8 horas diarias, de lunes a sábado, existente antes de que naciera el derecho del trabajo en el siglo XVIII, en Europa.
Ocho horas de jornada diurna es lo máximo que la Constitución señala como tope a los patrones; pero no se enoja si la disminuyen, sin reducirles el salario a los trabajadores; pues esa jornada de ocho horas se fijó considerando la salud, el descanso, el tiempo para los alimentos, la convivencia familiar; pues el trabajador no es una máquina de trabajo, sino un ser humano digno de merecer todas las protecciones para su salud y su vida.
Desde la Revolución Industrial del siglo XVIII en Inglaterra, se empezó a reducir la jornada laboral semanal de 6 días, de lunes a sábado, a 5, habiendo dado buenos resultados; pues fue un estímulo para que la productividad aumentara; por eso a esa semana se le conoció en el mundo como “semana inglesa”.
En México, debe considerarse que la pandemia del Covid-19, cambió las jornadas de trabajo; realizándose muchas de ellas desde el hogar.
Ojalá y que todos los que intervengan en los foros sobre estudio y análisis de la semana de 40 horas, tengan en cuenta esos y otros antecedentes históricos y el mundo globalizado que estamos viviendo; para que recomienden su establecimiento en la ley.