Un loco anda suelto

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por Manuel Padilla Muñoz.

No soy un timorato. Así, en toda la extensión de la palabra, con todas sus letras, le dijo nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador al presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump después de amenazar a nuestro país con declarar un guerra no militar pero si económica con la imposición de aranceles a los productos mexicano que exportamos al vecino país del norte por nuestra política de migración a lo que considera una amenaza para su país. Aranceles que encarecerían muchos productos que importamos con graves daños a la economía de todos los mexicanos.

Donald Trumpo no entiende que no necesitamos que nos invada Estados Unidos con su ejército, porque nosotros
les tenemos invadidos. 20 millones de mexicanos y sus descendientes que viven allá es nuestra fuerza.

En una misiva muy bien redactada, nuestro presidente dio una cátedra de nuestra política internacional de coexistencia pacífica con todos los pueblos del mundo.

La amenaza de Trump de imponer aranceles a todas las exportaciones que se realizan de México a Estados Unidos es una guerra unilateral. ¿Quién se cree este personaje para imponer castigos a un pueblo que no se se somete a sus caprichos? ¿Se cree el Dios del Mundo, quiere llamarse Jehova Trump o qué?, si apenas tiene el nombre de un pato, el más famoso del mundo de Disney por cierto. La causa y coraje esgrimido por Trump es que México, acusa, no hace nada para resolver la crisis que representa la migración de centroamericanos. Él quisiera que los mexica-nos, a garrotazos, regresemos a los centroamericanos a sus países de origen, es decir, que le hagamos el trabajo sucio.

Es una guerra unilateral por cierto porque los mexicanos no tenemos nada en contra del pueblo norteamericano, son nuestros vecinos, amigos y socios comerciales, no enemigos.

En realidad existe una causa política que explica la actitud de Donald: en el paroxismo de su locura, utiliza a México para buscar su reelección en la presidencia de su país.

Donald Trump parece que no conoce la historia. Estados Unidos nos ha invadido militar- mente. Las tropas norteamericanas llegaron a las puertas de la Ciudad de México pero se toparon con los Niños Héroes y la cosa no pasó a mayores.

Durante la Revolución la bota militar gringa pisó las tierras del norte de México en busca de un solo hombre: Francisco Villa, el famoso Centauro del Norte, el único hombre del mundo que ha invadido a los Estados Unidos. Pero, ni con sus miles de soldados y sus aviones, jamás lo encontraron. Les pasó lo mismo que a la PGR (hoy Fiscalía General) cuando buscaban a un político corrupto para procesarlo hasta que otro país les decía “Ey, acá está”.
Donald Trumpo no entiende que no necesitamos que nos invada Estados Unidos con su mejor ejército, el mejor del mundo, porque nosotros, los mexicanos, les tenemos invadidos. 20 millones de mexicanos y sus descendientes que viven allá es nuestra fuerza. Y no necesitamos armas, simplemente les podemos enviar para invadirlos totalmente a todos los puestos de lonches y gorditas con todas las salsas picantes habidas y por haber a ver si no los dominamos con el estómago. Y todavía más, ponemos su congreso en Disneylandia para que se diviertan los niños viendo cómo se pelean legisladores demócratas y republicanos en un show de payasos único en el mundo.

A decir verdad, el enemigo no es el pueblo de Estados Unidos, el enemigo es Donald Trump y sus locuras.

Después de la misiva de respuesta de AMLO a Trump, vimos que tenemos un presidente digno de nuestra representación y, por ende, cuenta, desde ahora, con todo el apoyo patriota del pueblo de México.

Un consejo de amigos señor Donald Trump: no le busque tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro. No despierte al tigre.

En el mundo, México tiene más países amigos que enemigos.

Sacapuntas.- En todo México ¿Quién puede creer que el presidente López Obrador no está detrás del caso de Emilio Lozoya, ex director de Pemex y del dueño de Altos Hornos de México (AMHSA)?

Por elemental regla política de un presidente de la República es obligatorio tomar las más importantes decisiones de un puesto público y más la de presidente. El presidente debe haber dado el visto bueno para seguir pues son muy importantes personajes de la vida política y social de México. Y si no lo hizo, mal, porque el que gobierna un país debe asumir todas las responsabilidades. No hay de otra.

Es por eso que me resulta increíble que AMLO no haya tomado esa decisión tan importante en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Y no porque este mal sino, por el contrario, el presidente está cumpliendo su promesa, lo cual es loable, con la esperanza de que no sea un caso aislado pues todavía hay muchos “peces gordos”, delincuentes de “cuello blanco” por aplicarles la ley. Faltan algunos ex gobernadores como por ejemplo César Duarte, el de Chihuahua, los Moreira de Coahuila, que no han sido tocados ni con el pétalo de una rosa. No debe ser venganza, en efecto, sino simplemente el imperio de la ley y la justicia de la que aún el pueblo tiene hambre y sed todavía.

¿Qué pasó con el caso del director de Vialidad de Torreón, Pedro Luis Bernal, “El Clinton Lagunero”, que fue acusado ante la fiscalía del estado y la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila por acoso sexual a una agente de esa corporación? ¿Acaso ya le dieron “carpetazo” y se amafiaron el alcalde Jorge Zermeño y Pedro Luis Bernal para gozar de impunidad? Nadie, ni el fiscal de la región laguna y la CDDH de Coahuila, es más, ni la prensa ha seguido el caso.

Parece que a Torreón no ha llegado la Cuarta Transformación pues todo sigue igual que en los gobiernos neoliberales del PRIAN:
Mensaje: Los muertos gozamos de cabal salud.

manuelpadillaperiodista@hotmail.com