La conspiración de los notables de Ciudad Porfirio Díaz en 1911

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Por Rigoberto Losoya Reyes.

El 20 de noviembre de 1910, Francisco I. Madero intentó iniciar la revolución mexicana en esta población fronteriza cuando aún se llamaba ciudad Porfirio Díaz. Los testigos de ese día atestiguaron que no se contó con el apoyo de los que se comprometieron a tomar las armas. Este hecho significó un total rechazo de los habitantes de esta localidad al movimiento maderista. Don Catarino Benavides quien era el responsable de reunir un contingente de más de trescientos voluntarios no logró contrarrestar la oposición de los porfiristas. Si bien es cierto, Madero, ya estaba advertido que se le esperaba por parte del ejército federal, quedó varado del otro lado del río Bravo sin poder acercarse. Se regresó a San Antonio, Texas, completamente decepcionado.

Meses después cuando la revolución está en su pleno apogeo, unos días antes de que Madero cruzara la frontera para unirse al movimiento revolucionario, en ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras, Coahuila) se trama una conspiración organizada por Andrés Garza Galán, un porfirista de hueso colorado que radicaba en esta población. Gracias a un documento que se conserva en el archivo general del Estado de Coahuila, podemos relatar este hecho contrarrevolucionario que se gestó en la frontera.
El 5 de febrero de 1911, el político Garza Galán, convocó a una reunión a los personajes más notables de Ciudad Porfirio Díaz, entre ellos políticos y empresarios, que se dieron cita en las instalaciones del tradicional casino nacional. Los que asistieron a esta reunión fueron Nicanor Valdés (presidente municipal), Indalecio Vara, Gustavo M. Casso, Joaquín Pasquel, Porfirio Saavedra, Donaciano Riojas, Lic. Pablo Valdés, Lic. Joaquín Cantú Cárdenas, Lic. Mauricio D. González, Lic. Francisco Garza Sepúlveda, Dr. José Guerra, Adolfo Garza Galán, Lic. Julio Santos Coy, José Serna, José María Herrera, Dr. José María Herrera, Dr. Salvador Preciat, Desiderio Jiménez, Jesús Moisés Calderón, Celso Farías, Pedro de los Santos, Clemente Morín, José María Jiménez y Leandro Rodríguez.

Francisco I. Madero encontró una fuerte
oposición en Ciudad Porfirio Díaz

Al hacer uso de la voz el ingeniero Garza Galán, manifestó “que por noticias de la prensa es sabido por todos los presentes que algunos malos mexicanos encabezados por Francisco I. Madero se han refugiado traidoramente en territorio extranjero con objeto de cometer actos de bandolerismo en nuestro suelo, so pretexto de la llamada revolución, contra los que debemos estar preparados convenientemente”. En su discurso además agregó:

…que conocidos como son por otra parte, el patriotismo y adhesión de los habitantes de esta frontera hacia el gobierno constituido, representado dignamente por el señor General Porfirio Díaz y el ciudadano Ramón Corral, y dado el interés que todos tenemos en la conservación de la paz, me permito proponer a la deliberación de los presentes, el proyecto de la formación de un fondo de reserva para la creación de un cuerpo de cien o más voluntarios que se denominará “Auxiliares Voluntarios del Distrito de Río Grande” que en caso necesario preste sus servicios en la conservación del orden y la paz, para cuyo fin propongo las siguientes bases: Nombrar un comité organizador compuesto de un presidente, un secretario y un tesorero, Autorizar a dicho comité para llevar a efecto este proyecto, solicitando de los vecinos caracterizados de este Distrito una suscripción pagada adelantada que no baje de diez pesos mensuales. El fondo se destinaria a cubrir los gastos del nuevo cuerpo de voluntarios quienes recibirían como haberes dos pesos diarios.

Los presentes aprobaron la iniciativa de Garza Galán. En seguida se procedió a la elección del comité integrador resultando electos: para presidente, ingeniero Andrés Garza Galán, para secretario se nombró a Indalecio Vara y como tesorero a José Serna. Como jefe del cuerpo de voluntarios, se nombró al señor Nicanor Valdés. En el mismo acto, el Lic. Julio Santos Coy propuso que el señor Nicanor Valdés en su calidad de presidente municipal se lo comunique al presidente de la república, General Porfirio Díaz y al jefe de la 3a. Zona Militar, Gral. Gerónimo Treviño y al gobernador del estado Lic. Jesús del Valle, ofreciendo los servicios del cuerpo de auxiliares. Igualmente propuso el ing. Andrés Garza Galán, se remita copia de esta acta las cabeceras de los distritos para que secundaran el proyecto.

Lawrence Douglas Taylor Hansen, Doctor en Historia de América Latina por el Colegio de México (COLMEX) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), señala en una investigación que publicó, que a finales de 1911, se descubrió una conspiración para asesinar a Francisco I. Madero. Uno de los acusados, un norteamericano de nombre William L. Dunne fue detenido por la policía mexicana en Monterrey.

Se afirma que el líder de la conspiración fue Rosendo Pineda, Jefe de la facción científica del Congreso de la Unión, apoyado por el “científico” Andrés Garza Galán de Ciudad Porfirio Díaz, quien había tenido disputas con la familia Madero en varias ocasiones. Se aseguraba que estos dos conspiradores contaban con el apoyo de una parte de los oficiales y unidades del ejército, así como de Ambrosio G. Figueroa, jefe de las fuerzas insurrectas del estado de Guerrero. El detenido fue declarado libre por un juzgado por la falta de pruebas, el 18 de junio de 1911. La obsesión de Garza Galán por quitar del camino a Madero cobró una mayor fuerza, cuando el 13 de septiembre de 1912, se repitió la intentona de iniciar otra revolución en contra de Madero. El complot fue descubierto por las autoridades del estado de Coahuila. El movimiento revolucionario debería estallar el 15 de septiembre de 1912, pero al ser descubierto, los insurrectos adelantaron su plan de acción y se dio a conocer que al frente de los rebeldes se encontraba Andrés Garza Galán. Los revolucionarios amagaron los pueblos de Múzquiz y el Mineral de “Las Esperanzas”. De Saltillo y Monterrey partieron inmediatamente fuerzas federales para batir a los rebeldes.

El 3 de junio de 1911, el señor Madero arribó a la ciudad de Piedras Negras, cruzando el puente internacional y fue recibido por Venustiano Carranza y las autoridades locales. Los políticos conspiradores estuvieron en ese evento histórico gritando vivas y esmerándose por ser vistos por el futuro presidente de la república. Aquí, en esta ciudad de filiación cien por ciento porfirista, y que le negó su apoyo, Madero inició su viaje triunfal a la ciudad de México.