Las religiones

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por Profesor Evaristo Velasco Álvarez.

Todas las religiones nos aseguran ser la auténtica, la verdadera, la infalible, la que nos asegura la salvación, la llegada al cielo, al paraíso eterno, a la diestra de Dios Padre ¿Cuáles son los objetivos que buscan generar las religiones en el pueblo? ¿Para qué nos sirven o en qué nos mal afectan las religiones? ¿Qué tan necesarias resultan las prácticas religiosas?

Debemos aclarar en principio que la idea o concepto de Dios que cada quien tenga, es algo que surge totalmente natural a la conciencia humana, cuando vemos el orden de las cosas, la magnificencia del universo, los astros en movimiento perfecto y armonioso, la vida en el planeta, el ritmo incansable e ininterrumpido de las estaciones que nos van marcando el inicio, desarrollo y fin de todas las cosas que vemos en nuestro diario caminar por el mundo. Nada de lo que existe tendría tanta perfección sin la mano maestra del Gran Arquitecto del Universo.

Como lo dice el bello poema “Desiderata”, que “ya sea que nos parezca bien o no, el universo marcha como debiera”; pero bajándonos nuevamente a las interrogantes del inicio; ¿Dónde o quién o cuándo determinó que tal o cual fuera la religión y que alguien a quien podemos llamar sacerdote, padre, predicador, pastor, guía, etc. fueran los “representantes” de Dios en la Tierra?

Según los psicólogos podemos decir que las religiones (todas), fundamentan su trabajo en la creación de Miedos, inseguridades y culpabilidad. Nos infunden temores y crean miedos en donde no existe nada; nos hacen creer que Dios nos va a castigar por tal o cual acción y entonces necesitaremos la intervención de algún santo o virgen o cristo, o se inventan algún personaje “X” que intervendrá por nosotros para que el castigo no nos llegue, o que sea lo menos agresivo posible.

Y si sentimos miedos, tendremos inseguridades, lo que sin duda nos llevará irremediablemente a sentirnos culpables de nuestros actos. Y eso no nos permitirá avanzar ni a desarrollar nuestras potencialidades completamente, porque creemos que no tenemos derecho, porque somos pecadores (culpables). Y es ahí donde se aparecen en nuestra realidad los salvadores, con su manto de luminosidad para otorgarnos el “perdón” mediante la confesión de los delitos cometidos.

Y creemos que es verdad que pasándonos horas enteras repitiendo estribillos que ellos crearon, borraremos el castigo y el sentimiento de culpabilidad que nos atormenta. Pero también vendrán los sacrificios, las “mandas”, los castigos que nosotros mismos nos aplicamos y las “limosnas”, que irán (cuando bien nos vaya), a aliviar el sufrimiento de algún desvalido; pero hay quien dice que irán a parar a los bolsillos de los “santos varones” que nos están “ayudando”.

Porque ni modo que Dios vaya a necesitar de casa, comida, vestido, etc. De las prácticas religiosas, una que nos puede ayudar mucho a reencontrar nuestro camino es la meditación. La cual consiste en interiorizarnos profundamente en nuestro yo interno y platicar con ese yo interno que todos tenemos que pudiéramos llamar conciencia y que nos entendamos a nosotros mismos, para generar el derrotero que habremos de seguir a fin de conseguir nuestras metas.

Y podemos decir que todas las religiones establecen el mismo límite de acción de los humanos: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, o el respeto absoluto a nuestros semejantes, o amémonos unos a otros, o entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Desde luego que cada quien tiene el derecho de creer o no creer, de escoger la religión que mejor le acomode o de quedarse sin religión alguna. Sin embargo, creo que nadie puede vivir sanamente sin tener la concepción de un Ser Supremo, Dios, o como le quiera llamar. Pero hagámoslo con la tranquilidad de haberlo hecho porque nosotros lo decidimos así, sin la presión de ninguna otra persona. Seamos libres de pensamiento y hagamos ¡Que viva México!

velasco_alvarez@yahoo.com