José C. Serrano Cuevas.
José Alvarado Santos fue un intelectual neoleonés que demostró que la literatura y el periodismo no son exclusivos de las élites. Nació en Lampazos, Nuevo León el 21 de septiembre de 1911 y murió en la Ciudad de México el 23 del mismo mes, pero de 1974. Siempre se mostró como un hombre nacionalista, de izquierda, que nunca tuvo miedo de escribir lo que pensaba.
José Alvarado en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado, fue considerado como uno de los periodistas más importantes del país quien además, se convirtió en rector de la ahora Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Los capitalistas de Monterrey, que no comulgaban con su manera de pensar, prácticamente lo echaron de la rectoría y tuvo que renunciar al cargo en el que apenas llevaba un año.
Con el pesar y el encabronamiento a cuestas emigró a la Ciudad de México. En un viaje de 24 horas desde Monterrey, en un vagón de segunda llegó a la capital del país el 7 de marzo de 1930: “El sol dorado de la tarde brillaba en las ramas del Paseo de la Reforma. “¿Eran más grandes sus árboles o más ingenuos mis ojos?”, escribió el periodista.
Entre sus libros publicados están Memorias de un espejo (1953), El personaje (1955), que contienen sus novelas cortas, además de cuentos. También tiene en su acervo relatos como El retrato muerto (1965), ensayos como “Tiempo guardado” y “Visiones mexicanas”, editados en 1976 y 1985, respectivamente.
Colaboró en publicaciones como Cuadernos Americanos, El Nacional, El Popular, Excélsior, Revista Mexicana de Literatura, Siempre y Taller. José Alvarado escribió mucho, pero muy breve, su prosa ágil mostraba todos los problemas del país.
Bajo la sombra de El Quijote, la revista Siempre nació en 1953, fundada por el periodista tabasqueño José Pagés LLergo. Siempre fue producto de un acto de censura del gobierno de Adolfo Ruiz Cortines como favor al ex presidente Miguel Alemán Valdés: una foto de Carlos Girón con su esposa Beatriz Alemán Velasco, hija del ex presidente, pero él mirando el tafanario de la actriz Simone Claris, publicada en la revista Mañana, dirigida por Pagés Llergo, provocó la salida del director y la fundación de Siempre.
En Siempre se cruzan dos coordenadas: la de la libertad de prensa absoluta y la de las firmas de los principales escritores y periodistas de esa época: periodistas como Antonio Vargas McDonald, líderes sociales como Alejandro López Arias, presos políticos como Víctor Rico Galán, polemistas como Roberto Blanco Moheno, críticos como Francisco Martínez de la Vega, historiadores como Gastón García Cantú, figuras como Vicente Lombardo Toledano, estilistas brillantes como José Alvarado Santos, disidentes como Heberto Castillo Martínez. El pensamiento crítico se forjó en Siempre.
Como un acto de justicia para el periodista nacido en Lampazos, en octubre próximo se emitirá la convocatoria para la primera versión del concurso nacional literario José Alvarado, auspiciado por la UANL. El propósito del certamen es que las nuevas generaciones de escritores mexicanos conozcan a ese autor indispensable que fue aquel periodista, narrador y ensayista neoleonés, fallecido hace 45 años, además de estimular entre aquéllas el compromiso con el lenguaje.
Celso José Garza Acuña, secretario de Extensión y Cultura de esa casa de estudios, anunció que el fallo del certamen será difundido en marzo de 2020, mismo mes en que se efectuará la ceremonia de premiación.
En las páginas de la historia permanece el testimonio de la gran amistad que don José Alvarado sostuvo con Octavio Paz, Carlos Fuentes y Renato Leduc. En nada desmerece su talento la afición por incursionar en cantinas y casas non sanctas de la Ciudad de México. Hombres de su talla podrían decir: ¡Nada de lo que existe en el mundo, me es ajeno! Salud, don José Alvarado Santos.